Consideraciones sobre lo ocurrido en la emisora juvenil de COPE

por El Olivo | 16 enero, 2014

El colaborador blasfemo ha cesado ya en Megastar. David, una vez más, ha vencido a Goliat. No vamos a felicitarnos por lo que era obligado. Pero costó algún trabajo que lo que era absolutamente necesario se impusiera. Supongo por presiones irresistibles de alguien o de «álguienes». En mi opinión con solideo.

Un breve relato de los hechos. Infovaticana, en encomiable labor de investigación, dio con una fotografías bastante impresentables en un medio no ya católico sino episcopal. Y su actuación fue absolutamente evangélica. Una corrección fraterna de libro. Se dirigió al máximo responsable de esa radio informándole de los hechos y pidiendo la retirada de lo que hería la sensibilidad de no pocos católicos. La respuesta fue el absoluto silencio. Entonces Infovaticana publicó esas imágenes. Que alguna otra página recogió. Por ejemplo este Blog.

Eso molestó a los coperos, algún personajillo publicó un lamentable escrito que era evidente contra quien iba, lamentable y estúpido, pero era evidente quien tenía la razón, reconocida incluso por la COPE que por fin hizo desaparecer tales imágenes. Por algo sería. Porque si no tenían nada objetable sería absurdo retirarlas.

La inicial molestia de los responsables de la emisora de los obispos debió trasladarse, mucho más comprensiblemente, a Infovaticana que continuando en su investigación descubrieron que un desyacado colaborador de la emisora juvenil del Episcopado hacía gracias, malditas gracias, en su página particular que eran ya blasfemas. Una de ellas de lo más repugnantemente blasfemo que yo he visto sobre la Santísima Virgen.

Primeras declaraciones de que el blasfemo era un gran profesional, que tal vez lo sea pero nadie ponía eso en cuestión, y ante la posibilidad de que todo quedara en nada y que el ídolo, o idolillo, de la juventud que le escucha en una radio del episcopado que se mantendrá con el dinero de los católicos me decidí tras pensarlo no poco y encomendarme a la Santísima Virgen, consciente también de que iba a herir a no pocos católicos, publicar la asquerosa blasfemia en el Blog. Fue mano de santo. A las pocas horas, en cifra de un digito y de los bajos, el colaborador blasfemo se despedía de la emisora de los obispos. Y ésta publicaba una nota reconociendo que no habían tenido el cuidado necesario en buscar tal colaborador. Inmediatamente, y con enorme satisfacción por mi parte, procedí a eliminar tan asquerosa imagen.

Ahora las consideraciones. Tiene que aprender todo el mundo que internet ha cambiado por completo el panorama. Hace unos años si un particular denunciaba un hecho no se enteraba nadie. Y se podía tirar al cesto de los papeles esa denuncia por fundamentada que estuviera. Hoy se entera todo el mundo. Y no es una expresión habitual por mucha gente sino que trasciende mucho más allá de las fronteras.

Y ante hechos megaescandalosos, por utilizar el mega, y éste lo fue, el silencio es imposible. Y cuanto más tarde, peor. Pésima política la del avestruz. Las fotografías del obispo argentino Bargalló en la playa mejicana con su amiga le hicieron imposible como obispo. El vídeo del también obispo argentino Maccarone con el chapero, igual. La repugnate blasfemia con tra la Santísima Virgen de un locutor de la radio de la Conferencia Episcopal Española no la podían resistir los obispos. Y así fue. Ya está fuera el locutor. Si le hubieran echado en el momento mismo en que se descubrió la  asquerosa imagen hubieran quedado mucho mejor. Y se habrían ahorrado la difusión del escándalo.

Luego está la chulería de algunos. ¿Voy a hacer caso a eso pigmeos? ¿Yo, tan importante, con tanta audiencia, tan respaldado? Pues ya ven que a algunas cosa, las diga Agamenón o su porquero, hay que hacerles caso. Porque esos respaldos tienen un límite. Y nadie acepta quedar a los pies de los caballos por un subordinado, aunque sea mucha su importancia.

También creo que hay que hacer mención del estatus de algunos católicos «oficiales». Los laicos en la Iglesia somos paganos, paganos de pagar. Pero hay algunos que son cobranos, de cobrar. Es posible que en casos con cantidades muy considerables. Se ha creado así una casta parecida a la de los políticos o los sindicalistas de personas que tienen como profesión, como profesión rentable que no de fe, ir de católicos. Algunos de católicos vitalicios. Los católicos que ponemos la x en la declaración de renta, además de lo que demos a la Iglesia por otros cauces, ya sabemos que tenemos que pàgar a los políticos, a los sindicatos, al cine, al fútbol, a los obispos, a los sacerdotes, a la caridad de la Iglesia y a esos católicos «oficiales». Designados a dedo. Creo que de ellos podemos exigir dos cosas. Que sean coherentes con lo que la Iglesia enseña y que sean agradecidos a quienes les sustentamos. Si se dedican a darnos patadas en los perendengues pues igual terminamos cabreándonos. Y hasta pudiera ser que algún cabreado se decidiera a hacer periodismo de investigación y publicara las remuneraciones de algunos de los que viven de la Iglesia. Por muy arcano que sea ese secreto.

Luego está la responsabilidad del mando. Estoy seguro de que hasta que se levantó esta porquería la gran mayoría de los dirigentes de la COPE y todos los obispos no tenían ni idea de todo eso. Aunque pudiera haber culpa in eligendo e in vigilando. Pero tendrán que espabilar. Porque si una golondrina, en este caso más bien un grajo o un cuco, no hace verano si se multiplicaran no quedarían nada bien. Si esto les sirve de aviso, bendito sea Dios, pero si cosas como éstas se repitieran algo olería a muy podrido en la Iglesia española.

Tengo la impresión, puedo estar equivocado, de que aquí los obispos, no sé si el presidente de la CEE, el de la Comisión Episcopal de Medios o unos cuantos obispos motu propio, dijeron: se acabó. Cumpliendo con su deber pastoral. Pero pudo no ser así. Y que al fin la COPE fuera la que se decidiera a hacer lo que debió haber hecho desde el primer momento.

Por último está lo de la coveniencia de medios de la Iglesia. Que me parece indudable. Pero siempre que sean medios eclesiales. Porque para otra cosa ya están los demás. No sigo la COPE por lo que no puedo opinar sobre la misma. 13TV me parece muy manifiestamente mejorable como medio eclesial. Y lo de una radio para jóvenes, por lo que hemos visto mucho mejor que no existiera. Y menos con mis dineros.

Artículo publicado por Francisco José Fernández de la Cigoña en su blog.