Los perritos de Cifuentes, por Gádor Joya

Este pasado lunes, día 20, Cristina Cifuentes visitó un centro veterinario de acogida de perros abandonados y prometió reformar la ley de protección animal para conseguir el propósito de “sacrificio cero”. Posó tiernamente junto a un cachorrito, vestida con una camiseta con el número cero. Cuando escuché la noticia y sus declaraciones pensé que si no me hubiera enterado de la primera parte de la noticia, bien podría haberse referido a los niños en riesgo de ser abortados. “Conseguiré el objetivo de sacrificio cero e impulsaré la adopción”, dijo. Palabras de la misma persona que ha declarado en público ser partidaria de que se sacrifique a seres humanos en serie por derecho, porque sí. Es decir, que apoya 120.000 sacrificios de seres humanos al año. Tal vez sea previsible esta protesta, yo diría que es inevitable. Más de un madrileño habrá pensado lo mismo después de oirla y verla. ¿Se merece nuestro voto una mujer que pide sacrificio cero para un perro y a la vez defiende el sacrificio masivo de los seres humanos antes de nacer? ¿Es comprensible que no tenga ningún pudor en mantener ambas posturas, y en pedir un plan de adopción para perros sin que haya dicho ni pedido lo mismo para los niños que mueren cada día en la Comunidad de Madrid por aborto? Recuerdo que en las prácticas de mi carrera de Medicina anestesiábamos a las ratas para que no sintieran dolor al experimentar con ellas. Es una de las numerosas muestras de respeto al animal que no se da al ser humano. Cristina acaba de hacer lo mismo. Le propongo a Cristina Cifuentes que vea conmigo un vídeo que muestre cómo se despedaza a un feto cuando se le practica un aborto. Le propongo que se atreva a ponerse una camiseta roja de “Aborto Cero” y pida también el sacrificio cero para los seres humanos, así como que prometa que va a impulsar la adopción en su comunidad, para conseguir dicho objetivo. Fíjese, señora Cifuentes, que ya no aspiro a que le muestre usted al ser humano el respeto creo merece por encima del resto de seres vivos, sino que, al menos, les dé usted el mismo trato a un hijo que espera nacer que a un perro. ¿Será usted capaz?