El momento pastoral actual

Por P. Francisco Torres Ruiz
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Hace poco en la red social X (antes Twitter) se desencadenó una interesante discusión acerca de la posibilidad actual de que los sacerdotes dediquen mas horas al confesionario.

El mensaje afirmaba lo siguiente: “Por favor, sacerdotes: dedicad tiempo a confesar todos los días, aunque no vaya nadie. No es tiempo perdido! Fuera de la Misa, no tenéis labor más importante. La queja constante de los fieles son los confesionarios vacíos. Las almas están en juego! Gracias, queridos sacerdotes”. Expresar una opinión sobre una cuestión eclesial o manifestar una impresión sobre algún tema esta recogido por el Código de Derecho Canónico (en adelante CIC) del modo siguiente: “Tienen el derecho, y a veces incluso el deber, en razón de su propio conocimiento, competencia y prestigio, de manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia y de manifestar a los demás fieles, salvando siempre la integridad de la fe y de las costumbres, la reverencia hacia los Pastores y habida cuenta de la utilidad común y de la dignidad de las personas” (CIC 213§3). En principio no hay nada que objetar a estas palabras dichas desde el respeto y el cariño a los sacerdotes. Sin embargo, de entre las muchas respuestas que obtuvo dicho twitt quiero hacerme eco de un hilo que redacto un sacerdote y que iré comentando con caracteres distintos en las letras.

Vaya por delante mi cariño y respeto a los autores de ambos mensajes. Incluso quiero aprovechar para agradecerles dichas palabras que me han hecho reflexionar estos días.

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Dice el sacerdote en cuestión algo que comparto cien por cien: “estos comentarios reflejan una necesidad legítima: los fieles necesitan confesarse y para ello el sacerdote tiene q estar disponible. Es bueno q los fieles nos demanden este sacramento y es obligación moral ntra proporcionárselo”. Así es, los laicos deben revindicar este bien espiritual en razón de su condición bautismal y en virtud del derecho que les confiere la ley de la Iglesia: “Los fieles tienen derecho a recibir de los Pastores sagrados la ayuda de los bienes espirituales de la Iglesia principalmente la palabra de Dios y los sacramentos” (CIC 213).

Pero a continuación el sacerdote en cuestión comienza una reflexión interesante: “Unido a esto, creo q hay q valorar otras cosas. Pienso q los laicos, sacerdotes y toda la Iglesia, tenemos q comprender los tiempos en los q estamos y qué nos demanda esta época. La época de cristiandad se acabó. Estamos en una época pagana con rescoldos de cristianismo. España, actualmente, no es cristiana, es postcristiana. Fruto de eso, suceden varias cosas. Yo voy a comentar las q me parecen + evidentes e importantes”. Hemos de ser realistas: el panorama en que nos encontramos actualmente no es el mejor ni el más proclive a una atención esmerada de la pastoral de confesionario, ni tan siquiera de otras cosas que antes eran posibles de realizar. El problema vocacional que actualmente azota a algunas diocesis de España es demoledor, tal como sigue afirmando el autor del twitt: “1. No hay sacerdotes para atender la demanda. Y va a ir a peor. La posibilidad de poder hablar con un sacerdote se va a reducir cada vez más. Lo siento, pero si se reducen las vocaciones sacerdotales no es posible atender las cosas de la misma manera…”. Efectivamente, en general, cuando tenemos reuniones de curas y sale el tema del problema vocacional, en seguida sale la solución fácil pero utópica “hay que preparar laicos” y – que me perdonen los laicos – yo me pregunto ¿para qué? Si un laico por muy versado en teología o catecismo o Biblia que esté no puede satisfacer las demandas espirituales del pueblo de Dios que exigen el ministerio ordenado. Y por ahí se nos van las fuerzas, los papeles, los congresos nacionales,… en lugar de proponernos una pastoral vocacional-sacerdotal seria y realista que ayude a revertir la situación a largo plazo. Otra cuestión que aparece de fondo – y en la que no entraré en este artículo – es el desconocimiento de la teología del laicado.

Sigue el citado sacerdote: “2. En una época postcristiana, si os fijáis, las circunstancias y necesidades cambian. Antes, como la sociedad en general era cristiana y había muchos sacerdotes, la necesidad consistía en impartir sacramentos y preparar para esos sacramentos. Ahora no. Esa necesidad está ahí, pero no como antes. La situación demanda otro foco q antes no era necesario: evangelizar. Antes la gente venía a pedir sacramentos evangelizada. Ahora no. Ahora los piden como rescoldo de una cultura q fue cristiana o, simplemente, no los piden. Unos y otros necesitan ser evangelizados de cero”.  Entiendo el fondo de la argumentación pero no la comparto del todo: cierto que  no se parangonable una época con la otra, pero afirmar que antes se estaba evangelizado y ahora no, no lo tengo muy seguro. Quizás nunca estuvo la sociedad española evangelizada del todo o la evangelización fue perdiendo fuerza y degeneró en una costumbrización*[1] de lo religioso. Porque ¿cómo es posible que una sociedad evangelizada y confesionalmente católica aceptara sin más una Constitución atea en 1978 o la aprobación del aborto en 1985 o del divorcio en 1981?

Por otra parte, es cierto lo que afirma el sacerdote de que la sociedad actual necesita una profunda evangelización, aunque suponga romper con la inercia de siglos. No todo vale. No podemos seguir en la Iglesia de los números y las estadísticas. Que solo arrojan frías cifras, pero descorazonadoras realidades.

Sigue el autor del mensaje: “3. En la época cristiana, como todo el mundo era cristiano y había muchos sacerdotes y religiosos/as, todo lo q tenía q ver con la Iglesia quedaba en manos de ellos y de alguna q otra persona laica, fuera sacristán, catequista, la q dirigía el rosario o el monaguillo, a menudo vistos como curas o monjas frustrados. Con la disminución de sacerdotes, esto va cambiando, pero se vive todavía con la misma mentalidad”. Así es, no podemos despreciar la religiosidad popular en la que pervive la vieja cristiandad. Personalmente, soy partidario de que no se pierda nada, pero, sin duda, actualmente deberán adquirir una nueva fisonomía y una adaptación a las condiciones que imperan. El cura ya no puede estar en todas las cosas ni dirigir todas aquellas cosas. No son pocos los pueblos que tienen que organizar sus procesiones o novenas sin la presencia del sacerdote.

Sigue el sacerdote: “Urge q los laicos den un paso al frente para participar de la misión de Cristo, q también les compete como algo propio por el mero hecho de estar bautizados y confirmados. Pero para q eso se realice necesitan ser guiados y capacitados por los sacerdotes, q somos los pastores/líderes de la comunidad. Hay laicos con ganas de implicarse q no saben cómo ni dónde y necesitan ser guiados en ello”. Y efectivamente, también esto se recoge el Código: “Puesto que, en virtud del bautismo y de la confirmación, los laicos, como todos los demás fieles, están destinados por Dios al apostolado, tienen la obligación general, y gozan del derecho tanto personal como asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por todos los hombres en todo el mundo; obligación que les apremia todavía más en aquellas circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a Jesucristo” (CIC 225§1)

Termino este artículo haciendo mías estas palabras de la primera conclusión del sacerdote citado: “4. Con todo esto, concluyo, comprendo la necesidad y la demanda de q los sacerdotes dediquemos tiempo en el confesionario, pero creo q hay q verlo desde la amplitud de la situación actual de la Iglesia y no solo desde la necesidad concreta de recibir el sacramento de la confesión. En una sociedad pagana, antes de la confesión, la gente tiene q conocer a Cristo, creer en él y ser tocados por su gracia para después acudir a los sacramentos NO tenemos estructuras ni personal para poder realizar esto y no lo vamos a tener hasta q no cambiemos la mentalidad y pasemos de una Iglesia de «mantenimiento de lo que hay» a una Iglesia misionera por los cuatro costados siguiendo Mt 28,19-20”.

Para pensar todo esto, aunque no apto para todos los públicos. Tal es así que os dejo dos frases bíblicas: “qui habet aures audiendi audiat” y “et hic est sensus qui habet sapientiam”


*1 Sí. Me he inventado la palabra. Lo correcto sería acostumbramiento, pero no recoge el sentido que quería darle al argumento según el cual la fe no se hace costumbre sino que se mimetiza con el paisaje sin posibilidad de salirse de él.

Comentarios
1 comentarios en “El momento pastoral actual
  1. Sería interesante que, aquellos que nos quejamos de la falta de sacerdotes, volvamos la vista a nuestras familias y revisemos cuántas vocaciones sacerdotales y religiosas hemos dado a la Iglesia.
    Si de nuestras familias no están surgiendo vocaciones, ¿Qué estamos haciendo? ¿Dónde están los frutos? Como higueras estériles solo ocupamos la tierra inutilmente.
    Y el Señor no mira con buenos ojos a las higueras estériles.

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