El Papa no puede ser hereje (II parte)

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Las 4.300 visitas que en blogspot han visitado mi último blog han provocado una abundante cantidad de comentarios, como pocas veces. Ya se ve que éste es un tema candente en los blogs eclesiales: unos muy a favor, otros muy en contra. Así que he optado por aportar algunas reflexiones más y así satisfacer tantas peticiones de aclaraciones. Mañana, probablemente, hablaré de tonterías de mi vida diaria, pero hoy no. Hoy hablemos de cosas serias.
Si para afirmar un gozoso y entusiasta Tu es Petrus, debiéramos esperar a tener una persona perfecta que encarnara magníficamente al Vicario de Cristo, francamente, al menos una vez por siglo nos hubiéramos refugiado en el cisma. Cierto es que hay obispos que, una vez llegados al solio pontificio han encarnado de manera dignísima la figura del Vicario del Maestro. Pero otros muchos se han quedado por debajo de las condiciones personales, de la nobleza, de la virtud mínima que se esperan de alguien que asume su cabeza la triple corona, coronas que expresan una triple autoridad divina. Sobre la tiara ya hablé en otro post.
Con lo cual, unos Papas encarnan dignamente esa figura del Vicarius, en su sentido romano clásico, y otros no. Es triste, pero ni siquiera todos los obispos de la Iglesia son dignos de esa autoridad sobre sus rebaños. Por piedad, pedidme lo que queráis, menos una estadística aproximada. En cualquier caso, los Papas dignos y los Papas indignos tienen su cabeza ornada de esa autoridad.
Por lo tanto, en mi anterior post, yo hablaba de mínimos. En ningún momento afirmé: este Papa es admirable, este Papa es un santo, este Papa debe ser encumbrado en lo más alto de nuestra opinión, este Papa es uno de los más grandes, compadezco al que no bese donde ha pisado, y cosas por el estilo. No, no dije eso. Ni dije ningún “entusiasmo” de ese tipo. Yo hablé de mínimos. Me conformo con que todo hijo de la Iglesia respete los mínimos. Y después que cada uno añada lo que sienta que debe añadir si siente tal entusiasmo por este o por otro Papa, que en la Iglesia nadie le va a forzar a ello ni tampoco se lo va a impedir. 

¿Qué se espera de cada uno de vosotros? Pues como Chamberlain en su famosa alocución radiofónica: I know that all you will play your part.
Comentarios
2 comentarios en “El Papa no puede ser hereje (II parte)
  1. Probablemente tuvo tantas entradas en el blog porque el titular atrajjo a muchos como yo que considero que la frase necesita clarificación. Parece que implica que debido a la doctrina definida del Vaticano I, se derivaría que el Papa no puede caer en una herejía. Hay una serie de condiciones para que el Papa pueda hacer una declaración infalible, y una de ellas es que quiera hacerla y sea manifiesta a través de tenor de las palabras y que sea fácilmente deducible esa voluntad. Si un Papa llega a enseñar una doctrina falsa que se pudiera definir como una herejía de acuerdo a las notas o calificaciones teológicas que tradicionalmente se dan a las doctrinas (De fide divina et catolica etc), cabe la posibilidad de que no se entere, pues un Papa no es necesariamente teológo, aunque cuenta con el Teológo de la Casa Pontificia que tiene la tarea de chequear todo lo que dice o escribe el Papa para evitar que contenga errores, y la CDF. Podría, pues caer en una herejía material en todo caso. Esta posibilidad se da con más frecuencia debido a que los Papas dan entrevistas. Para que sea una herejía formal se necesita que la negación de un dogma de fe sea pertinaz. ver los cánones pertinentes que a su vez se derivan de la Lumen Gentium del Vaticano II: http://www.iuscanonicum.org/index.php/la-funcion-de-ensenar/74-otros-articulos/430-el-cisma-la-herejia-y-la-apostasia-en-el-derecho-canonico.html
    Recomiendo que se lea el juicio de 45 profesores de varios países que aplican las tradicionales censuras a varias propuestas contenidas en AL. Analian 19 y algunas las califican de heréticas y la prueban con abundantes textos de la Sagrada Escritura, de Concilios y Papas. http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=27245
    Por poner una de ellas, el número 5:
    Nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio (AL, 297).

    Entendida como significando que ningún ser humano puede, o será, condenado al castigo eterno en el infierno».
    Es evidente que ésta es una herejía y no hace falta ser teólogo para reconocerlo. Sería una herejía material.
    Me pregunto: ¿Cómo es que se pudo publicar este documento que contiene tantos errores cuando la Santa Sede cuenta con expertos que tienen la misión de examinar y asegurar que no existan errores de este tipo? No deberíamos estar realiando este debate. Algo está fallando. No se está realizando la debida diligencia para evitar esto.
    Otro error que ha enseñado, pero no en AL, el Papa Francisco es la de declarar que la pena capital es contraria a la dignidad humana, que es «inadmisible», pero tal opinión no tiene ningún fundamento en la Sagrada Escritura ni en toda la Tradición, incluyendo Papas recientes. Se permite en ciertos casos y al mismo tiempo se invita a los magistrados a ejercer la misericordia.

    Por lo tanto, el Papa puede caer en enseñar herejías, pues contra factum non valet argumentum. Pero no sería hereje formal, sino material. No podría llegar a ser formalmente hereje, pue según la doctrina tradicional, por el mismo hecho dejaría de ser Papa.

  2. Es cierto que nunca dijo algo semejante, pero tiene Ud. que entender que hay mucha gente confundida como hormigas que le han borrado el caminito (¿ha visto cómo se ponen hasta que logran comunicarse de nuevo con las que quedaron del otro lado?). Pues así estamos y son los pastores consagrados quienes tienen que mostrarnos la verdadera senda y a veces presumimos que Ud. no termina de cerrar claramente lo que parece que piensa pero se abstiene de decir. De alguna manera Ud. también tiene que ser entonces interpretado pero no dudo de su buena fe en el Señor. Y si, este Papa es hoy, nos guste o no, nuestro «dulce Cristo en la tierra», pero la misma mujer que dijo eso gritaba al mismo Papa, cardenales, obispos: «¡Basta ya de ungüento! ¡Que con tanto ungüento se están pudriendo los miembros de la Esposa de Cristo!».

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