Al Excmo. Sr. D. Ignacio Echeverría Miralles de Imperial, in memoriam.
Antaño se lavaba el honor de un alma
empuñando el acero en duelos singulares.
Con el brío de Heracles se alcanzaba la palma
en campos de batalla y furibundos mares.
El legado de aquellos héroes es una ofrenda
que revive, cual joya oculta que deslumbra
al mostrar su esplendor, ahondando en la leyenda
del noble caballero que a nuestra Patria encumbra.
Entre los verdes cabos de Prioriño y Segaño
nació un alma de luz, forjada con amor
e impregnada en valores insólitos de hogaño,
en pos de la justicia y el bien con pundonor.
Sobre encrespadas olas su tabla deslizó…
Con rumbo recto y fijo en la navegación
surcó mares lejanos. A Londres arribó
con velas desplegadas de ambición y tesón.
La tempestad umbrosa presagiaba el ocaso.
Un día infausto, envuelto en brillos de metales,
hizo frente a las fieras con presuroso paso.
Su indómita proeza deslumbró a los mortales.
En la heroica hazaña –sin flechas en aljaba
ebúrnea de Artemis, sin magia de Merlín–
era su talle airoso el que aventuraba;
su florete en la lucha, ágil monopatín.
Durante el forcejeo, y en acto generoso,
defendió nuestra causa con firme caridad.
Fue en la barbarie un almo resplandor impetuoso
que prendió la tiniebla con lúcida verdad.
Las hienas atentaron injuriando al Amor,
y él entregó su vida cual consagrado preste.
Nuestro héroe expiró musitando con fervor
una oración sencilla –oh bálsamo celeste–.
¡Pero él no ha muerto! ¡Cómo no ha de vivir
si su gesta resuena en vastas latitudes,
si venideros vástagos su estela han de seguir,
si es dechado luciente de sublimes virtudes!
Brota nuestra esperanza honrando su memoria,
y allí en lontananza vive junto al Eterno.
¡Gloria al héroe que deja su impronta en la historia,
esencia pura de una flor del pensil superno!
José Gabriel Risco Pablos.
Poeta.