¿Se puede restaurar la Legión de Cristo?

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jornada_familia_madrid002Precisamente hace más de un año decidí de forma consciente que no podía continuar como miembro de los Legionarios de Cristo, e hice lo necesario para incardinarme en la arquidiócesis de Nueva York como sacerdote diocesano. Las revelaciones sobre la sórdida doble vida del hombre que inició la Legión de Cristo, el extinto padre Marcial Maciel, son ampliamente conocidas. Su comportamiento sexual desviado a lo largo de su vida, la corrupción, el abuso y la decepción de varios Papas hizo surgir serios interrogantes sobre la forma en que esa persona puedo haber trasmitido algún carisma válido. Esos interrogantes permanecen todavía irresueltos en gran medida. Aunque la Santa Sede ha hecho un esfuerzo extraordinario e involucrado gran cantidad de personal para reformar la Legión durante los próximos años con la esperanza de salvar a la Congregación, un grupo de investigadores del Vaticano se refirió a él como “un hombre sin sentimientos religiosos” y el mismo Santo Padre llamó a Maciel un “falso profeta”. No es una exageración decir que Marcial Maciel fue de lejos la persona más despreciable en la Iglesia Católica del siglo XX, infligiendo más daño sobre su reputación y misión evangelizadora que cualquier otro dirigente de la Iglesia.

Pero lo que pesó en mí, más que los escándalos del padre Maciel, fue el modo en el que los actuales superiores de la Legión, una vez que ellos supieron de los escándalos, fallaron al actuar, o actuaron en formas que descarriaron posteriormente a los miembros. Buscaron mantener una unidad externa a expensas de la verdad, de la honestidad, de las reformas necesarias y de la transparencia. Luego de las revelaciones sobre Maciel, ellos llevaron a cabo un esfuerzo sistemático para negar y minimizar los hechos sobre el padre Maciel, y con ello pusieron de manifiesto una actitud profundamente perturbadora de paternalismo sobre sus propios religiosos. Fue como si los sacerdotes y religiosos no tuvieran derecho a conocer las serias cuestiones que afectaban su futuro, su libertad y la consagración de sus vidas a la Congregación. Llegué a reconocer que este modelo de actividad era fruto de una cultura interna que el padre Maciel había creado y que sería extremadamente difícil cambiar, inclusive con la asistencia de la Santa Sede.

Escribo ahora como un observador externo de lo que está ocurriendo, pero obviamente mantengo un gran interés en los Legionarios a quienes serví durante 29 años. En mi generación y en la posterior los Legionarios eran hombres idealistas que vieron en la Legión una gran fuerza para renovar a la Iglesia y para colaborar con el papa Juan Pablo II en la nueva primavera de la evangelización. En lo que nos alistamos, motivados por verdadero celo y esperanza juvenil, se ha convertido en una demostración devastadora del costado humano de la Iglesia, dejando a muchos desilusionados, más allá de toda medida. Espero sinceramente que triunfe el proyecto de reforma, dado que sé por experiencia que la Legión está poblada por muchos sacerdotes realmente talentosos, inteligentes, emprendedores y santos, que tienen mucho para ofrecer a la Iglesia si sus energías son canalizadas adecuadamente.

A pesar de los esfuerzos para avanzar con un sentido de normalidad, la situación en el interior de la Legión es complicada y dividida. Aproximadamente 70 sacerdotes de más de 800 han abandonado la Congregación. Entre los que permanecen algunos esperan pasivamente que el Vaticano dictamine simplemente que la Legión siga su camino. Otros desean sinceramente una reforma, pero desconfían profundamente de los actuales superiores. Los superiores desalentaron una abierta discusión de los temas en juego, citando la necesidad de caridad y perdón respecto a Maciel. Hay todavía mucha ignorancia respecto a lo que ocurrió y cómo el escándalo duró tantas décadas. La obediencia, fundada en la idea que para los Legionarios un superior representa la voluntad de Dios, se ha convertido para muchos en una labor tensa y difícil. Muchos han llegado a darse cuenta que ha faltado y sigue faltando el liderazgo espiritual dinámico necesario en crisis como ésta.

Las vocaciones han descendido precipitadamente en lugares como Estados Unidos. Las operaciones de recolección de fondos han sido seriamente afectadas, lo cual ha llevado a decisiones como la de vender una cierta cantidad de valiosas propiedades y liberarse de importantes apostolados, para que la Legión pueda atender su voluminoso pago de deudas. Lo mismo es verdad de España, donde las vocaciones han estado muy debilitadas durante algunos años y ahora la Legión se enfrenta también con agudas tensiones financieras y se encuentra obligada a vender escuelas y otros activos para respaldar operaciones.

El cardenal De Paolis, nombrado Delegado del Santo Padre en julio pasado, se ha movido lentamente hasta ahora en el proceso de reforma, que todavía está en sus etapas iniciales. En una conferencia pronunciada ante los Legionarios el 3 de enero en Roma, esbozó un proceso de revisión de las Constituciones de la Legión, a través de una comisión compuesta por sus ayudantes y varios sacerdotes legionarios. De Paolis ha insistido en que esta labor será deliberativa y se extenderá por más de tres años, para cubrir en el 2011 la “identidad y espiritualidad” de la Legión, luego en el 2012 el sistema de formación, y en el 2013 el gobierno y administración de la Legión. Se presume que luego de eso habrá tiempo para la redacción y aprobación por un Capítulo General Especial convocado con para ello y la aprobación final por medio de la Santa Sede. Parece que el proceso se extenderá al menos hasta el 2014 o el 2015.

El primero de febrero, la Legión anunció el establecimiento de una «Comisión de Acercamiento», compuesta de cinco personas, a cargo de la tarea de escuchar las denuncias de las víctimas de Maciel y hacer recomendaciones al cardenal De Paolis. Pronto habrá otra comisión designada para estudiar las finanzas de la Legión. Una cuarta área de trabajo es la de la Visita Apostólica actualmente en curso a los hombres y mujeres consagrados de Regnum Christi, con el obispo Ricardo Blásquez, de España.

De Paolis ha insistido en que todos los Legionarios participen en el proceso de revisión de las Constituciones, y que eso se haga con un espíritu de diálogo fraternal y respecto. Es difícil exagerar el enorme cambio de paradigma que esto representa para los Legionarios, dado que se entendía que la Constitución de Maciel expresaba en detalle la voluntad de Dios. El cardenal De Paolis ha dado vuelta esa creencia de los Legionarios y les está pidiendo que asuman la responsabilidad de remodelar, bajo su dirección, la Legión. Con el padre Maciel completamente desacreditado a los ojos de De Paolis y de ninguna manera un punto de referencia para el futuro, nadie sabe cuál será la nueva forma que tomarán los Legionarios.

El enfoque del cardenal De Paolis demuestra que una gran parte del pensamiento que se ha introducido en el proceso proviene del Vaticano. Algo que intentaron el año pasado los superiores de la Legión fue precipitar para su aprobación una versión revisada de la Constitución, la cual fue rápidamente rechazada. Con más tiempo es mucho lo que se puede decir para hacer las reformas necesarias, en momentos en que él está tratando no con meros tecnicismos legales para conformar mejor la Legión con el Código Canónico, sino para efectuar un cambio profundo de la cultura interna. Tal cambio, en cualquier organización que ya tiene setenta años y cuenta con miles de miembros, requiere tiempo, reflexión y asimilación.

A pesar de estos signos positivos, parece evidente que se presentan varias dificultades al actual enfoque del cardenal, entre ellas:

1. La Legión como una “obra de Dios” 

En su carta del 19 de octubre de 2010 a los Legionarios, la cual marcó el comienzo de su trabajo concertado, él llamó a la Legión una “obra de Dios”. No explicó en qué sentido era una obra de Dios, ni cómo Dios utiliza a un hombre como Maciel. Pareció un punto que él dio por sentado. Una dificultad importante con esa concesión es que para los «macielistas» leales, es una frase preñada de significado, porque para Maciel mismo, quien incesantemente llamó a la Legión una «obra de Dios», esto significaba que cada detalle de las Constituciones y Normas estaban inspirados por el Espíritu Santo y no podían ser cuestionados. Esa prematura concesión del lenguaje fue un serio error, porque hizo más difícil para los Legionarios comprender que hay cosas que son gravemente defectuosas en la estructura y en la espiritualidad que Maciel dejó detrás de sí como su legado.

Además, ese lenguaje esquiva lo que es un tema serio en el corazón del escándalo: en qué sentido hay un «carisma» válido en la Legión de Cristo. Aseverando simplemente que proviene de Dios no lo convierte en tal, aunque lo diga el Delegado Papal. Lo que se necesita es una explicación de cómo un carisma válido y aprobado en la Legión puede existir a pesar del padre Maciel.

Lo que se necesita entonces es, precisamente, una clarificación de lo que constituye el carisma. Durante la existencia del padre Maciel hubo varias versiones en varios puntos en distintos momentos, debido a expresiones cambiantes proporcionadas por el padre Maciel mismo, como «formación de líderes», «acción más efectiva», «caridad evangélica». Siempre fue bastante embarazoso que los Legionarios nunca pudieran ponerse realmente de acuerdo sobre cuál era su carisma, mucho menos explicarlo a los demás. Para expresar en forma delicada, la Legión necesita admitir que este tema lo ha vivido con gran ambigüedad.

Esperamos que este tema será materia de mucha oración, discusión abierta y honesta y discernimiento por parte de los Legionarios. Se debe consultar mucho a expertos en historia de la Iglesia, teología y derecho canónico.

2. La investigación sobre los orígenes e historia del escándalo

Una segunda dificultad ocasionada por el cardenal De Paolis fue la aparente decisión de dejar de lado los pedidos de una investigación más rigurosa del escándalo Maciel en su totalidad, más que la que fue llevada a cabo por los Visitadores apostólicos en los años 2009-2010. Su investigación consistió en gran parte en entrevistas con actuales Legionarios y se concentró en identificar las irregularidades en el estilo de vida de la Legión. No se ocupó directamente de los hechos que involucraban al padre Maciel, o su historia de abuso de menores o de mantener al menos dos amantes y tres hijos, o de las irregularidades financieras creadas por su estilo de vida. El cardenal puso en claro en más de una oportunidad que su tarea es la de supervisar los esfuerzos de reforma más que llevar a cabo otro trabajo legal.

La cuestión más general es la necesidad de sacar a luz la verdad sobre la historia de la Legión y de Maciel. Ni la Legión ni el Vaticano han elaborado una investigación exhaustiva que proporcione respuestas a interrogantes como:

¿Cómo es posible que el padre Maciel fuese reinstalado como Superior General en 1959, después de haber sido suspendido por dos años y medio durante una investigación vaticana sobre su conducta? Las acusaciones contra él luego resultaron ser ciertas. Se le permitió volver y continuar cometiendo abusos y llevar a cabo además un estilo de vida inmoral, inclusive ser padre de hijos cuando continuó como Superior General hasta el año 2005.

¿Cómo hizo para obtener en 1965, por parte del papa Pablo VI, un Decreto de Alabanza para la Congregación?

¿Qué hay detrás de la desaparición práctica de Maciel respecto a la Congregación por casi un año a fines de los 1970s? ¿Por qué otros Legionarios con responsabilidades de conducción no hicieron nada? Cuando ocurrió eso, durante ese período, uno de sus hijos había nacido. Maciel desaparecía regularmente durante semanas o un mes, sin que nadie planteara ningún interrogante.

¿Cómo pudo haber llevado una doble vida, siendo el padre de al menos tres hijos, con dos amantes y durante décadas, sin que nadie lo advirtiera o lo acompañara en el secreto?

Mientras entre los superiores de la Legión se sabía que él raramente celebró Misa o rezó el Breviario, o que participara en retiros, ¿por qué nadie advirtió estas señales de peligro? ¿Por qué nadie vio esto como un indicio de una vida espiritual débil si les llamaba la atención en otros casos?

¿Cómo fue que las Constituciones de la Legión, que ahora se reconoce tenían graves defectos y estaban en conflicto con el Derecho Canónico y ahora están en proceso de revisión, fueron aprobadas en el año 1983 por el cardenal Pironio, en ese entonces prefecto de la Congregación para la Vida Religiosa?

¿Cómo pudo un hombre así haber ganado acceso al papa Juan Pablo II y cómo pudo haberlo engañado también durante el transcurso de los años?

¿Cómo se puede explicar la defensa consistente de Maciel por el cardenal Angelo Sodano, ex Secretario de Estado del Vaticano, y por el cardenal Franc Rode, ex prefecto de la Congregación para la Vida Religiosa, y que ellos alentaran a los Legionarios a mantener su estima en él, inclusive después que la Congregación para la Doctrina de la Fe lo había censurado con la aprobación del Santo Padre en el año 2006?

¿Qué se puede decir de la cultura interna del Vaticano, pues mientras Maciel estaba siendo elogiado en su 60º aniversario en el año 2004 por el cardenal Sodano, al mismo tiempo estaba siendo investigado por el cardenal Joseph Ratzinger, en ese entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe?

¿Cómo es que los Superiores de la Legión pudieron promulgar entre los miembros una versión de los Estatutos de Regnum Christi, diferente a la aprobada en el año 2004 por el cardenal Rode?

A menos que sea aclarado adecuadamente el misterio del padre Maciel, lo que hizo y cómo, muchos cuestionarán lo adecuado de cualquier reforma. Quedarán en pie los interrogantes de cómo los Legionarios y funcionarios de la Santa Sede procedieron así con este hombre, y por qué nadie en el interior de la Congregación planteó objeciones, y si lo hicieron, por qué fueron ignoradas éstas últimas. ¿Cómo se explica la cultura interna de la Legión que hizo posible que hombres muy inteligentes en otros aspectos fuesen engañados en esa forma? Por eso es difícil ver cómo el Vaticano podrá aprender las lecciones necesarias a partir de la debacle Maciel, para hacer sus propias reformas internas y evitar que se repita en el futuro este tipo de tragedias.

3. La cuestión de la responsabilidad 

Una tercera debilidad en el actual enfoque es la aparente falta de preocupación por mantener en su cargo a individuos responsables por cumplir el rol de guardar secretos frente a las autoridades de la Iglesia que conocían el comportamiento de Maciel, o si ellos colaboraron inclusive con Maciel a través de la cooperación formal en esos crímenes. Es por cierto un área compleja dado el poder espiritual y psicológico que Maciel ejerció sobre tanta gente. El 1 de mayo, un comunicado del Vaticano declara que la gran mayoría de los Legionarios no estaban al tanto de la doble vida de Maciel, pues fue bien ocultada. Pero algunos Legionarios que fueron miembros desde los 1940s and 1950s han admitido que conocían los abusos de Maciel o su adiccion a las drogas e inclusive ellos promovieron el culto al fundador a Legionarios más jóvenes, quienes tomaron esas historias del heroísmo del padre Maciel como verdad del Evangelio. Ahora sabemos que esas historias fueron inventadas en su mayoría por Maciel y por otros. Hay una necesidad apremiante para que la verdadera historia de la Legión salga a la luz, y para que se hagan responsables los que distorsionaron la verdad y engañaron a generaciones de Legionarios más jóvenes, sin mencionar al Santo Padre y a la Iglesia en su totalidad.

Hay un grupo adicional de secretarios privados y ayudantes personales que, a lo largo de los años, viajaron con Maciel, organizando sus viajes y proveyéndole fondos para sus actividades. Ciertamente este grupo debe compartir algunas de las responsabilidades por ocultar la perversa vida de Maciel frente al resto de los Legionarios y a las autoridades de la Iglesia. No hay que apresurarse a culpar, pero es perfectamente razonable llevar a cabo una investigación a fondo y hacer a los individuos personalmente responsables.

4. Necesidad de un nuevo liderazgo

El cardenal De Paolis, ahora con más de ocho meses en su oficio de Delegado Papal, ha despedido hasta el momento a un único superior importante del cargo. En su gran mayoría, el mismo grupo de superiores que fueron designados por Maciel y que arbitraron todos los intentos para cubrirlo a posteriori de su condena por la Santa Sede en el año 2006, están todavía al mando. Naturalmente, la culpabilidad de cada uno es diferente y no se debe generalizar demasiado sobre ellos.

Pero en tanto ese grupo permanezca en el poder, pocos miembros de la jerarquía pondrán mucha confianza en la Legión. Una objeción de sentido común para mantenerlos en el poder es simplemente que algo tenían que saber, o deberían haber sabido, del estilo de vida del padre Maciel. Si ellos son culpables de lo primero, deben ser removidos de su cargo por fraude. Si son culpables de lo segundo, deben ser removidos al menos por incompetencia.

Serán necesarias las remociones, para restaurar un poco de confianza en la Legión. Lo mismo se puede decir para restaurar la confianza de esos Legionarios que permanecen y esperan alguna reforma. Para la mayoría de los que han abandonado la Congregación, la pérdida de confianza en el liderazgo ha sido la razón primera.

5. Las limitaciones del diálogo real

Frente a ellos, el cardenal De Paolis ha pedido discusiones sinceras y francas entre los Legionarios sobre los temas. Hay señales que tales diálogos están comenzando, y un vocero de la Legión dijo recientemente que esos diálogos comenzarían resueltamente en febrero y marzo, a nivel local y territorial.

Pero las viejas culturas difícilmente mueren, y es un conocimiento generalizado en el interior de la Legión que las voces que disienten con fuerza todavía son marginadas en forma regular. Algunos miembros de la Congregación han sido transferidos a destinos remotos, otros han sido amenazados. Los superiores todavía están ocupados en impedir que los disidentes se organicen.

Una de las prácticas más controvertidas de la Legión ha sido la revisión extensa, por parte de los superiores, de toda la correspondencia escrita, tanto la que llega por correo postal como la electrónica. Recientemente, la Legión comenzó a instalar en todas las computadoras programas-espías industriales muy agresivos para controlar todos los correos electrónicos y el tráfico en Internet de los miembros de la Legión.

No es claro en qué medida el cardenal es consciente de esas prácticas, pero en más de una ocasión él ha intervenido para impedir que los superiores transfirieran injustamente a algunos miembros que planteaban objeciones. Sin embargo, en su reciente carta se ve claramente que él no quiere ocuparse de supervisar cada movimiento del actual equipo a cargo, e instruyó a los religiosos para que lleven sus quejas a los superiores de la Legión más que a él mismo. Pero sin un acceso más fácil al cardenal o sus cuatro asistentes, muchos Legionarios se sentirán desamparados frente a posibles abusos de poder e inhibidos de hablar.

Se debería tener en cuenta otra cosa para llevar al diálogo con los que han abandonado la Legión debido a los escándalos. Su perspectiva de haber sido durante mucho tiempo miembros leales que se sintieron obligados a irse en los años anteriores podría agregar objetividad y liberar a la Legión de tener un enfoque demasiado estrecho de estos temas.

6. La difícil cuestión de la cultura

Por último, hay una seria cuestión bien entendida por la mayoría de los Legionarios procedentes de países no latinoamericanos. Es en qué medida, a falta de un término mejor, una «mentalidad latina» impregna a la Legión. Esa mentalidad manifiesta puntos de tensión con enfoques europeos y anglosajones para vivir la fe católica. La mayoría de las Congregaciones internacionales permiten una buena dosis de diversidad en expresiones y costumbres. Pero con la obsesión de Maciel por la uniformidad y unidad a lo largo del mundo y por un conjunto de reglas para todos, las diferencias nacionales y culturales fueron dejadas de lado. La tensión nunca fue afrontada con seriedad, ni siquiera fue reconocida.

Sin embargo, las trágicas equivocaciones y la decepción por el modo en que se abordó el escándalo pone de manifiesto el hecho que el liderazgo en gran medida mexicano estuvo mucho menos ocupado en atenerse a los hechos, sacarlos a la luz, permitir que la verdad fuese conocida en forma franca y afrontar las consecuencias. Culturalmente, los latinos tienden a ser más tolerantes con la conducta errónea, con la corrupción y con la deshonestidad. Ahora es claro que en realidad ellos no consideraron que los miembros de la Congregación tenían derecho a conocer la verdad sobre el estilo de vida del fundador, razón por la cual lo mantuvieron oculto. Mientras Maciel estuvo en el poder, se consideró este ocultamiento simplemente como un derivado de un orden estrictamente jerárquico, pero ahora eso fastidia a muchos como una forma burda de paternalismo.

No es casual que los Legionarios más indignados por el liderazgo tienden a ser los estadounidenses y los españoles, las dos nacionalidades más numerosas después de los mexicanos. Las vocaciones se han derrumbado en ambos países, tal como ha ocurrido en el resto de Europa. En términos de defecciones hacia el sacerdocio diocesano, la gran mayoría han sido los estadounidenses y los españoles. La Legión que alguna vez se enorgulleció de su carácter internacionalista, enfrenta la posibilidad muy real de quedar reducida a una Orden principalmente mexicana.

Es tiempo de enfrentar el hecho que mucho de lo que Maciel propuso como “inspirado por Dios” fue más que nada el bagaje de su propia limitación cultural y sus defectos.

Encontrar una forma de dar autonomía a los distintos territorios, des-enfatizar la noción de «unidad monolítica» tan promocionada por Maciel, e inyectar un interés saludable por la verdad y la responsabilidad pueden parecer metas demasiado obvias, pero si ellas son posibles significarán cambios dramáticos en la vida y cultura de la Legión de Cristo.

Otra posibilidad implicaría crear una forma radicalmente diferente de la Congregación, menos centralizada y más autónoma para Estados Unidos, donde podría adoptar un estilo más americano de apertura y transparencia. Aunque habría sido impensable durante todo el tiempo que prevaleció la mentalidad de Maciel en la Congregación, difícilmente sería la primera vez que la Santa Sede reconozca la necesidad de flexibilizar y otorgar autonomía a una Orden religiosa que necesita trabajar en forma diferente en países diferentes.

En Estados Unidos, esta solución podría poner a la Legión en posición de ganar de nuevo la confianza de la Iglesia y ofrecer una valiosa contribución a la Iglesia, algo que el Santo Padre tan obviamente desea.

Conclusión

Nadie sabe en este momento si las intervenciones extraordinarias de la Santa Sede proporcionarán una sólida renovación de la Legión. La mayoría de las Órdenes que administran en forma exitosa su propia reforma lo hacen después de un período de declinación, retornando al carisma y a los principios fundacionales del inspirado fundador. En el caso de la Legión, el fundador fue un “falso profeta”, por eso esa no es una opción.

Si se trata de sobrevivir y florecer, el futuro de la Legión dependerá del hecho que encuentre en el interior de ella misma líderes espirituales descollantes que puedan, con la ayuda de la Santa Sede y la inspiración del Espíritu Santo, tomar las cosas realmente buenas que la Legión tiene y articular un nuevo carisma y una nueva visión para el futuro.

Es dolorosamente irónico que Maciel mismo hiciera de este punto un tema importante de sus escritos y conferencias a los Legionarios, precisamente que el futuro de la Legión dependa del liderazgo espiritual de sus cofundadores. Los Legionarios rezan en forma regular una oración especial por la «autenticidad y fidelidad de los cofundadores”. Él tenía la intención que esos futuros líderes espirituales fuesen escrupulosamente fieles a su “inspiración” y a su Constitución. Pero esos líderes espirituales ahora deben ponerse de pie y crear una Legión muy diferente a la que Maciel tuvo en mente.

A menos que surja ese liderazgo, la Legión afronta una seria declinación y extinción o un largo período de andar a la deriva, sin un claro sentido de la misión y con poca influencia. Lo que se necesitan son líderes valientes que puedan liberarse definitivamente de Maciel y forjar un nuevo camino hacia el futuro.

Richard Gill, publicado originalmente en Chiesa

Comentarios
0 comentarios en “¿Se puede restaurar la Legión de Cristo?
  1. …..Uno piensa más rápido que escribe. Quería decir: «Y entonces el futuro les deparará sorpresas tan agradables como dolorosas serán las cruces en las que tendrán que clavarse día a día».

    Ea, un cordial saludo.

  2. Yo no he sido legionario, ni he estado más que puntualmente tratando con los legionarios. Pero conozco eso que comenta Oscar de otros movimientos cristianos. Dejamos de prestar atención a las circunstancias personales y nos encontramos formando parte de un «engranaje» en el que lo que nos compete se decidirá «en otra parte». Si la ínstitución está bien montada, bien mandada, y hay forma de plantear nuestras inquietudes y obtener apoyo sincero (ésto tambien ocurre….aunque lo contrario es más habitual), ese engrananje ayuda a los miembros y a su vocación.

    Pero en relación a la Legión de Xto, se ha dinamitado una pieza muy importante del engranaje: el fundador, y como consecuencia, los objetivos y los medios a través de la institución. Y de paso, con el eco mediático, los colegios, los donativos, las obras de la orden se han puesto en riguroso entredicho. Entre los individuos pueden abundar los santos, pero de la institución la gente «no se fía».

    Como en tantas órdenes, sus miembros con vocación y todo se habían olvidado que quien les llamó fué Cristo y seguían al fundador, sin más. Y quizás sea positivo que cada miembro, a través de estos acontecimientos, se pregunte en la oración ¿a quién quiero seguir? Porque siguiendo a Cristo….el barco se puede hundir y seguiremos nadando….y llegaremos a la orilla enteros.

    En mi opinión, y eso hay que rezarlo mucho, si la Legión de Xto quiere tener futuro sus miembros necesitan apoyarse sobre el pilar más importante: Cristo, con la Virgen, en la Iglesia. Y desde ahí….empezar de nuevo, quizás incluso como una pequeña orden…en la haya transparencia y los miembros sean intachables. No fariseos, sino intachables. Y elegir a alguien ejemplar, de dentro….o de fuera….que tome el mando y, con sinceridad y transparencia, reforme la orden.

    Para que la orden recupere su auge, yo creo que pasarán décadas de dar ejemplo y no tener secretos. Y entonces el futuro les deparará sorpresas tan agradables como las cruces en las que tendrán que clavarse día a día.

    Un cordial saludo.

  3. No es un problema de maciel si no de idolatrar personas, instituciones, etc. ha tenido que salir pederasta el fundador para darse cuenta. El problema de la institucion por encima del individuo, la idolatria al fundador, etc. Se repiten en muchas instituciones de la iglesia… O prelaturas

  4. Yo fui legionario y me di cuenta de cómo en contra de lo que dice el Señor, la institución está por encima del individuo. El día que cambie esto habrá un poco de esperanza.

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