| 13 diciembre, 2016
Uno de los problemas que me he encontrado para mi nueva novela es la marca de la Bestia. En mi Cyclus Apocalypticus la marca era un código de barras indeleble tatuado por medios tecnológicos muy avanzados, era el siglo XXII.
Pero veinte años después las cosas han cambiado radicalmente. Ya no es necesaria ninguna marca. Un chip invisible, subcutáneo, pequeñísimo, es suficiente.
Pero los lectores de mi blog recordarán mi Sistema NU de identificación:
Con ese sistema, realmente, ya se hace innecesario incluso el chip. Uno ya no necesitaría absolutamente nada. Con lo cual, la marca de la Bestia pasaría a ser una imposición meramente religiosa. Lo cual choca tanto con mi visión laicista de un escenario apocalíptico a corto plazo.
Esta cuestión de la marca no es algo menor. Resulta fácil enfocar una novela como el triunfo rampante de un laicismo hostil. Pero es bastante complicado imaginar el triunfo de un nuevo fanatismo religioso en el plazo de un cuarto de siglo en Europa, Estados Unidos y en los países más avanzados.
Por otra parte, en mi primera novela la Imagen de la Bestia a la que se le concede hablar, la imagino literalmente de esa manera. Pero si hago un Apocalipsis más laicos, ¿qué interpretación hago de la Imagen de la Bestia? Ya tenemos otro problema.
Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;
y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Problemas y más problemas. Pero no pasa nada. Aquí estoy de fontanero conectando tuberías, soldando trozos. Pero no me vendría mal una ayudita. Soy todo oídos.
Creo que este es el momento en el que además de leer libros sesudos de eruditos y expertos, me vendría muy bien escuchar al pueblo fiel. A ver si la inspiración me viene del lado que menos lo imagino: un ama de casa, un carpintero, un controlador aéreo, una esposa dentista supernumeraria del Opus Dei…
Padre Fortea: Recordaba la homilía del Padre Reinhart, de los Siervos del Hogar de la Madre, el pasado viernes XXXIV, me pareció muy acertado el comentario, aunque poco novelesco para lo que Ud busca: la señal en la mano son las obras, y la señal en la frente los pensamientos.
Un saludo.
APARICIONES DEL SEÑOR Y LA VIRGEN EN EL ESCORIAL
El sello de la bestia (666)
24-02-1.983
La Virgen:
Mira, hija mía, explica lo que estás viendo:
Luz Amparo:
Veo al ángel con una medida y a Elías con un libro pequeño. Lo que lleva el ángel no es romana ni báscula tiene como dos globos uno a cada lado con muchas ventanas. En un lado hay una cruz como de oro y cruces en las ventanas. En el otro lado tres cifras 666, una cabeza de serpiente aplastada con cuatro ojos. En la parte de arriba entre los ojos tiene una S y una Z. Al lado del ángel está Elías quien con un celemín echa trigo de un saco, el trigo que cae en el lado del globo de la cruz se vuelve como granos de oro, cae por los lados y según cae se vuelve rayos de luz. En el otro echa el trigo y se vuelve negro, y al caer se vuelve sangre y tinieblas y en medio de esas tinieblas veo hundirse todo.
En este momento veo derrumbarse las montañas y caer sobre las personas; quedando muchas sepultadas y muertas.
¡No, no! (Amparo se queja mucho, y exclama con pena y casi sollozando): Ay, eso no, no, no, eso no! (Amparo sigue gimiendo). ¡Cuántos conventos!, hay muchos conventos, entran el ángel y Elias; ponen unos a un lado y otros a otro; entre todos hay muy pocos escogidos. ¿Dónde los llevas?, ¿donde los llevas? No, no, (Amparo gime de nuevo) No, no, eso no, eso no. Veo que a los conventos escogidos los dejan donde los árboles, y los otros conventos (muchos más) donde se derrumban las montañas.
Hija mía, pedid a Dios misericordia; estamos en lo último. Faltan segundos para que venga e1 castigo.
Hija mía, cuenta lo que ves: Ese es San Pedro; cuando llegue este momento, elegirá un nuevo Papa. Se vivirá el Evangelio. Los malos irán al fondo del abismo. Mira todos los que hay. No hacen caso de mis mensajes. Será horrible. Piensan que Dios es misericordioso; pero no piensan que es un juez muy severo y juzgará a cada uno según sus obras.
Mira lo que ves ahora: Veo como se derrumban las montañas. En Roma habrá grandes terremotos y será casi destruida. Veo hundirse el Vaticano. Todo esto está próximo.
02-04-1.983
La Virgen:
Mira, hija mía, cómo han dejado a mi Hijo los pecados de los hombres (Amparo llora amargamente durante unos segundos). Dios Padre, hija mía, de un momento a otro va a hacer rasgarse el firmamento y aparecer sobre nubes millones de ejércitos de ángeles que enrojecerán la tierra con sangre y fuego. Si, hija mía, Yo estaré allí entre ellos para tomar los escogidos; estaré como Madre de misericordia pero con mi Corazón rasgado de dolor de ver que muchos hijos están sellados con el escudo del enemigo: con el 666.
Hijos míos, todavía os queda tiempo para arrepentiros. Grita, hija mía, grita que las almas consagradas, muchas de ellas han traicionado a mi Hijo, se han introducido en el mundo de placeres y de vicios y se han ligado a las cosas terrenas. Pedid por ellas, hijos míos; muchas almas se están salvando con vuestras oraciones. Llegaos a la Eucaristía, hijos míos. Haced oración y haced sacrificios. Seguid rezando el santo Rosario, hijos míos. Ofrecedlo por todos mis hijos, por los pobres pecadores ¡qué pena me dan! Cuántos, hija mía, viven en el pecado sin querer hacer caso de mis avisos. Faltan segundos, hija mía, para que la ira de Dios Padre caiga sobre toda la humanidad. Seguid rezando, hijos míos, seguid rezando el santo Rosario.
23-07-1.983
La Virgen:
Tened presente que el enemigo está entre los cuatro ángulos de la tierra para apoderarse del mayor número de almas; por eso os pido, hijos míos: con el sacrificio y con la oración podéis ayudar a esas pobres almas para que no se condenen.
Pensad que el mundo pasa, que la tierra no vale para nada; pero que las moradas están preparadas para todo el que quiera seguir a mi Hijo. Hijos míos, coged la cruz de Cristo y cargáosla; pero no os quejéis cuando llevéis esa cruz; hacedlo con humildad y que vuestra cara no demuestre el sufrimiento, hijos míos. Sed humildes; humildad, hijos míos, para poder conseguir las moradas. La lucha del enemigo también está próxima, hijos míos. Estad sellados con el número de María Inmaculada, de vuestra Madre María Inmaculada.
No os dejéis sellar por el número del enemigo que es el 666. El enemigo está en la lucha, hijos míos, está entre vosotros, retiraos de aquellos que os quieren llevar por el camino de la perdición; hijos míos, sed discípulos, no seáis Herodes. Humildad es lo que pido y sacrificios, haced, hijos míos, penitencia y acercaos al camino de vuestro Padre celestial, ese camino es el de las espinas, hijos míos. Satanás os lleva al camino de la felicidad, no os vayáis por el camino de las rosas, coged las espinas porque el enemigo os quiere confundir. Sed humildes, hijos míos, y seguid rezando el santo Rosario. Pero también os pido, que muchos de los aquí presentes no os habéis acercado al sacramento de la confesión. Hijos míos, si no os habéis acercado a ese sacramento, no os salvaréis. Bienaventurados aquellos que cumplen los diez Mandamientos de la Ley de Dios.
También os pido que hagáis vigilias, hijos, en reparación de esas almas que no han conocido a mi Hijo.
Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
Sacrificios, hijos míos, sacrificios os pide vuestra Madre; no os riáis, hijos míos. Cuando os presentéis ante el Padre, que los ángeles no os rechacen. Sí, humildad es lo que pido, con el sacrificio y con la caridad.
24-07-1.983
La Virgen:
Hijos míos, me manifiesto a menudo porque el mundo está al borde del precipicio, y los hombres no hacen caso; sacrificio os pido, hijos míos, sacrificios y oración, para poder salvar por lo menos, hijos míos, os sigo repitiendo, la tercera parte de la humanidad. Los hombres no dejan de ofender a Dios, pero con el sacrificio y con la oración, hijos míos, podéis ayudar a tantas almas… Hija mía, se van a presentar profetas falsos; ten cuidado, hija mía, que entre la humanidad está la raza maldita del anticristo, y el anticristo está entre los cuatro ángulos de la tierra, para confundir a las almas, pero con sacrificio y con oración, hijos míos, y con humildad, nunca el enemigo se podrá apoderar de vuestras almas.
El cáliz está lleno, hijos míos, está saliéndose, y la mano de mi Hijo va a hacer justicia sobre toda la humanidad.
Humildad pido, hijos míos, no os dejéis engañar por la astucia del enemigo; el enemigo quiere sellar con el 666 a sus almas, hijos míos, no os dejéis engañar; sacrificio, sacrificio y oración.
Confesad vuestros pecados, hijos míos; el Padre Eterno esta triste y enfadado, porque muchos no os habéis acercado a ese sacramento; ¡qué pena, hijos míos¡ No os metáis en la profundidad de los placeres del mundo, el mundo no sirve nada más que para vuestra condenación. Sí, hija mía, tu sufrimiento y el de otras almas victimas sirven para la salvación de la humanidad.
15-09-1.983
La Virgen:
Cuántos, cuántos dicen amar a mi Hijo y a Mí, pero cuando mi Hijo les da una prueba y les deja un poco la cruz, la rechazan, la tiran y gritan:
– Fuera la cruz, fuera, no quiero la cruz.
La rechazan, la pisotean, y ultrajan el Divino Cuerpo de Cristo. Hija mía, en esos momentos Satanás se introduce dentro de sus almas y les pone el camino ancho, lleno de placeres y de vicios, y lleno de rosas, hija mía, pero en cada rosa hay un sello marcado, y ese sello es el sello del anticristo, el 666. Hija mía, se introduce dentro de ellos y cogen los placeres con alegría rechazando la cruz, pero esos placeres, después los introducen dentro del abismo, hija mía; por eso mi Corazón, mi Corazón está triste porque los hombres cada día son peor. Por eso coge mi Hijo almas para que sufran, víctimas para dar fuerza a otras almas, fuerza para que no caigan en el pecado, hija mía.
Sí, hija mía, mi Corazón sangra por todos los pecadores, por todos, sin distinción de razas, hija mía. Que pidan misericordia, que pidan gracias, hija mía, que mi Corazón derramará gracias sobre todo aquel que las pida, y mi Corazón Inmaculado los llevará a Jesús, y Jesús los llevará al Padre, y el Padre, los está esperando con los brazos abiertos a todos aquellos que quieran pedir perdón de sus pecados, hija mía…
Sí, hija mía, Yo también lloro contigo, hija mía, porque veo que cada día hay más almas en el infierno, hija mía; Satanás con su astucia quiere apoderarse del mayor número de almas, los sella con el 666, para que no se escapen, hija mía. Mira este infierno como está, todos llevan el sello del enemigo.
(Amparo al ver el infierno que la Virgen le muestra, gime y llora diciendo):
– ¡Sácalos, sácalos, ay, sácalos, ay…!
– No, hija mía, se han condenado por su propia voluntad, han rechazado las gracias que mi Corazón les daba, hija mía; por eso este Corazón está triste, están condenados para toda la eternidad, hija mía.
De las almas depende su condenación o su salvación, hija mía; Yo estoy pidiendo a mi Hijo constantemente por todos ellos, hija mía, (Amparo sigue llorando al ver a los condenados en el infierno), por eso os pido, hijos míos: con la cruz, con la cruz llegaréis a conseguir las moradas celestiales, no la rechacéis, hijos míos, podéis ayudar a tantas almas con todas las cruces que mi Hijo os manda, hijos míos… El mundo está muy necesitado de almas víctimas, hijos míos. No sólo hay que ser cristiano de nombre, hijos míos, sino practicantes, practicantes; muchos rezáis con los labios, hijos míos, pero la oración no sale del corazón; quiero que la oración salga del corazón, para que lleguen a las moradas vuestras oraciones.
31-05-1.984
EL SEÑOR:
Mira, hija mía, habrá muertes por todos los sitios, y el aire pestilente de esas muertes se fijará por todos los rincones de la tierra. Y estad alerta, hijos míos, porque el anticristo está entre la humanidad, con todos sus secuaces, por eso tenéis que estar atentos, hijos mios, porque quiere apoderarse de vuestras almas. Querrá sellaros, con el número 666. No os dejéis sellar por el enemigo, hijos míos.
Luz Amparo:
Tú ayúdalos, ayúdalos Tú. Señor, ayúdalos. ¿Está tan pronto todo esto?
EL SEÑOR:
Si los hombres no cambian, está muy próximo, hija mía.
Luz Amparo:
Tú ayúdalos también. Tú Señor, Tú puedes más que tu Madre.
EL SEÑOR:
Pero no puedo más que el Padre, hijos míos.
Luz Amparo:
Pero puedes ir al Padre derecho, y pedir que se salven todos.
EL SEÑOR:
Ya te he dicho, hija mía, que ya vine a salvar la humanidad; pero la humanidad está vacía no quiere salvarse.
Luz Amparo:
Sí quieren salvarse muchos, ayúdalos Tú.
EL SEÑOR:
Ya he dicho, hijos míos, os puse a mi Madre por mensajera, para salvar a la humanidad, y ¿qué hacen?, se burlan de mi Madre, hijos míos, se mofan de sus mensajes; ya no puede más su Corazón dolorido, hijos míos.
4-04-1.985
La Virgen:
También te digo enérgicamente que les digas que despierten de ese sueño. Que están aletargados. El demonio los tiene así postrados para apoderarse de sus almas. ¡Mi Corazón los ama tanto! Pero corresponden muy poco a ese amor que siente mi Corazón. Son ingratos, hija mía. Han abandonado la oración y el sacrificio, Pero aún los sigo amando. Y sigo derramando gracias para que se arrepientan. Pedid por ellos. Decidles que se unan a mi ejército de ángeles y que se dejen sellar por ellos. Estáis en una hora muy crítica, hijos míos. Dejaos sellar. Dejaos poner el sello de los escogidos. Satanás también está sellando y quiere apoderarse de la mayor parte de la humanidad. En muchas frentes y en muchas manos hay el 666, hijos míos. No os dejéis engañar por la astucia de Satanás.
6-09-1.986
La Virgen:
Yo sigo derramando gracias sobre este lugar. Todo el que venga a aquí recibirá gracias especiales; y muchos, hija mía, sigo repitiendo, serán marcados con una cruz en la frente, que será la protección de Satán. Hay un precursor del anticristo que acude a este lugar para arrastrar a las almas. Muchas de ellas han sido selladas en la mano izquierda y en su frente con el número 666. Sabréis distinguir esta marca porque se verá en las frentes.
No os abandonéis, hijos míos, ni os dejéis arrastrar. Imitad a los verdaderos apóstoles y predicad el Evangelio.
Tú, hija mía, conocerás las marcas; pero, ¡cuidado! (De nuevo el idioma desconocido parece decir): KATABAGOTIN. (Exclama Amparo):
Luz Amparo:
¡A…y! ¡Ay, ya lo siento! ¡Ah, ese rechazo, sí!
La Virgen:
Te haré sentir dentro de tu alma ese rechazo hacia esa marca. Ayuda a los pobres pecadores y diles que mi Corazón Inmaculado los espera para refugiarlos en él. Que en el corazón de una madre caben todos sus hijos. Que mi Corazón es tan grande, que cabe el mundo entero dentro de él. Que vuelvan al buen camino, que su Madre los espera, y que este Corazón será el que triunfe sobre toda la humanidad.
6-08-1.988
Luz Amparo:
Veo un animal grande, muy grande, con unas pezuñas como del cocodrilo, unos ojos como de serpiente, ¡oh…!, una cabeza aplastada larga, muy larga, con dientes de cocodrilo, ¡ay…!, con las pezuñas ha cogido uno de los cálices, y lo está derramando sobre toda la humanidad; es odio, envidia, lujuria, ¡ay…! con esa cabeza de serpiente tan larga, la mueve a un lado y a otro y coge al vuelo a las almas, y las introduce dentro… ¡Ay…, qué tripa tiene!… ¡ay!, con esa gran boca, ¡ay, cómo las coge…!, ¡ay… qué movimientos más rápidos!, ha derramado ya el cáliz entero, y las almas caen selladas por el 666 en sus frentes; miles y miles de almas se han introducido dentro de su estómago, ¡ay… ay! al otro lado veo a María con Jesús, cada uno con un cáliz, rebosa su misericordia y su amor, ¡ay…!, pero ahí también está el ángel de la justicia muy severo, también caen almas a esta parte, porque donde cae lo que está dentro de ese cáliz… ¡Ay… cuántas almas hay selladas!, ¡ay, Dios mío!, ¡ay, la Virgen tiene un Corazón que atrae a las almas!, ¡cuántas van!, ¡ay, Madre mía, no dejes a ese dragón infernal que coja más, ¡ay…!, ahí está el bien y el mal…, ¡ay… cuánto mal…!
7-04-1.990
La Virgen:
Acudid a este lugar, hijos míos, que seréis protegidos del 666. Los tiempos son graves, muy graves, hijos míos; el enemigo, el rey del infierno, está haciendo estragos en la tierra. ¿No os dais cuenta, hijos míos, de la perversidad que hay en el mundo? ¡Despertad que estáis aletargados, hijos míos! Sólo el rey de la mentira y de la destrucción puede aletargar vuestras almas para que os quedéis sordos y mudos a la gracia.
Mira, hija mía, qué ejército de ángeles está dedicado a sellar frentes. Por eso mi insistencia y mi llamada urgente, hija mía, es para salvar a la humanidad.
Todos seréis sellados, hijos míos, para que seáis protegidos contra el enemigo. Miles y miles de ángeles están sellando frentes.
¿Ves como vale la pena el dolor y el sufrimiento, hija mía? Tienes recompensa a tu dolor. Tú, hija mía, sé humilde, muy humilde, para que. el enemigo no pueda hacer estragos en las almas.
1-09-1.990
Luz Amparo:
Veo un ojo redondo, grande, muy grande, y, dentro de ese ojo, veo una multitud de gente. ¡Ay, ay! Ansiosos de poder, de venganza y de sangre, gritan su envidia, su codicia y su falta de amor. Veo los mares embravecidos, veo ríos de lava, ¡ay! de lava, de fuego candente. Veo fuertes huracanes y, en medio del centro del ojo, veo la muerte. ¡Ay! todas esas frentes están selladas con el 666 y la marca del dragón de las siete cabezas que es el nombre de… (palabra ininteligible). De ahí viene la muerte; de ahí viene la tiniebla; del centro del ojo. ¡Ay! Está Satanás y grita a todos los hombres que Dios no existe, que Dios es mentira, que los hombres engañan a los hombres, que él es el único dios verdadero, que le sigan; y multitud de hombres le siguen. ¡Ay, tiene una gran belleza, ¡ay! para engañarlos y conquistarlos! ¡Se parece a Jesús…!
La Virgen:
Pero, ¡cuidado, hijos míos! Cristo vendrá en la Cruz; no vendrá en el esplendor del mundo, de la avaricia, de la lujuria, de la tristeza, del crimen, de la sangre. ¡Ay! No os dejéis arrastrar por el enemigo, hijos mios…
¿Y si la Bestia fuera un robot? ¿O un tipo de máquina extendida por toda la Tierra? Tecnológicamente podría ser posible algo así en 20 años, aunque también es verdad que no acarrearía demasiado fanatismo religioso. Pero, quién sabe, Hegel parecía tener razón con los ciclos, y se dan cambios de la noche a la mañana. Nadie en los balcanes se imaginaba en la peor de sus pesadillas lo que iba a ocurrir allí tras la caída del telón de acero.
Y por otro lado, algunas ideologías se han desarrollado de manera muy similar, o incluso peor, que el fanatismo de algunas religiones.