Permítanme escribir este breve artículo en el día de hoy, 20 de marzo. El pasado 25 de septiembre escribía yo uno titulado «Siento una gran pena» donde expresaba mi opinión acerca de la – a mí modo de ver- equivocada decisión de Mons. Isidro Puente.
Pues bien, esta mañana escuchando su homilía sobre San José le escuché decir que ya estaba en paz con su arzobispo tras haber hablado éste con el emérito y haber aclarado la situación del seminario menor que está fundando monseñor.
Creo que no habrá obispo mexicano más conocido que Mons. Francisco Moreno Barrón, debido a la insistente súplica de Puente Ochoa para rezar y ofrecer misas por su salud.
Los que hemos seguido siempre las homilías de Monseñor y no hemos apartado nuestro cariño y respeto hacia él en estos meses, sabemos que no es un botarate sedevacantista. Comprendemos que la situación de peligro de desaparición de la obra que Dios le inspiró pudo haberle llevado a posturas encontradas y desesperadas, pero un hombre de su talla humana e intelectual no podría permitirse actuar pertinazmente a la ligera.
Monseñor Puente nos ha demostrado a TODOS que el seminario menor es posible, que Dios sigue llamando a niños a su servicio santo, que los casos de abuso infantil ni son la norma en la Iglesia ni pueden marcar la pastoral vocacional de la Iglesia. Nos ha demostrado que la preocupación por la situación catastrófica de la Esposa de Cristo no puede quedarse en una mera crítica estéril, sino que debe llevarnos a rezar más por ella y a poner los medios necesarios para paliarla. Monseñor Puente nos ha demostrado que los niños pueden seguir formándose como lo hicieron los clérigos anteriores a los tiempos actuales: que el latín, el griego, el hebreo, el arameo en todas sus ramas, el caldeo en todos sus dialectos, el siríaco, el árabe, etc…siguen teniendo algo que decir para combatir las herejías del modernismo de hoy.
Sólo puedo manifestar mi alegría por las declaraciones de Monseñor al saber que no me ha defraudado en ningún momento.
Gracias, padre Puente Ochoa, y ojalá Dios le conceda ver la ordenación de sus niños por la imposición de manos de Francisco Moreno Barrón.
Impresionante la obra de Monseñor Isidro Puente. Tuve la oportunidad de conocer su egregia y noble figura a través del tremendo programa que todos los jueves, “de la misa a la mesa», nos congregaba a católicos de todo el mundo: la Sacristía de la Vendée. Me alegro mucho que todo se haya arreglado para mayor gloria de Dios y bien de las almas. ¡Qué Viva Monseñor Isidro Puente! ¡Qué Viva Mons. Francisco Moreno Barrón! ¡Qué Viva los Curas Vendeanos! Pero sobre todo y ante todo, ¡Qué VIVA CRISTO REY!