«Pide Gemelo la boda a Maronila:
La desea, insiste, ruega y hace regalos.
¿Hasta tal punto es bella? Al contrario: nada hay más feo.
Entonces, ¿qué busca en ella y le complace?
Tose».
Marco Valerio Marcial fue un escritor latino nacido en Bilbilis, cerca de Calatayud (España) en el año 40 d. C (cuando Saulo ya era Pablo) y falleció en el año 104 d. C (cuando el Evangelio ya había sido escrito).
El género literario en el que destacó fue el “Epigrama”, que tiene su origen en breves inscripciones funerarias, dedicatorias de regalos o grabaciones sobre monumentos. Este género explotado por Marcial nos ha llegado en forma de sátira. Se trata de una composición corta, festiva y agridulce, apropiada para el ataque personal o la crítica social. También se caracteriza por el realismo craso con el que presenta el hecho en cuestión.
El epigrama que hoy traemos versa acerca de un joven apuesto llamado Gemelo, quien pide matrimonio a una vieja decrépita llamada Maronila. Gemelo resulta no estar enamorado de la anciana Maronila, sino que desea que su futura esposa muera para cobrar y quedarse con su hacienda. Esto se desprende del lacónico “tose (lat.= tusit)” del final.
Para Marcial, la tos es indicio de muerte.
Sin embargo, lo propio del bebé no es toser sino llorar. Llorar de hambre, llorar de sueño, llorar por “caca”, llorar por reflujos de leche, etc. Los lloros de los bebés suelen responder, en general, o a un malestar físico que no pueden expresar verbalmente o bien a una llamada de atención por algo que quieren o les incomoda.
A Gemelo, seguramente, no le interesaban los lloros de su futuro hijo – quizás porque de Maronila ya no podría esperarlos -, sino las toses de su “amada” que pronto sería enterrada pudiendo él apoderarse de su hacienda.
Así, si la tos es indicio de muerte y el “lloro” indicio de vida. ¿En nuestras iglesias hay más toses de Maronila o más lloros de bebés? Ahí está el índice de vida de una parroquia.
¿Toses o lloros se oyen
en casas de alta espadaña?
y abundan las pastorales
pañuelos y no pañales
en las diócesis de España.
Francisco Torres Ruiz