| 17 mayo, 2012
Se cuenta que uno de los tripulantes del Titanic se jactó de la perfección de la nave con la exclamación «¡ni Dios podría hundir este barco!» Bastó un bloque de hielo…
Nieves García abandonó el Regnum Christi tras 28 años como consagrada. Formalizó su renuncia denunciando que los actuales superiores de los Legionarios de Cristo no buscan la verdad y mienten. Mientras el delegado De Paolis intenta reparar una institución con fallas estructurales, muchos temen que no sea posible una sanación. La tarea del cardenal podría no ser más que un retoque cosmético, que sólo sirviera para aplazar una medida drástica pero ineludible: la disolución y la eventual creación de instituciones nuevas, que sirvan para acoger a los elementos sanos. Cualquiera sea el resultado final de la gestión de De Paolis, el que fuera buque insignia de la era juanpablista, el movimiento «modelo» de la nuevangelización magna, muestra averías que parecen difíciles de reparar. Transcribimos a continuación algunos fragmentos de la bitácora de Nieves García, que constituyen un testimonio significativo de la crisis que atraviesan las estructuras iniciadas por Marcial Maciel.
Las que se van. En los últimos 3 años han dejado el Regnum Christi 340 consagradas. Tengo los nombres de ellas, pues cada una es una persona. Mucha gente se pregunta ¿por qué? Es simplista decir que fue por el escándalo de Maciel. Quizás fue el detonante pero hay más causas. Algunas descubrieron que no tenían vocación porque no se hace un verdadero discernimiento para entrar, y cuando lo hicieron con alguien externo, vieron que habían confundido generosidad con vocación. Otras comenzaron a enfermar física y psíquicamente porque el estilo de verdad es contrario al equilibrio y daña a la persona. Las mujeres no pueden ni deben vivir como los hombres, porque acaban enfermando.
Otras empezaron a pedir la verdad completa y recibieron verdades a medias o mentiras. Cuando lo descubrieron se acordaron de que la verdad nos hace libres, y eligieron la verdad. Muchas han esperado y esperan la ayuda de la Iglesia para una verdadera renovación en su forma de vivir la consagración. Estudiaron el magisterio de la Iglesia, aportaron, pero nada sucedía, y decidieron ser fieles a lo que la Iglesia pide como vida consagrada. Gracias por su valentía. Las primeras no se fueron porque ellas quisieran, sino que les dijeron que «estaban dispensadas de sus promesas». Pero ¿si yo no he pedido la dispensa? No importa, el P. Álvaro ya lo ha firmado. Y solo pudieron recoger su maleta y salir al mundo después de 30 años de consagración pero de la mano de la confianza en la fidelidad de Dios.
Las que se quedan. Para el Corazón de Cristo no existen personas dentro de… o personas fuera de…: existen personas, existen corazones a los que amar y salvar. Durante 27 años he vivido mi consagración dentro del Regnum Christi. Ahora la vivo sola en la Iglesia; el mismo fondo, pero con otra forma. Así Jesús lo ha querido.
Quiero a todas las que siguen «dentro de…», y trato de comprender. Cuando alguien me pregunta ¿Por qué siguen dentro? No se bien qué responder, pues cada una tiene unos motivos… Hay quienes siguen dentro, con claridad acerca de lo que sucede porque tienen la esperanza de que se de una renovación. Otras no conocen toda la realidad, y no alcanzan a ver la verdad más completa. Confían en que todo este huracán pasará, aunque a veces se preguntan cuando. Hay quienes dudan o tienen miedo, pero no saben qué hacer, ni a quien acudir. Sufren en silencio y oran pidiendo luz. Algunas se quedan por amor a sus compañeras, para ayudarlas, sostenerlas, cuidarlas, luchando a su lado para que no pierdan la salud, la fe o la vocación. Lo que me consta es que todas las que están dentro tienen sus ojos puestos en los hombres de la Iglesia, rezan por ellos para que las iluminen y las guíen.
Prohibido frecuentar. Acabo de leer una carta del P. Montan dirigida a los miembros consagrados del Regnum Christi. Me llamó la atención el punto séptimo, donde afirma que el RC tiene carisma, identidad y espiritualidad y por ello invita a que los miembros del RC no tengan contacto con Totus Tuus. ¿Cómo se puede vivir la caridad, que es el mandato de Cristo por encima de todo mandato humano, si se prohíbe frecuentar a la persona? En fin, que la obediencia funge sin razón, y se sigue buscando un sometimiento de juicio que Dios nunca ha querido. Lo hermoso de la Iglesia es que somos una gran familia donde florecen muchos tipos de semillas. La unidad fue y es la gran preocupación de Benedicto XVI. Ojalá nuestro horizonte sea más amplio que el de los muros de mi propio recinto de seguridad.