Y ahora nos dicen fascistas…

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El Papa Pío XI solucionó la Cuestión Romana, debida a la usurpación de los estados pontificios. La Italia de Mussolini reconoció el nuevo estado denominado “Estado Ciudad del Vaticano”, totalmente independiente. Los arreglos tomaron el nombre de Pactos de Letrán (Tratado, Concordato y Convenio de hacienda). Estos pactos fueron acogidos con aplauso general de parte de los católicos. No faltaron críticas y conflictos, pero las tensiones se solucionaron pacíficamente.
Además -conviene recordarlo en estos tiempos de laicidad aconfesional- en la mente de Pio XI, en tesis, el Estado debía ser confesional y católico, lo que significaba el ajuste de la legislación y acción de gobierno a la ley divina, y que la Religión Católica, y sólo ella, fuera la religión del Estado, con las consecuencias jurídicas de tal situación en el plano del derecho constitutcional. Asimismo, en el Estado católico italiano, la libertad de conciencia y de discusión deberían entenderse y practicarse según la doctrina y la ley católica, tal como lo expresa la carta al cardenal Pedro Gasparri. Y la verdad es que Mussolini, con sus más y sus menos, puso en práctica esa confesionalidad del Estado.
Ciertamente hubo conflictos, abusos, errores, etc., que motivaron la Encíclica Non abbiamo bisogno. Un documento cuya mención por parte de los católicos políticamente correctos es proporcional al desconocimiento de su contenido. Un texto ignorado, que condenó, ciertamente, algunos aspectos del fascismo, luego modificados, pero de ningún modo implicó una reprobación total. Transcribimos un párrafo clave para la hermenéutica,  el más silenciado:
31. Hemos procurado hablar con calma y serenidad y al mismo tiempo con claridad total. Sin embargo, no podemos menos de preocuparnos de las incomprensiones posibles. No Nos referimos, venerables hermanos, a vosotros, unidos siempre y ahora más que nunca a Nos por el pensamiento y el sentimiento, sino a quienquiera que sea. Por todo lo que acabamos de decir, Nos no entendemos condenar el partido y el régimen como talesHemos querido señalar y condenar todo lo que en el programa y acción del partido hemos visto y comprobado ser contrario a la doctrina y a la práctica católica, y, por lo tanto, inconciliable con el nombre y la profesión de católicos. Nos hemos cumplido un deber preciso del ministerio apostólico para con todos aquellos de Nuestros hijos que pertenecen al partido, a fin de que puedan ponerse en regla con su conciencia de católicos.
Nos han dicho muchas cosas y lo de fascistas es una novedad. En verdad, nuestra bitácora no se reconoce como fascista. Pero debemos decir que, con excepción de los elementos condenados por el Papa, el fascismo fue una opción política legítima para muchos católicos italianos. Esa es la verdad y es de justicia decirla por más que sea políticamente incorrecto y clericalmente irritante.
Vincere e vinceremo – Versión remix.
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