“La música de la capilla es de una belleza que no se puede pensar. Particularmente el Miserere de Allegri y los llamados Improperios, que son los reproches hechos por el Dios crucificado á su pueblo, se cantan el Viernes Santo á la mañana. El momento en que el Papa, desprovisto do toda su pompa, baja del trono y va a adorar
la Cruz , quedando todos los demás, cada uno en su sitio, silenciosos, y el coro empieza: Popule meus, quid feci tibi es una de las ceremonias más hermosas de estas funciones notables (…) Hay que concederles que las tradiciones cristianas las ponen en obra a la perfección. En los oficios del Papa, sobre todo enla Capilla Sixtina , cuanto do ordinario es desagradable en el culto católico, hácese con gusto admirable y perfecta dignidad. Mas eso sólo acontece en el lugar en que, desde hace muchos siglos, todas las artes están al servicio de la religión.” (VIAJE A ITALIA. Tomo II, Madrid: 1891. Ps. 354-355).
Ecos tridentinos: Goethe
| 14 mayo, 2012
JohannWolfgang Goethe (1749-1832) fue deísta, anticlerical y singularmente anticatólico. A pesar de lo cual nos ha dejado un testimonio sobre la belleza de los ritos de la Semana Santa en la basílica de San Pedro en Roma: