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Nicolás Maduro, ¿ donde estás ?, Ya no te veo.

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San Juan Bautista dijo, ante el pueblo de Dios, que la relación del rey Herodes con Salomé era ilícita. ¿Y yo me voy a callar ante las acciones de Maduro? Maduro, ¡eres un asesino!

Estás maldito, porque todos los asesinos están malditos. La sangre derramada de cien hijos de Dios clama venganza contra ti.

Muchos políticos hablan de diálogo. Quizá sólo los hombres de la Iglesia seamos los únicos que podemos decir lo evidente, lo que todo el mundo piensa: “¿Cómo se puede negociar con tu secuestrador?”. Tienes secuestradas a millones de personas. Los políticos seguirán diciendo sus mensajes políticamente correctos. Mi mensaje es otro: Eres un maldito y el castigo de Dios sigue su camino hacia ti.

Toda mi compasión y mi cariño hacia esas familias que hoy lloran sus muertos. Todo mi apoyo y amor hacia los que lloraron a sus muertos en las semanas pasadas.

A vosotras, víctimas indefensas, no yo, sino Dios os dice en el salmo 37:

No te inquietes por a causa de los malvados, no envidies a los que hacen injusticia. Pues aridecen presto como el heno, como la hierba tierna se marchitan. Ten confianza en Dios y obra el bien. (…)

Confía tu camino a Dios, que Él obrará. Hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía. (…)

Pues serán extirpados los malvados, mas los que esperan en Dios poseerán la tierra. Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y ya no está. (…)

 

El impío maquina contra el justo, rechinan sus dientes contra él; el Señor de él se ríe, porque ve llegar su día.

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