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Tebas, ¡te vas!

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Javier Tebas , en la vecina Infocatólica, desliza unos comentarios críticos en su crónica sobre las JMJ:

Me cuesta, me cuesta, me cuesta, pero tengo que entender esto de los carismas. La gente puede vivir su fe bailando sardanas, el twist o un reaggeton, está perfecto. Pero insisto, me revienta esa imagen que estamos dando al televidente medio, y sobre todo, a los demás jóvenes de mi generación que miran esto desde fuera. Venimos labrando un estereotipo de joven católico coreógrafo, cantor y ridículo. Y no ridículo por casto y meapilas, ridículo al estilo fan de Lady Gaga a la puerta de un concierto.

Mis amigos, por ejemplo, que os aseguro que son gente sana y normal, ven al personal haciendo el gil por la tele, y deben pensar que soy un poco palurdo al venir aquí. Y no son del 15M ni anticlericales, son gente normal, con sus dudas de fe, con sus más y sus menos, y su menos práctica. No me lo dicen porque me quieren, pero no se les antoja bailar la macarena ni versionar los hits del verano con el nombre de un teólogo de 84 años. Normal.

¿Pero porqué gana de calle el carisma bailongo entre los millones de jóvenes católicos?. Los movimientos recientes de la Iglesia son los principales focos de movilización de juventud. Ya saben, Opus, Legionarios, Kikos y alguno más. Si algo tienen en común estos movimientos, es que se procura que sus jóvenes crezcan en círculos de amigos cerrados a su carisma y sus actividades, donde por cierto bailan mucho. Y hay que reconocer que tienen un gran éxito, y proliferan estupendas vocaciones y familias cristianas. Pero guste o no, hay un cierto alejamiento de la sociedad que acaba haciéndoles parecer extraños. Raritos. No normales.

Ni lerdo ni perezoso, Luis Fernando ya le ha sacado tarjeta amarilla:

Nos tememos que si Tebas no hace pronto un auto de fe en la JMJ terminará en la calle.

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