| 13 febrero, 2017
Volviendo al vídeo de ayer, vídeo fascinante, en una sociedad totalmente cristiana, en una sociedad donde, desde el último mendigo hasta el rey, desde la más anciana prostituta hasta el más joven marinero, todos son fieles hijos de la Iglesia, los clérigos eran juzgados sólo por los clérigos.
Porque se consideraba que la persona sagrada sólo podía ser juzgada por aquél que tenía autoridad espiritual sobre él. Impresionante el respeto medieval a lo sagrado. Las personas sagradas sólo podían ser juzgadas por personas sagradas. Lo material no podía levantar su mano contra lo espiritual. La autoridad civil no podía hacer nada contra la autoridad espiritual.
Qué grande es la potestad sobre los misterios sagrados, qué grande la autoridad sobre las cosas relativas al Reino de los Cielos. En un mundo así, los obispos deberían ser colosos en el espíritu. Hombres de otro reino (el de los cielos) en este reino (el de los hombres).
Desgraciadamente, entonces y ahora, no se escogió a colosos en el espíritu. Y ese inmenso capital de fe se fue dilapidando, se fue deteriorando. Y, al final, esos representantes de Dios no sólo no fueron respetados, sino perseguidos. No sólo no se les vio con los ojos de la fe, sino con los ojos del odio. Cuánta acumulación de culpa y negligencia por nuestra parte, la del clero. La historia actual es el resultado de muchos errores.
Somos culpables, en cierto modo, de las grandes guerras, de todas las guerras. Si nosotros hubiéramos hecho bien nuestra función, Europa se hubiera convertido a Jesucristo y nunca hubieran tenido lugar esas carnicerías. Si nosotros hubiéramos hecho bien nuestra función (me incluyo totalmente, de corazón), hubiéramos desviado la Historia, los caminos de los reinos humanos hubieran sido otros. Miserere mei, Domine.
Si hay responsabilidad, y a mi juicio enorme en los jerarcas católicos, que optaron por el mas absoluto mutismo ante la difusión de las ideas del anticristo a partir del nefastísimo Concilio Vaticano II. No conozco colegio católico alguno ( ni universidad) que enseñe a los alumnos los nombres de los infinitos sacerdotes científicos para mostrar que la iglesia no es enemiga de la ciencia. y raro el que permite charlas contra el aborto o el divorcio. Ninguno muestra las raíces y fundamentos cristianos de Europa y su civilización y menos que los crímenes espantosos del siglo XX los cometieron masones y ateos de un pelaje u otro. Nada a favor de las familias numerosas y sí un silencio consentidor de que la religión es ignorancia, atraso y fomentadora de guerras.
En fin, Padre Fortea, que el maligno ha sabido halagar muy bien los bajos instintos de muchos hasta llevarlos a la apostasía, y que en su tarea ha sido muy eficazmente ayudado por la desaparición de los pastores del rebaño.