Crisis en la Iglesia ¿Palos de ciego?

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Como respuesta a las últimas evidencias en materia de abusos sexuales, el Papa ha decidido destituir de su condición de sacerdote a los presbíteros Cristián Precht en Santiago y Jaime Da Fonseca en Valparaíso. A ellos se suma la reciente destitución de Fernando Karadima, condenado antes a una vida de reclusión y oración. Y, encabezando estas medidas, la dimisión de siete obispos. El Papa ha querido demostrar que no aceptará más este tipo de escándalos. En fin, “más vale tarde que nunca”.

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Sin embargo, la crisis de la Iglesia es mucho más profunda. Es cierta la responsabilidad de tanto cura involucrado en estos líos: ellos, como adultos, debieron dar un paso al lado para organizar sus vidas al margen del sacerdocio. Como tantos otros; porque son numerosos  los sacerdotes que han dejado el ministerio para reconvertirse en laicos. Así como es severa la caída en el número de nuevas vocaciones. Todo esto muestra cómo, entre nosotros, ha perdido sentido el ser sacerdote.

 

Si no se aprecia esta realidad y no se trata de ponerle remedio, las medidas que se tomen no constituirán más que palos de ciego. De hecho, para encontrar la raíz de esta crisis que hoy nos azota en la cara, es necesario remontarse a casi sesenta años atrás, cuando un número importante de obispos de la época, con Monseñor Raúl Silva Henríquez arzobispo de Santiago a la cabeza, tomaron la decisión de convertir a la Iglesia de Chile en un instrumento para el acceso al poder del recientemente creado Partido Demócrata Cristiano y de sustituir la doctrina cristiana por una ideología afín con ese propósito.

 

Fue así como apoyaron la Reforma Agraria que destruyó nuestra agricultura; como transformaron la opción preferencial por los pobres en una opción por la lucha de clases; como apoyaron la política socialista y estatista de aquellos años, y miraron para el lado cuando al interior del clero se formaron grupos definitivamente entregados a la causa marxista. Le dieron la espalda a Paulo VI, cuando este promulgó la encíclica Humanae Vitae, y cohonestaron la política de control de la natalidad promovida por Frei Montalva, con el resultado de que ahora carecemos de los jóvenes que se puedan hacer cargo de tanto viejo.

 

Estuvieron detrás de la toma de la Universidad Católica de Santiago y cambiaron la formación de los nuevos sacerdotes promoviendo que una sociología barata asumiera el lugar de la teología tradicional. Los obispos que vinieron después fueron más cautos; pero, para nada levantaron en serio la voz cuando se destruyó al matrimonio por medio del divorcio y a la vida por medio del aborto y nada han dicho hoy de cara a la ideología de género. En este contexto ¿para qué ser sacerdote?

 

Si no se enfrenta esta realidad, mi impresión es que la Iglesia seguirá de tumbo en tumbo. No sería de extrañar que, por la reticencia de los jóvenes a entrar a los seminarios; por la salida voluntaria de muchos ya ordenados y, por la expulsión de otros, a muy poco andar la Iglesia de Chile se quede sin sacerdotes.

 

(*) Doctor en Derecho, catedrático y político chileno.

 

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Comentarios
3 comentarios en “Crisis en la Iglesia ¿Palos de ciego?
  1. Los Obispos perdieron la Fe.

    Son lo peor de la Iglesia.

    Abandonaron a su Señor y se dedicaron a jugar al aprendiz de brujo, a la Ingenieria Social.

    Y por supuesto a promocionar el LGTBQIOC en sociedades que estan en pleno suicidio demografico !

    Ya no predican, no enseñan, no se como se pueden irar en el espejo sin vomitar.

    Y son tan catetos que cuando los socialismos son repudiados por los los pueblos, siguen en o mismo

    Y el peor de ellos es Jorge el Apostata.

    Por eso imitando a Caton el Censor

    HAY QUE DESTUIR A BERG OGLIO

    Antes que el destruya la Iglesia

  2. Estoy de acuerdo con todo lo que dice el artículo. Pero hay que agregar que Silva Henríquez fue un instrumento importante en la destrucción de la familia, apoyando al gobierno democratacristiano a aplicar campañas de contracepción a través de la implantación de artilugios anticonceptivos en la vagina de las mujeres cuando iban a hacerse un «control» a los hospitales, las que daban a luz, le ligaban las trompas sin su consentimiento. También de aprobar las píldoras anticonceptivos. Aprobaban también la comunión de los casados vueltos a casar. Está demás decir que fue gran oponente a la Humanae Vitae de S.S. Pablo VI.

    Silva Henríquez estuvo feliz acompañando a Fidel cuando vino a Chile en 1971 por dos meses en el gobierno de Allende.

    Ahora en la investigación que está haciendo el Ministerio Público sobre la actuación de los prelados en los casos de abusos sexuales, están comprometidos de alguna manera TODOS sus asesores. Esperemos otro tiempo para ver qué aparece.

  3. «cuando un número importante de obispos de la época, con Monseñor Raúl Silva Henríquez arzobispo de Santiago a la cabeza, tomaron la decisión de convertir a la Iglesia de Chile en un instrumento para el acceso al poder del recientemente creado Partido Demócrata Cristiano y de sustituir la doctrina cristiana por una ideología afín con ese propósito. »

    Ahh, ahí está la madre del borrego…

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