Texto clásico: «Los dos poderes» (Jean Ousset) V

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CIUDADANO VERGONZANTE QUE NO PUEDE TITULARSE CATÓLICO…
¿Es para compensarle, para consolarle, por lo que se le habla tanto de “promoción”?
Pero promoción ¿en qué orden?
Detalle característico: la promoción contemplada es de orden espiritual y destinada a hacerle participar en el sacerdocio.
Como si una situación más elevada en el santuario pudiera hacer olvidar que, en su terreno, es el peor dotado de los ciudadanos.
Ciudadano vergonzante que no se puede titular católico sin que se le reproche que “compromete”, que “responsabiliza” a una autoridad eclesiástica que, según frase célebre, no quiere en modo alguno “que le indisponga con la República”.
Lo que, paradójicamente, no deja a la iniciativa del seglar cristiano sino una única vía, cualificada de “no comprometedora” para los clérigos. Vía en la que el seglar se halla casi seguro de no tener ningún contratiempo por la parte eclesiástica. La vía de la corriente ideológica moderna, que no es cristiana. En condiciones tales que un seglar católico sufre menos inconvenientes citando a Marx o Lenin que al Syllabus.
Muy grande es el número de los clérigos que al parecer prefieren que no exista un laicado cristiano (dueño de su justo poder temporal) para no tener más problemas que el poder político-social (no cristiano, sino anticristiano) de un laicado heterogéneo prácticamente conducido por indiferentes, hasta por enemigos del catolicismo. Todos los esfuerzos de la Acción Católica, a pesar de su gran éxito tal vez en el plano apostólico, no han podido dar la vuelta ni parar la corriente de un naturalismo político y social hasta tal punto victorioso que algunos eclesiásticos (pese a las enseñanzas de los soberanos pontífices) deducen de ello argumentos para afirmar que ya no es cosa de combatir un estado de hecho tan triunfalmente implantado, que al alistarse en esta lucha el seglar cristiano comprometería a la jerarquía, etc.
En realidad no es posible comprometer a la jerarquía sino en la medida en que resulte manifiesto que ese seglar cristiano es testaferro suyo; que todo lo que él hace (reputado cristiano) en lo temporal es teledirigido por la autoridad espiritual.
Sí, por lo tanto, la teledirección no fuera tan notoria, no resultaría tan fácil pretender que la jerarquía quedaba “comprometida”.

«Las Páginas Musicales» de la Juventud Femenina de la Acción Católica. Nº 4 dedicado a Su Santidad Pío XI, «Himno al Papa» para coro de dos voces iguales con acompañamiento de pianoforte del canónigo Gioacchino Mangone


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