¿Conferencia Episcopal = Gobierno eclesial?

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Gobierno civilLa forma de enfocar la noticia, el título, debiera ser equivocado pero, lamentablemente, es real.

«Gobierno eclesial y gobierno civil se ven las caras en la Moncloa»

El gobierno Civil gobierna jerárquicamente la Administración Central, es fruto de la elección parlamentaria y asume el poder de la soberanía nacional, a través de un Presidente que manda sobre los ministros, y nombra delegados territoriales, que son subordinados del presidente del gobierno.

Pero la Conferencia Episcopal no es el Gobierno religioso, o mejor dicho no debiera serlo, aunque en muchos casos se creen que es y actuan como tal tus dirigentes, y lo que es más grave, obedecen como si lo fueran los obispos

Las conferencias episcopales han sido asumidas por los fieles, pero más todavía por el clero, incluidas las jerarquías, todos infectados inconscientemente de categorías liberales y de un mal entendido democratismo, como una suerte de parlamentos en los que se encarna la «soberanía» de la Iglesia.

De esta forma los obispos serían una especie de diputados de la asamblea y además con poderes de gobernador delegado (de una Conferencia episcopal soberana) en su diócesis.

Y todos ellos dependientes del presidente de la conferencia episcopal, de forma análoga al funcionamiento del poder civil en el Sistema Liberal, su congreso, el presidente y los delegados del gobierno.

Pues no señor. Cada obispo, sucesor directo de los apóstoles, es la máxima autoridad de su diócesis, sin que tenga que seguir ninguna consigna impuesta por la asamblea, y sólo está sometido a la Autoridad del Vicario de Cristo.

Eso parece haber sido olvidado en la Conferencia Episcopal Española, órgano burocrático y en el mejor de los casos consultivo y coordinador, cuando, comprometiendo a la Iglesia de España, se arroga la representación de la misma, en muchas ocasiones sin ni siquiera el respaldo de una votación unánime de apoyo concreto.

¡Qué la Conferencia Episcopal se dedique a conseguir precio como central de compras, a ofrecer servicios a los obispados y parroquias, como las mancomunidades de municipios, etc… y que abandone la política servil al servicio de partidos liberales abortistas, comprometiendo grave y negativamente a la Iglesia y deje a los obispos, en comunión con el Papa, la labor pastoral y magisterial, respetando su soberanía diocesana!

¡Y que asuma que no es un parlamento y sus cargos no son presidentes de un gobierno ni miembros de la mesa del Congreso, ni diputados, con «soberanía nacional» sobre los católicos de toda España! Comentario publicado por Manuel Morillo en la noticia de Infovaticana.

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