Cain (citado por otras razones en el segundo capítulo de la Encíclica) fue en realidad el primer “ambientalista” de la historia. Se puede suponer que los celos que le hicieron matar a Abel fueron fruto de que éste deterioraba el ambiente. Abel, de hecho contaminaba la tierra criando manadas. Pero no solo, sacrificando los mejores corderos de Dios, contaminaba el aire con el humo de los animales quemados. Un verdadero contaminador (y anti ambientalista). La conciencia ambientalista de Cain no podía tolerarlo… Capturada la atención del lector con esta irónica introducción, ahora propongo: antes de nada mi lectura e interpretación de la Encíclica, una lectura que prescinde de muchas referencias complejas que tendrían que constar de un comentario más amplio. Esta síntesis representa, para mi, la Enseñanza de Papa Francisco y de la Iglesia. A continuación propongo algunas consideraciones generales sobre la Encíclica: Mi resumen o mensaje principal de la Encíclica: “ el empeoramiento medioambiental es consecuencia de la decadencia ética del hombre, causada por el pecado, que rompe con la relación ciencia-religión. A este hombre se le ha escapado el sentido de la vida y de las acciones, ha dejado de nutrirse intelectualmente y espiritualmente, transformándose en un hombre materialista, privilegiando solo la satisfacción material y convirtiéndose en un consumador excesivo, con un comportamiento irresponsable. Esta actitud ha influenciado progresivamente su pensamiento dejándose sugestionar por una vision nihilista que lo ha llevado no solo a no comprender la naturaleza, si no a no respetarla, utilizando mal su misma libertad. A este hombre, tecnológicamente avanzado, pero poco preparado en materia de sabiduría, se le ha escapado de las manos el mismo poder tecnológico, llegando a utilizarlo de manera irresponsable. Ha perdido Dios y ha llegado a exasperar el relativismo doctrinal dejando que las herramientas a su disposición (tecnológicas, económicas) posean autonomía moral, para después, como era de preveer, escapársele de las manos… Para solucionar el problema del empeoramiento medioambiental, hay que cambiar el corazón del hombre y su actitud, no tanto las herramientas tecnológicas, llevándole de nuevo a respetar la Creación, empezando a respetar la vida humana. No es la tanto la reducción del número de personas en el mundo o las nuevas técnias que remedian los errores, sino las referencias a valores y éticas actitudinales adecuadas. No se tiene que divinizar la naturaleza, pero cambiar al hombre colocándole en su lugar, devolviéndole el rol que ha querido Dios. Obviamente poniendo a Dios en primer lugar. Y la tarea de cambiar al hombre es responsabilidad de la Iglesia, que tiene que hacerse cargo de la reeducación del hombre. Enseñarle a respetar las virtudes según la espiritualidad cristiana, con la oración, los sacramentos, y naturalmente con su Enseñanza (como esta Encíclica). Si este resumen mío fuera correcto, de este momento en adelante no pueden ser más puestos en tela de juicio (si lo hubieran sido antes) los puntos de la Enseñanza aquí expresados: el origen del comportamiento que lleva al empeoramiento ambiental es el pecado y la pérdida de Dios. Por lo tanto, la decadencia moral que lleva a la decadencia medioambiental. Por eso el hombre tiene que cambiar, no los instrumentos técnicos. Y la Iglesia es responsable de llevar a Dios a su lugar y de devolver al hombre su papel. Las consideraciones generales sobre la Encíclica pueden ser útiles con la finalidad de explicar algunos puntos que pueden llevar a confusión, pero sobre todo interpretables arbitrariamente con el objetivo de poner en discusión todo lo citado anteriormente sobre el mensaje clave de la Encíclica. Algunos puntos pueden concretarse porque pueden crear confusión sobre las causas y los efectos. Pongo tres ejemplos contenidos en la Encíclica:
- Los consumos excesivos del hombre materialista que caracterizan desde hace más de treinta años la civilización consumista y son causa, indirecta pero provocada de la contaminación medio ambiental. El consumismo (al principio sobre todo en EEUU) ha sido efecto, consecuencia de políticas económicas determinadas a compensar la dinámica negativa del crecimiento del PIB como consecuencia de la caída de la tasa de natalidad en el mundo occidental. ¿Cómo podría crecer el mundo real, en el tiempo, si la población no crece y envejece? La respuesta es: de hecho está solo creciendo el consumo individual. Pero todo esto ha obligado a que crezca el poder de adquisición, gracias a la separación de las producciones en áreas de bajo coste, que han provocado una rápida industrialización en países poco preparados y todavía insensibles a la protección del medio ambiente. También ha producido industrialización en los países de gran consumo, dividiendo el mundo en países consumistas y no productores y países productores pero todavía no consumistas. Creando así unas premisas para la inestabilidad económica global y mayor indiferencia sobre el medioambiente.
- Los consumos no bastaban para sostener los efectos de los costes producidos por el envejecimiento de la población, el modelo de consumo adoptado ha contado con el recurso de la deuda de los consumidores, cuando éste se ha vuelto insostenible, el sistema ha caído.
- Esto explica también el papel de los bancos que han querido sostener el sistema de deuda y la decisión de sostenerlos cuando se ha encontrado en una situación complicada. Pero han sido una serie de efectos. Y la caída de la natalidad en el mundo occidental, gracias a las doctrinas neomaltusianas, ha sido la primera causa y origen.
- Segundo: la miseria material no es la causa de la miseria moral, ni el efecto o consecuencia. La desigualdad no es el origen del mal, es consecuencia del pecado que provoca en el hombre sentimientos de egoísmo, avidez, indiferencia. Si estos sentimientos permanecieran, una repartición igualitaria de los recursos también produciría alteraciones dañinas y penosas.
- Tercero: la causa de los errores en la aplicación de modelos técnicos científicos no es el obstáculo por los criterios de valoración moral. La causa se encuentra en querer negar la relación entre los medios y los fines y pensar que la ciencia y técnica tengan que tener autonomía moral.
¿Quién se preocupa de negar los tres puntos, ejemplos arriba citados? Lo está el pensamiento de la ciencia, convencido de poder rehacer la Creación, imperfecta, y reconstruir el hombre, imperfecto a su vez. Querrían que el ambientalismo fuera la religión universal en el mundo global hacia cual llevar todas las demás espiritualidades con la finalidad de darle una nueva dimensión al valor único de la dignidad del hombre, criatura de Dios. Pero para ser más convincentes, sobre el tema del ambiente por ejemplo, éstos sostienen que quien niega su tesis tiene interés por sostener a los lobbies. Hacen que ignoran que la “resource revolution” ligada al “climate risk”, como consecuencia de propuestas de soluciones del ambientalismo, son también un negocio… pero corramos un tupido velo… Concluyo recordando que para solucionar el problema de esta importancia, no son los efectos lo que tienen que corregirse, sino las causas de verdad, que por tanto tienen que ser resaltadas, de lo contrario se arriesga a empeorar los mismos efectos. Casi siempre las verdaderas causas coinciden con la negación de las leyes naturales según la Creación. Esta Encíclica, si he entendido bien, lo explica de manera exacta y continúa con el legado de la Enseñanza de otros pontífices. Publicado en Il Foglio. Traducción de Infovaticana
Es verdad que se palpa la diferencia (con solo leerlos) entre los documentos de ambos pontífices, aún así si «limo las aristas´´ de esta conversación me parece que su descontento para con la nueva encíclica papal se basa en el estilo y su manera de afrontar, desde una óptica católica, el problema del cambio climático. Eso ya es como discutir sobre nuestra actriz favorita o nuestro color preferido; para gustos hay colores, aún así me alegra que usted no vea el problema en que la encíclica el Papa Francisco, como otra gente que condena de manera indiscriminada todo lo que dice.
Como él es tan demócrata que no admite comentarios, lo digo aquí y que me disculpe el blogger.
Ya está de nuevo el «magister de nadie» con sus rencorosa y tendenciosa trayectoria anti Francisco, pretendiendo salpicar de ingnominia todo lo que el Papa hace.
¿Hasta cuando se va a tolerar en Roma (ya han empezado a «destolerarlo» a un mentiroso y falaz «corresponsal» como «Sandrino»?
¿A quién benefician sus mentiras?
Aquí va mi respuesta, me sigue sin convencer sus argumentos, aunque los espero como agua de mayo por el buen cauce del diálogo:
No he leído la encíclica aún, por lo que no puedo hablar del lenguaje que usa, pero desde luego el tema que trata, el cuidado de la Creación, es moral 100%, condena actos que la perjudican, como talar el Amazonas. Sobre el depósito de fe, la imagen de San Francisco de Asís predicando a los animales creo que es suficiente para probar que el tema de la Naturaleza ya han sido tratados, dudo que se vaya a crear Vicarías para la Ecología pero es un tema poco tratado ¿No llega al núcleo?¿Qué manera de hablar de una encíclica es esa, como si fuera un artículo del Hola? Explíquese qué hubiera usted hecho si fuera usted Papa y escribiese sobre el cuidado de la natura, ahí veo un simple problema con el estilo y manera de redactar del Papa.
El cambio climático no es discutible, creo que estamos de acuerdo en que el Papa no habla de extraterrestres en Marte ni de unicornios, si no de hechos probados, ¿por que el cambio climático sea visto por una «cosa de científicos´´ el Papa no puede escribir de ella? Dicho fenómeno nos afecta a todos, evidentemente los científicos lo han descubierto y probado.
¿Deja abierto el debate? Dios creó el mundo, los cristianos debemos cuidarlo, tirar basura está mal, ¿que no se entiende ahí? El Papa puede influir en la creación de organizaciones católicas y ecologistas, pero no lo puede hacer todo él.
PD: Además, no le incluyo a usted, pero hay numerosos críticos de la encíclica que son curiosamente gente que ya venía criticandole desde que conocieron a Bergoglio: su «estilo´´, diferente al de otros pontífices, que no por ello peor o mejor, la convocatoria del Sínodo de la Familia, frases, supuesta voluntad de cambiar la Doctrina Católica… Puede que argumentos que está usando estén tomados o inspirados por los discursos de estas personas, por lo que le animo a valorar y examinar opiniones ajenas más neutras y racionales.
Estimo que en las urgentes necesidades espirituales de los humanos de hoy, esta Encíclica realiza una dispersión de la atención.
Educada en otro tiempo, sé que lo fundamental es formar la conciencia, en una relación personal con el bien y el mal.
Esto suena hoy a chino. Definimos el bien y el mal más bien por opciones colectivas. Una persona buena, hoy, es la que cuida del planeta, procurando no contaminar en lo que esté a su alcance. Y por eso, insistir sobre este lugar común, hoy es alinearse con una opinión ya mayoritaria
Me he alejado del catolicismo, y estoy más cerca del judaísmo, pero sé que una de las prácticas que más me han formado fue la Confesión, y el examen de conciencia, pues intensificó mi sentido de un yo interior, y me permitió considerar si estaba optando por un bien o un mal.
Esta manera de pensar es compatible con la calificación de la ecología como uno de los bienes que se deben pretender (como la honradez, por ejemplo), pero es mucho más profunda, puesto que incide en la formación de la misma conciencia humana.
Y de esto, veo que hoy no se habla.
Caracol, me gusta que la gente defienda sus ideas estableciendo un diálogo fructifero, pero sus argumentos no me convencen en absoluto:
Explíqueme esa diferencia que hace entre dos supuestos tipos de autoridad: directa y tangencial, es la primera vez que me encuentro con semejantes adjetivos referidos a dicho sustantivo
¿Discutible? El cambio climático es una realidad, lo dice la mayoría de científicos de todo el mundo especializados en el tema, se han llegado a convocar reuniones de dirigentes internacionales para tratar el problema.
Las virguerías que publiquen ciertas revistas no implican nada, incluso siendo de la misma orden que Bergoglio. Además el ecologismo no es de izquierdas ni de derechas, aunque algunos afirmen ser sus únicos garantes.
¿Le molesta la participación de otras personas en la redacción de la encíclica? Evangelii Gaudium esta plagada de citas de textos de Aparecida.
Le ruego que me responda.
A Gotti Tedeschi y a Sandro Magister se les entiende mejor que a Luis Badilla
y al clan de Porta Pinciana, con esa propuesta de «una sana ecología verde».
….
Un amigo esceptico me ha escrito
Laudato, como la torre de babel, nos trae la confusión de lenguas.
……
Hasta ahora habíamos creído que las encíclicas eran actos magisteriales solemnes, serios, intervenciones del Obispo de Roma para iluminar al Pueblo de Dios y a los hombres de buena voluntad con la luz del Evangelio de Jesucristo y confirmar así la fe de los fieles.
Laudato si es una verdadera encíclica?
Reivindica ese rango, ciertamente,
pero ¿el contenido y la presentación del documento
no responde más bien a lo que sería un “Mensaje Pontificio”?
¿Cómo podemos llamar encíclica a un documento
cuyo contenido es en la mayor parte opinable, discutible y,
en algunos puntos, incluso hasta cuestionable doctrinalmente?
…..
Apalancar el rango de un documento
no es una forma de manipular la verdad de su naturaleza?