La mano que mece la cuna, por Antonio R. Peña

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Desde el final de la segunda guerra mundial el “Stablishment”, o poderes fácticos financieros-políticos, pretenden edificar un Nuevo Orden Mundial. Para ello ha sido necesario la destrucción del antaño Occidente Cristiano y de sus estados nacionales. Este proyecto se ha ido asentando en nuestras vidas casi sin darnos cuenta.

La situación actual es resultado, querido, de este proceso compuesto por un armazón que gira sobre una idea fundamental: una nueva cosmovisión de la vida, del ser humano y de las sociedades sobre lo que es Bueno y Malo, incluso sobre lo que es y no es.

La cosmovisión del Nuevo Orden Mundial se asientan principalmente sobre tres líneas: la primera, anticristianismo, utilizando todo tipo resortes (desde ideologías, sistemas educativos y expresiones culturales a relaciones familiares y sociales). La segunda, el poder del dinero (sobre el que se compran gobiernos, partidos, voluntades y se eliminan resistencias). La tercera, la construcción de instituciones globales que dictan las políticas económicas, sociales y culturales que todos los países deben llevar a cabo.

Estas tres líneas se desarrollan mediante múltiples elementos, tales como mitos que nadie debe cuestionar y que se sitúan en el ámbito de lo que debe ser considerado como Lo Bueno, por ejemplo:

La lucha contra el –supuesto- cambio climático o contra la –supuesta- superpoblación, el multiculturalismo, los preceptos de género y de bioética anticristiana (aborto, eutanasia, eugenesia…), la “familly modern” (individuos unidos por simples lazos de convivencia o de afinidades ya sexuales ya culturales…), o la construcción de instituciones globales que controlen las finanzas de los estados, así como la instauración de gobiernos continentales como superación del estado-nación culturalmente cristiano.

Para la imposición y aceptación de estos elementos es necesario un trenzado de grupos y entidades públicos y privados (culturales, empresariales, de acción social y política…) cuyo objetivo es hacer –esos mitos- realidad diaria vivida por las personas. Y todo ello protegido por la acción gubernativa directa (mediante legislación-tribunales y políticas de financiación).

Pero, aún con todo, para la imposición y aceptación de esos mitos son necesarias otras acciones como, por ejemplo, mantener la comunión de ideas e imposibilitar el pensamiento disidente. Esto se lleva a cabo especialmente mediante la red educativa y los medios de comunicación de masas.

La red educativo-cultural y los grandes medios de comunicación son los encargados de controlar la información que se enseña y se da a la sociedad, así como de falsear e inventar la historia y la realidad; de moldear, enseñar y cimentar las nuevas Verdades.

Y esto, ¿es suficiente para el triunfo del Nuevo Orden Mundial y de su cosmovisión? En absoluto. La fuerza del gen cristiano en la sociedad occidental es de tal fuerza que es preciso colapsar esta sociedad desde fuera y desde dentro.

Desde fuera, mediante la guerra exterior que obligue a la intervención militar directa de occidente, multiplicando los desembolsos económicos de los estados y los sacrificios de las sociedades ¿Quiénes son aliados de los estados wahabitas y salafistas? ¿quiénes han fomentado las “primaveras” islámicas? ¿quiénes están amparando, protegiendo y armando a movimientos islámicos como Fateh al-Sham o al-Nusra, los Hermanos Musulmanes y Al Mourabitoun o Ansar al-Sharia, por ejemplo?

Desde dentro, llevando esa guerra al interior de los estados occidentales ¿cómo? Favoreciendo la entrada de terroristas en suelo occidental y fomentando la masiva inmigración ilegal musulmana ¿La intención? Provocar turbación y desasosiego, agitación y colapso.

Estamos ante una gran operación de transformación mental y cultural, económica, social y política para destruir lo que queda del hombre occidental y cristiano. La finalidad es dar nacimiento a un nuevo hombre y a una Nueva Era. Esto es lo que los promotores del Nuevo Orden Mundial no quieren que se conozca.

Las certezas, los principios y la Esperanza Cristiana libran batalla contra la Bestia y su siervo, el Gigante de Tres Patas y Ojo que Todo lo Ve ¿Qué grado de sacrificio estamos dispuestos a realizar para impedir estos propósitos y derrotar a la Bestia y a su Siervo?

No son estos tiempos de dudas e irresoluciones sino de certezas, seguridades y valentía en proclamar y defender los principios que conforman Nuestro Ser Cristiano, porque no hay alternativa.

A finales del siglo XV, Luís Portocarrero, cuñado del Gran Capitán Fernández de Córdoba, estaba defendiendo la ciudad de Alhama contra el muslim. A punto de sucumbir al cerco mahometano, Luis arengó a sus tropas (1483):

“Avéis demostrado fasta aquí devoçión y esfueço en la defensa destos muros” y “vençidos ya de flaqueza ¿por qué lugar os parece que podemos salir para salvar la vida?”. “Si solo por miedo desamparásemos estos muros con razón seríamos llamados homes livianos que a todo se ofrecen sin deliberación y se retraen sin vergüenza queriendo antes la afrenta” que morir “faciendo nuestro dever” “dando buena cuenta a Dios de nuestras ánimas”. “¿Qué, pues, falleçe aquí salvo esfuerço de buenos homes y devoción de buenos cristianos para pelear en defensa de nuestra Fe y de nuestra Ley?” “Vos aseguro que devemos morir defendiendo Alhama, y no vivir cautivos de los moros”, “devemos tener firme esperanza que ni Dios desamparará a su pueblo, ni nuestro rey olvidará a su gente”.

Hoy, como ayer, es necesario volver a dar la batalla contra los “tiranos de las conciencias”.

Antonio R. Peña

Dr. en Historia

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