-«No hay que ser maniqueos». El maniqueísmo consiste en creer en la existencia de dos poderes absolutos, dos dioses, uno del bien y otro del mal; el maniqueísmo, por tanto, no cree en un Dios bueno, creador de todo, ni en su victoria final. Esta es una aberración que hay que condenar.Sin embargo, calificar como maniqueo a quien quiere distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y lo injusto, entre lo que es conforme a la voluntad de Dios y que, por tanto, hay que seguir, y lo que es contrario y que, por tanto, hay que rechazar, es un modo taimado de combatir el cristianismo al presentarle con una etiqueta falsa e infamante.