Es hermano tuyo, no lo olvides

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hqdefault En el evangelio de hoy: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Lc 15 Hoy hemos proclamado la parábola del hijo pródigo (o del padre misericordioso que es, en realidad, el protagonista)… aquel hijo que le pidió la herencia a su padre en vida y se perdió en una vida llena de excesos y vicios… hasta que acabó en el pozo de verse solo, arruinado, perdido. Y cuando regresa a casa, su Padre, que cada día había salido a la puerta con la esperanza de verlo regresar, no le pide explicaciones, no le regaña, no le castiga…. LE ABRAZA!!!! Así es Dios, familia, siempre pendiente de nuestro corazón que regrese a casa…. ¡Siempre estamos a tiempo de regresar!

Y aquel hermano mayor que llevando una vida de sumisión y obediencia a su padre sin embargo le faltaba lo más importante: el amor. Su corazón estaba resentido por el trato compasivo y misericordioso de su padre hacia el hijo que se había perdido… su corazón ha roto la fraternidad no dice este hermano mío sino «ese hijo tuyo»…. la envidia, el egoísmo, la vanidad, el pecado, en definitiva, nos separan y nos enfrentan. Pero aquel padre misericordioso no solo fue compasivo con el hijo perdido, también lo fue con el hijo insensible y envidioso, le recordó dos cosas muy importantes: 1) Tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo 2) Ese HERMANO TUYO. Le hizo recordar el lazo fraternal, es tu hermano! Y alégrate porque ha regresado que es lo importante! ¡Cuánta sabiduría en este texto, familia! ¡Cuántas lecciones para nuestra propia vida! Y nosotros, que podemos identificarnos con los tres personajes en distintos momentos de nuestra vida…. ¿Qué actitudes saco de todo esto para traducir en mi propia vida?

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