| 27 diciembre, 2012
Nuestros lectores conocen de sobra las diferencias de opinión que nos separan de Luis Fernando Pérez de Bustamante. También saben de los encontronazos y conflictos que con él hemos tenido.
Pero nada de lo anterior impide que repudiemos vivamente las expresiones de César Vidal y Federico Jiménez Losantos sobre la vida privada de Luis Fernando y su esposa. No existe el más mínimo interés público en divulgar cuestiones referidas a su intimidad. Como dos mierdas se han comportado estos neocones acatólicos. Y no tenemos reparo en decirlo abiertamente, porque es de justicia hacerlo.
Aquí hemos criticado muchas veces a Luis Fernando y seguiremos haciéndolo, en la medida en que lo consideremos necesario. Pero no es posible transgredir ciertos límites sin entrar en el más sucio maquiavelismo.