| 24 noviembre, 2016
Una pregunta que insistentemente me hacen distintos lectores de mis posts es si la ruptura con el dogma se podría hacer desde el mismo papado. La respuesta es no.
Una pregunta que insistentemente me hacen distintos lectores de mis posts es si la ruptura con el dogma se podría hacer desde el mismo papado. La respuesta es no.
Un Papa puede ser pecador, puede tener mala formación teológica, puede ser un miserable, puede callar ante eclesiásticos que esparcen mala doctrina, puede escribir una encíclica ambigua, puede decir una cosa y tener otra intención, puede formular frases de doble sentido, puede promover a indeseables a los más altos cargos, puede poner como ejemplo a hombres que no son ejemplares. La lista podría continuar. Un Papa podría querer acabar con puntos de la Tradición que son irreformables, podría querer acabar con lo más bello de la liturgia, podría querer malvender los más bellos cálices y templos de la Iglesia. La lista podría extenderse a más aspectos.
Ahora bien, Dios siempre intervendrá para que ningún Papa proclame como verdad de fe lo que es un error. Por eso ningún Papa nunca podrá ser un hereje. Podrá equivocarse en sus pensamientos, en sus conversaciones privadas, en lo que afirma en un libro que no pretende ser magisterio (aunque lo escriba siendo obispo de Roma), en un borrador de una encíclica, en un sermón que no pretende ser magisterio para toda la Iglesia.
No sólo eso, sino que a otro nivel más profundo, podrá, incluso, equivocarse en sus enseñanzas no definitivas, sea el medio que sea el que use para expresar sus opiniones. Podrá equivocarse en todo aquello que sea enseñanza que no se propone como magisterio para toda la Iglesia.
Técnicamente hablando podría cometer errores en cualquier ámbito que no comprometa su magisterio como Vicario de Cristo. Aunque, como es lógico, esto no sucederá porque cualquier Papa se cuidará muy mucho de hablar como maestro de la fe si no está seguro de lo que va a decir. Insisto, esto no sucederá en la práctica, pero en teoría podría suceder. Hay dos casos en la Historia que se estudiaron mucho cuando se sometió a estudio la posibilidad de declarar el dogma de la infalibilidad papal. No voy a entrar en esos dos episodios, porque esto ya no sería un post, sino un artículo.
Pero baste decir que el Papa no puede ser hereje, que el Papa no puede declarar solemnemente como verdadero lo que es falso. Su magisterio ordinario debe ser acogido con respeto y con la conciencia de estar escuchando a aquél que tiene el encargo de ser maestro de la Iglesia, incluso cuando no habla de forma infalible.
¿Se pudo equivocar en Amoris Laetitia? Vamos a ver, estaríamos, en todo caso, hablando de interpretaciones. ¿En qué sentido tal o cual frase es acorde a la tradición católica y en qué sentido no lo es? Dado que es el Papa, debemos leer su exhortación en un sentido católico.
Espero que estas palabras calmen las inquietudes que algunos hijos fieles a la Iglesia albergan. Tienen todo el derecho a que les guste o no este Papa. Pero, hoy por hoy, no ha dicho nada incompatible con la fe católica, aunque varias de sus frases tengan diversas interpretaciones.
Hoy por hoy no lo ha dicho y espero, que tras leer este post, todos se queden con la seguridad de que no va a decir nada heterodoxo, porque no puede decirlo. Su magisterio para toda la Iglesia siempre será expresión de la verdad. Recordemos que Dios cuida a su Pueblo, que Dios está presente en medio de su Pueblo, y no está presente como un mero espectador.
En todo esto, al final, hay toda una estructura lógica de la conservación de la Verdad que Dios ha tenido en cuenta a la hora de organizar la comunidad de creyentes que iba a custodiar su mensaje, el Mensaje de Dios. Si tuviéramos que confiar en la bondad de las personas para quedarnos tranquilos, en dos mil años estaríamos listos.
Conclusión: paz y unión con el Vicario de Cristo.
Estimado Padre lo felicito, con su creatividad pastoral sencilla y clara nos ha puesto a estudiar y veo con gran alegría el resultado, hay más opiniones en este tema de la herejía que en otros. Ha dado en el blanco, en el centro del blanco.
Código de Derecho Canónico, Cánones: 751. Se llama herejía la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma; 1041. no puede recibir el sacramento del orden un declarado hereje y 1364 § 1. El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae, quedando firme lo prescrito en el ⇒ c. 194 § 1, 2; el clérigo puede ser castigado además con las penas enumeradas en el ⇒ c. 1336 § 1, 1 , 2 y 3. § 2. Si lo requiere la contumacia prolongada o la gravedad del escándalo, se pueden añadir otras penas, sin exceptuar la expulsión del estado clerical.
Me parece muy humildemente efectuar un pequeño retoque, Ud. como tiene el Sacramento del Orden y es un hombre de fe, pasa por alto -da por sobrentendido- que el Papa no puede ser hereje cuando habla en la forma de Concilio EV I, es decir sobre un DOGMA.
Pero hay un paso previo, la persona humana física -cualquiera incluso el Papa- puede ser personalmente hereje, como puede ser pecador (la herejía es un pecado). Lo que creo firmemente es que aún así cuando hereje y pecador hay tres Personas (Padre, Hijo y Espíritu Santo) que no le van a abandonar en materia de DOGMA.
San Pablo nos dice «que si no resucitó…..vana es nuestra fe». Acá es lo mismo el mismo Dios no nos va a abandonar en materia de fe.
Debe haber también una actitud positiva entre los bautizados, recemos unidos, recordemos nuestra fe, estudiemos nuestra fe, si todos juntos pedimos al Padre que se mantenga la unidad y que no nos permita caer en confusión el resultado está garantizado.
Muy afectuosamente, pido sus bendiciones, Gerardo
El mejor blog de su vida, Padre.
CONCLUSIÓN: Un Papa sólo es infalible cuando habla ex cáthedra en materia de Fe y Costumbres. Francisco nunca lo ha hecho y habla demasiado y se mete en muchos charcos que acaban salpicándole a él y a la Iglesia, lo queramos o no. Y los documentos que publica son deliberadamente ambigüos. En la AL las relaciones extra y prematrimoniales ya no son claramente pecado; el matrimonio se presenta como un ideal casi inalcanzable al que aspiran las demás uniones; ya no se habla de adulterio, sino de familias heridas, como si hubieran llovido del cielo unas flechas que han herido a unas familias y a otras no, sin implicación alguna de la libertad humana. A pesar de que ninguno de los dos Sínodos propuso la comunión a los divorciados vueltos a casar, Bergoglio lo aprobó, en contra de la Familiaris Consortio, que exige la abstinencia. También la Veritatis Splendor, que rechazaba la ética de situación ha resultado hecha trizas. el Magisterio perenne de la Iglesia ha recibido patadas bergoglianas a discreción. Se ha introducido el divorcio católico por la puerta de atrás, por la vía farisaica de la comunión en pecado y por el nulivorcio exprés. Yo creo que no hace falta clarificación alguna, y en eso Bergoglio tiene razón, pues la ruptura con todo el Magisterio anterior es patente. ¿ Cómo salimos de esta situación ? ¿ No aporta el Derecho de la Iglesia ninguna salida ? ¿ Hay que seguir tolerando a un Papa que se coloca por encima de la Sagrada Escritura y la Tradición ? ¿ No habrá fundado la nueva iglesia bergogliana y preferimos no enterarnos por lo incómodo de la situación y el colosal daño a las almas ?
Sería conveniente que todos nosotros, que ahora traemos a cuento a viejos Papas y viejas herejias, nos informemos lo mejor posible, en bien de la Verdad y de la Iglesia.
Hasta lo heréticos que pudieran haber sido Liberio, Honorio y Anastasio es discutido e incluso se discutió en su momento. Hasta se discute si el Concilio que condenó a Honorio lo hizo por hereje o por no haber perseguido la herejía.
De todas maneras, todas esas discusiones fueron seriamente analizadas en el CVI que estableció como Dogma de Fe que el Papa no puede errar cuando habla ex cátedra, etc., etc.
El problema de resucitar todo esto es que justamente son argumentos muy usados por los sedevacantistas, para los cuales ni siquiera san Juan Pablo II o Benedicto XVI fueron Papas. No digo que no se mente, sino que seamos prudentes en no ocasionar daño para prevenir el daño.
He visto hasta sacar a colación a Formoso, que no fue sometido al vergonzoso juicio cadavérico por cuestiones doctrinales, sino por una cuestion disciplinar -formalmente- y en realidad por cuestiones políticas. Y Formoso si fue rehabilitado por sus sucesores.
No uno, sino tres son los papas que, en la eclesiología que arranca de Trento, se consideran herejes: Liberio, Anastasio, y Honorio, el más claro. Y que en esa teología no hay duda de que un papa puede ser herético. Ya que se ha citado a Cano, citaré a su discípulo fray Luis de León, sin duda mejor escriturista y, en mi parcial opinión, mejor teólogo también (y estamos hablando de frailes que conocieron lo que fueron los papas del Renacimiento, sobre los que no me atrevo a aventurar qué diría el puritanismo ambiente…): “Que un papa puede ser herético es algo tan cierto que negarlo es cosa temeraria y cercana al error” (L. Legionensis Opera, Vol. V, Salamanca, 1893, “De fide” –a.P.p. 1569-70-, p. 370). La tesis iba explicada contra Pigge, un teólogo de Lovaina, quien negaba que un papa pudiera ser hereje incluso quatenus privata persona (luego la fama de papolatría, para los españoles, conciliaristas de toda la vida). El padre Fortea, con su contundente expresión del principio, cae en esa temeridad, desde luego, pero esa espina se la quita en la explicación. Todo lo que dice a continuación es plenamente conforme –al menos, así me lo parece- con la tesis clásica que sigue desarrollando fray Luis –pp.371ss.: en primer lugar porque (dice ahora en la quinta proposición de sus lecciones –la anterior es la tercera-), “pueda errar o no el papa al definir la fe, tan cierto [como que puede ser personalmente herético] lo es que no cabe disentir de aquello que el papa define y propone para creer”, para rematar con la sexta que dice “el papa, cuando define la doctrina de la fe y las costumbres, no puede errar” (tesis que ahora iba contra Gerson, la Sorbona y el papa nominalista, el lovaniense Adriano VI antes de llegar a la cátedra de san PEdro). Que es lo que dice el padre Fortea, me parece. Y termina el agustino con un aviso a navegantes que adelanta lo que luego será la definición de la infalibilidad del Vaticano I –p.374- : “aunque esto [o sea, que el papa no puede errar al definir la fe y las costumbres] no sea de fe, decir lo contrario es muy peligroso y un pecado grave”. A día de hoy, es dogma de fe. Y, ya que se ha citado a san Ignacio, habría que recordar aquella precaución suya al principio de los Ejercicios sobre cómo interpretar la opinión del prójimo…
LOS MODERADITOS Aquí os pongo el enlace de un artículo de J M De Prada, cuya lectura recomiendo con convicción, pues la moderacioncita frente a las agresiones bergoglianas se está extendiendo por todo el cuerpo eclesial. Hasta Infocatólica y Religión en Libertad han dado recientes instrucciones de moderación, que seguramente habrán recibido a su vez de Osogoglio.http://www.xlsemanal.com/firmas/20160710/moderaditos.html
ERROR Y CONFUSIÓN. Daniel Argentina. ¿ Te parece muy mesurado alguien que comete un error de bulto como el P. Fortea ? ¡ Pues vale ! ¿ Y los 4 cardenales y todo el mundo tienen que estar calladitos ante la confusión más grave padecida por la Iglesia a lo largo de la historia y provocada por quien tenía que ser siervo de los siervos de Dios, al servicio de la Verdad ? ¿ Quién propicia la dramática confusión, el autor de la ambigüedad o el que la denuncia y pide clarificación, que no se hará ? ¿ Qué artículo del Código de Derecho Canónico han infringido los 4 cardenales de los dubia ? ¡ Qué razón tiene Juan Manuel de Prada en su artículo los moderaditos ! Los moderaditos volverían a condenar a Jesús, pues cometió la blasfemia de hacerse igual a Dios, pero no por acción, eso es mucho pedir, sino por omisión, por mesura.
Echenique tiene razón en un punto: Ningún Papa eseñó ex-cathedra algo contrario a la sana Doctrina. En los tres casos históricos, sostuvieron ideas heréticas -algunas ex post, cosas que fueron definidas comocontrarias a la Fe luego-, pero no las expusieron como magisterio infalible.
Por otra parte, creo que lo que dice el Padre Fortea es razonable: teóricamente, lo dicen varios santos y teólogos, el Papa podría ser hereje, lo que no sucederá nunca en la práctica es que enseñe ex-cathedra algo errado.
Por eso también es un cuestionable como poco recomendable el camino emprendido por los 4 Cardenales. Hasta la publicidad de las dubia, pase. La amenaza de «hacerle un formal acto de corrección» genera, no digamos ya la posibilidad de un cisma, sino que da alas, lamentablemente, a sedevacantistas, conspiranoicos, sectas, protestantes y similares. Sin mencionar que va contra el Código Canónico y la jurisdicción papal y toda la teología que se desarrolló en contra del conciliarismo, que tuvo nefastos resultados -el Cisma de Occidente se amplió por eso. Pone en duda, sin quererlo, para los poco versados, al Dogma de la Infalibilidad Pontificia. Debieron ser mas prudentes.
Padre Fortea, he recomendado sus artículos en otros blogs, en Infocatólica, como ejemplo de mesura y ecuanimidad.
citar a San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, libro II, cap. 29: “Así como es lícito resistir al Pontífice que agrede al cuerpo, así también es lícito resistir a aquel que agrede a las almas o destruye el orden civil o, sobre todo, trata de destruir la Iglesia. Digo que es lícito resistirle no haciendo lo que ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad. No es lícito, sin embargo, juzgarlo, castigarlo o deponerlo”.
“Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”. San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, II, 30.
El Concilio Vaticano I, afirma:
«Los Romanos Pontífices, por su parte, según lo persuadía la condición de los tiempos y las circunstancias, ora por la convocación de Concilios universales o explorando el sentir de la Iglesia dispersa por el orbe, ora por sínodos particulares, ora empleando otros medios que la divina Providencia deparaba, definieron que habían de mantenerse aquellas cosas que, con la ayuda de Dios, habían reconocido ser conformes a las Sagradas Escrituras y a las tradiciones Apostólicas; PUES NO FUE PROMETIDO A LOS SUCESORES DE PEDRO EL ESPIRITU SANTO PARA QUE POR REVELACIÓN SUYA MANIFESTARAN UNA NUEVA DOCTRINA, sino para que, con su asistencia, santamente custodiaran y fielmente expusieran la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la Fe» (Dz. 1836; D.S. 3069-3070)
No uno, sino tres son los papas que, en la eclesiología que arranca de Trento, se consideran herejes: Liberio, Anastasio, y Honorio, el más claro. Y que en esa teología no hay duda de que un papa puede ser herético. Ya que se ha citado a Cano, citaré a su discípulo fray Luis de León, sin duda mejor escriturista y, en mi parcial opinión, mejor teólogo también (y estamos hablando de frailes que conocieron lo que fueron los papas del Renacimiento, sobre los que no me atrevo a aventurar qué diría el puritanismo ambiente…): “Que un papa puede ser herético es algo tan cierto que negarlo es cosa temeraria y cercana al error” (L. Legionensis Opera, Vol. V, Salamanca, 1893, “De fide” –a.P.p. 1569-70-, p. 370). La tesis iba explicada contra Pigge, un teólogo de Lovaina, quien negaba que un papa pudiera ser hereje incluso quatenus privata persona (luego la fama de papolatría, para los españoles, conciliaristas de toda la vida). El padre Fortea, con su contundente expresión del principio, cae en esa temeridad, desde luego, pero esa espina se la quita en la explicación. Todo lo que dice a continuación es plenamente conforme –al menos, así me lo parece- con la tesis clásica que sigue desarrollando fray Luis –pp.371ss.: en primer lugar porque (dice ahora en la quinta proposición de sus lecciones –la anterior es la tercera-), “pueda errar o no el papa al definir la fe, tan cierto [como que puede ser personalmente herético] lo es que no cabe disentir de aquello que el papa define y propone para creer”, para rematar con la sexta que dice “el papa, cuando define la doctrina de la fe y las costumbres, no puede errar” (tesis que ahora iba contra Gerson, la Sorbona y el papa nominalista, el lovaniense Adriano VI antes de llegar a la cátedra de san PEdro). Que es lo que dice el padre Fortea, me parece. Y termina el agustino con un aviso a navegantes que adelanta lo que luego será la definición de la infalibilidad del Vaticano I –p.374- : “aunque esto [o sea, que el papa no puede errar al definir la fe y las costumbres] no sea de fe, decir lo contrario es muy peligroso y un pecado grave”. A día de hoy, es dogma de fe. Y, ya que se ha citado a san Ignacio, habría que recordar aquella precaución suya al principio de los Ejercicios sobre cómo interpretar la opinión del prójimo…
Grandes doctores como San Roberto Belarmino no están de acuerdo con su tesis. No podemos pensar que el Espìritu Santo va a intervenir milagrosamente para evitar que un papa enseñe algo en contra de la fe. Lo que varios teólogos que han planteado en el caso que se propone aquí es que en cuanto enseña una doctrina en contra de la fe de la Iglesia e intenta imponerla a los fieles, dejaría de ser papa en ese momento. No hay nada en la la Sagrada Escitura, ni en la Tradición ni en el Magisterio que avale su tesis sobre una intervención milagrosa del Espíritu Santo `para que un papa no enseñe algo en contra de la fe de la Iglesia.
En cuanto al Magisterio Ordinario, puede haber doctrinas definitiva e infaliblemente propuestas por el Magisterio Ordinario sin que formen parte del Credo o hayan sido objeto de una definición dogmática de parte de un Cocilio Ecuménico o un Papa. Según la Lumen Gentium, hay que prestarle a los pronunciamientos del Magisterio ordinario un «religioso consentimiento de la mente y la volutad». De hecho, el Magisterio ordinario propone doctrina no definitiva también y puede ser revisada y corregida según el caso. Si un fiel encuentra que la parte de la doctrina propuesta en Amoris Laetitiae no coincide con la doctrina que la Iglesia siempre ha propuesto y que ha reinterada en documentos de los Papas más recientes, como San Juan Pablo II en Familiarias Consortio y Veritatis Splendor, y también reiterada por Benedicto XVI, que es exactamente lo que ha sucedido, el fiel católico no está obligado a prestarle el asentimiento de entendimiento y voluntad que indica la Lumen Gentiurm, porque es una doctrina que no coincide con la de la Tradición multisecular de la Iglesia y del Magisterio de siempre, además basada en texto irrefutables de la Sagrada Escritura y en doctrina infalblemente definida por el Concilio de Trento. Según AL, una persona que está en un matrimonio válido y se ha separado del cónyuge y vive «modo uxorio» con otro y tiene hijos con este otro y manifiesta tener «probada fidelidad» puede tener relaciones sexuales con esta otra persona que no es su legítimo esposo, e incluso para bien de los hijos de esta unión podría estar pecando si no tiene tales relaciones. A mi juicio, se trata de un falso dilema. Siempre contaremos con la gracia necesaria para no pecar. Por lo tanto, en tal situación puede ser absuelto en el sacramento de la Penitencia y recbir la Sagrada Comunión, pese a lo que Jesucristo dice claramente en el Evangelio acerca del divorcio y a lo que dice San Pablo acerca de la necesidad de examinarse para no comulgar para la perdición. Esto es contrario a lo que la Iglesia ha enseñado desde siempre, que
para poder recibir la absolución de un pecado grave se tiene que tener contrición perfecta un propósito de enmienda sincero. Si no el confesor no lo puede resolver. Esto no es una cuestión de una interpretación de una manera u otra, pues las frases de AL no puede tener más interpretación que ésta. Dado que se trata de un comentario de blog, no hay espacio para traerlas y probar con las mismas palabras lo que está claro en el texto. Hay otros problemas también como la negación de la doctrina de la superioridad del estado de virginidad en sí sobe el estado matrimonial, doctrina universalmente propuesta por los Padres de la Iglesia, que es una clara señal de ortodoxia, y infaliblemente propuesta por el Concilio de Trento. Fuera de AL, el Papa Francisco ha enseñado que la pena capital es «inadmisble», contraria a la dignidad del hombre, y que se trata de venganza. Ahora bien, en múltiples textos del Antiguo Testamento se aprueba, y San Pablo en Romanos 13,4 afirma el poder de los magistrados de aplicar la «ius gladii», (que claramente se refiere a la pena capital). No hay ningún apoyo, pero ninguno, en toda la Tradición y Magisterio de la Iglesia, ni Padres de la Iglesia, ni en sus más eximios doctores como San Agustín en Santo Tomás de Aquino, ni en Concilios, ni en la doctrina de los Papas, también recientes como Pío XII que avale lo que enseña el Papa Francisco sobre la pena capital. Las fuentes sí invitan a los magistrado a tener misericordia. ¿Entonces, quién tiene la razón? Un católico está obligado a encontrar una interpretación benigna cuando el sentido obvio de las palabras le indican otra cosa? La interpretación del Magisterio se realiza también teniendo en cuenta el tenor de las fórmulas que un papa utiliza. Por ejemplo, Juan Pablo II al rechazar la posibildad de que haya sacerdotizas apela a su autoridad apostólica y hace una declaración definitiva, que por ello se puede considerar infalible. Pero en el caso de AL y otros pronunciamientos del Papa Francisco no hay nada de eso. Tampoco se puede argumentar a favor de un desarrollo de la doctrina, como ha hecho el Cardenal Kaspter. véase la obra clásica del Beato John Henry Newman al respecto, en la que ofrece 7 criterios para un auténtico desarrollo de la doctrina, y obviamente se excluye cualquier contradición. Un Papa no puede inventar nueva doctrina sino reproponer la de siempre para que responda mejor a las necesidades de la época.
Ni el Papa es hereje ni Amoris Laetitia es ambigua. Dibuje todos los casos morales posibles respecto al tema que trata, la familia, y díganos uno sólo en el que AL conduzca a la herejía. La partitura sigue siendo la misma aunque el tono varíe. Se podrá acusar a este Papa de muchas cosas pero no de herejía. El Papa no es ni un «coacher», ni un «líder» mundial ni tenemos por qué encontrar en sus afirmaciones los motivos profundos de la vida cristiana que sólo pueden hallarse en los Evangelios. Marca su impronta en el pontificado, como los anteriores lo hicieron en el suyo, según las experiencias que le ha tocado vivir. Pablo VI el Concilio, Juan Pablo II la Persecución, Benedicto XVI el Dogma, Francisco la Miseria. Cuando un Papa habla lo hace con la autoridad de la Iglesia, con la suya propia y la de todos los que le precedieron. Hacer más accesible la Misericordia a la miseria humana no es romper con una sinfonía que se inicia con Simón Pedro. Puede estar seguro de que los enemigos de la Iglesia rugen con mayor ferocidad cuanto más misericordiosa es y se muestra. Y, si no, al tiempo.
Padre Fortea , creo que cae vd. en el terrible «pasteleo» en que está sumida parte de la Iglesia hoy y, sobre todo, el clero , porque están dentro de un sistema e intenta nadar y guardar la ropa. Claro que no todos. En el mundo organizativo empresarial son parte de las prácticas de «mobbing». Y en marketing es cómo mover poco a poco voluntades, por la belleza impuesta, los gestos amables y sociales, la explotación del sentimentalismo, las ambiguedades y el uso superpuesto de ideas que, separadas no serían acpetables, etc.
Peor que una herejía abierta, sobre la obviamente se echarían todos, no es fácil que ocurra, pero es ese ir contra la doctrina firme e incluso declarada de la Iglesia, sería muy larga y prolija la lista y algunos sistios en internet que la tienen. Que si alguien sabe muy bien como no caer en acusaciones es un abogado y mejor que él, un moralista, ya se encargan de de hablar de «interpretaciones», cambiar las comas, y acusar al otro de mal intencionado.
Cualquiera sabe que para mover a error hay que ir poco a poco y sin aspavientos. Hoy, con los medios de comunicación, se hace mas deprisa y mejor.
Si me hubiera encontrado a Bergoglio o al Papa de tu a tu, como he hecho con otros sacerdotes (algunos han llegado a darme en la comunión una galleta «cuétara») no me habría quedado con los brazos cruzados porque, simplemente, no es lo que quería Dios de mí, salvo pecado de omisión (hoy está de moda el que no existe, salvo para la caridad externa, pero no para Dios, para sus derechos y para las almas).
Desde San Ignacio de Loyola hasta San Francisco de Sales, muchos santos han puesto de manifiesto como se plantea el mal, como obra el diablo y como el alma va entrando, poco a poco, despacio, sin grandes aspavientos en el apartamiento de Dios. Frente a esto, todos dicen lo mismo: firmeza frente al enemigo y claridad en el entendimiento y conocimiento psicológico en lo que se hace y en como actúa el enemigo.
SE HA DEJADO UNA CUESTIÓN SIN ABORDAR
Según Melchor Cano:
«No se ha de negar que el Sumo Pontífice puede ser hereje, de lo cual se puede ofrecer quizá uno o dos ejemplos. Pero que en el juicio de la Fe haya definido algo contra la Fe, no se puede mostrar ni siquiera uno» (De Locis Theologicis, l. VI, BAC, Madrid 2006, p. 409).
Por tanto, ya tenemos resueltas las siguientes cuestiones:
1.- ¿Podría un papa ser hereje? Sí.
2.- ¿Podría un papa definir algo contra la Fe en el juicio de la Fe? No.
Pero queda una tercera cuestión sin contestar:
¿Podría un papa firmar una exhortación apostólica que contuviera alguna herejía?
Me gustaría saber la opinión de ustedes y la del señor cura Fortea.
Muchas gracias.
Vamos a ver, el problema que tenemos los católicos con Bergoglio, y que los papólatras ni se lo plantean, es que este Papa no es hereje. Ojalá lo fuera, porque entonces dejaría de ser católico y, por tanto, Papa, por lo que, o renuncia, o se le destituye. Este Papa es mucho peor que hereje; es deliberadamente ambigüo y la ambigüedad es una enfermedad corrosiva mortal que va derrumbando todas las Verdades de Fe y de Moral y, por tanto, acaba matando a la Iglesia Católica. Es mucho peor que hereje. Pero, si a un hereje se le puede/debe destituir, con mucha mayor razón a quien es deliberadamente ambigüo y no quiere clarificar. Un Papa que no aspira a la Verdad y quiere deliberadamente la ambigüedad se deslegitima a sí mismo, pues el Papado lo instituyó Nuestro Señor Jesucristo para confirmar en la Fe, no en la calculada ambigüedad Hay que destituirlo antes que el daño sea todavía mayor. Hay que atreverse a dar ese paso. Es ineludible. No basta la corrección ajena.
Precisamente apoyándose en estas palabras, tras haber examinado el caso del papa Honorio, el gran teólogo dominico Melchor Cano, recapitula la doctrina más segura con estos términos: «No se ha de negar que el Sumo Pontífice puede ser hereje, de lo cual se puede ofrecer quizá uno o dos ejemplos. Pero que en el juicio de la Fe haya definido algo contra la Fe, no se puede mostrar ni siquiera uno» (De Locis Theologicis, l. VI, BAC, Madrid 2006, p. 409).
María, el papa es infalible cuando habla ex chátedra en materia de Fe y Costumbres. El Papa Honorio no habó ex chátedra sino por medio de una carta dirigida a un particular. No obstante, estimo que el Padre Fortea debe rectificar, al igual que Bergoglio. http://adelantelafe.com/honorio-i-el-controvertido-caso-de-un-papa-hereje/
Es que yo no sé por qué se declaró la infabilidad del Papa creo que lo hizo Pio IX, Dios siempre sabe más, pero teniendo en cuenta la naturaleza caída del ser humano, y que nadie es Santo más que UNO, yo creo que eso ha llevado a una papolatría excesiva casi diría a una idolatría de los católicos hacia el Papa. Tan malo es criticar todo lo que dice el Papa, como estar con la boca abierta escuchando todo como si fuera realmente Jesucristo.
http://www.vaticanocatolico.com/iglesiacatolica/papa-honorio-condenado-hereje/#.WDaPu7LhDcs Me temo que tiene razón Albert y que el Padre Fortea esta vez no se ha documentado debidamente. Le ruego, en consecuencia, que rectifique el artículo. Ojalá rectifique también Bergoglio. Nos jugamos mucho.
El papa Honorio fue declarado formalmente hereje en un concilio posterior a su muerte.