4. Es contrario a
La tesis central supone mucho de lo que debe probar. Lo primero que hay que deshacer es el equívoco iraburrita de divinización de los concilios ecuménicos. Es doctrina católica pacífica y universal que un Concilio, sin el Romano Pontífice, es inferior a este; y que el Concilio con el Papa, no es superior a este, ya que la misma jurisdicción tiene el Papa sólo y el Concilio con el Papa. El Concilio nunca es superior al Papa. Si en determinados casos es lícito resistir públicamente al Papa; luego –a fortiori– será lícito resistir las enseñanzas de un Concilo.
(a) La resistencia es conforme a
(b) La resistencia pública a los actos no infalibles puede ser lícita. En determinadas condiciones extremas, la resistencia a la autoridad puede ser pública. Desde la resistencia de Pablo a Pedro (Gal II:14) santos doctores como Tomás de Aquino y Roberto Bellarmino, teólogos como Suárez, Cornelio a Lapide y Francisco de Vitoria, admiten no ya la suspensión del juicio, ni una resistencia meramente privada, sino una resistencia pública. Los textos se encuentran en el enlace que damos en (a).
(c) La resistencia pública de
La resistencia pública de los “lefebvrianos” se puede resumir en cuatro proposiciones:
1. Es posible que existan algunos errores en la enseñanza falible de un concilio o de un papa.
2. Que esos errores en la enseñanza amenacen gravemente el bien común de
3. Que algunos obispos, sacerdotes, y fieles, tengan conciencia cierta de esos errores.
4. Que, consecuentemente, se opongan lícitamente a esos errores, con el debido respeto pero con firmeza; y que denuncien los errores, recurriendo a un magisterio anterior, claro y constante.
Nosotros no tenemos la misma certeza de conciencia que los miembros de