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Monseñor Omella, tenemos una pregunta para usted

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¿Respetará el arzobispado de Barcelona nuestro derecho a ser catalanes y españoles?

El Patronato de la Sagrada Familia, presidido por el Cardenal Omella, declaraba ayer que condena “la violencia vivida ayer en Cataluña”. Una curiosa vara de medir, pues nunca han condenado la violencia perpetrada por los Mossos de Esquadra, una fuerza que cuenta con el dudoso honor de ostentar la peor condena a un cuerpo policial autonómico: 5 agentes fueron condenados por la Audiencia de Barcelona a penas de prisión de hasta 6 años y 7 meses. Se les imputaron delitos de torturas, lesiones graves, detención ilegal, violación de domicilio, contra la integridad moral y malos tratos.

Y sigue hablando de la “jornada electoral de ayer en Cataluña” ¿Jornada electoral? ¿La performance separatista? ¿El golpe de estado que se pasa por el forro la Constitución y el Estatut? ¿El butifarrèndum con pucherrèndum final? Monseñor Omella, ¿está de acuerdo con calificar la farsa de ayer, un insult per a tants catalans, com “jornada electoral”?

Leemos también que “El arzobispado de Barcelona respeta el derecho de sus trabajadores a secundar la huelga general en Cataluña”.

Monseñor Omella, ¿respeta también el arzobispado de Cataluña el derecho de los cristianos a no tener que soportar propaganda nacionalista y separatista desde los púlpitos?

¿Respeta también el arzobispado de Cataluña el derecho de los cristianos a que sus iglesias no sean utilizadas para difundir propaganda separatista y divisiva?

A la espera de su respuesta constatamos que el sacerdote Custodio Ballester fue enviado por usted al exilio, fuera de la diócesis, mientras que los sacerdotes de la diócesis que firmaron el manifiesto separatista a favor de que nos declaren extranjeros en nuestra propia tierra a millones de catalanes que somos y nos sentimos españoles campan a sus anchas, e incluso ostentan puestos de responsabilidad en el arzobispado.

La historia nos enseña que el peligro para la Iglesia ha sido siempre el venderse a los poderosos, abandonando a los humildes y sencillos a cambio del bienestar que ofrece aixoplugar-se sota la protecció del poder, encara que aquest trepitgi els drets de la gent.

Usted decide, pero por ahora vemos a alguien simpático y campechano… fuerte con los débiles, débil con los poderosos y dispuesto a mirar para otro lado cuando en las instituciones que preside se retuerce el lenguaje para hacerle el juego a quienes, desde el odio y la división, actúan ilegalmente para arrebatarnos nuestros derechos.

Per cert, monsenyor Omella: ¿cerramos algún día la Sagrada Familia para protestar contra la violencia del aborto? ¿Contra el abuso de los poderosos? ¿La pobreza y explotación? ¿La ideología de género? ¿La cristianofobia del Parlament? ¿El laicismo agresivo de las leyes autonómicas? Ah no, que això és enfrontar-se al poder.

Dolça i secularitzada (pels capellans) Catalunya…

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