A mi nuevo párroco: en la festividad de San Miguel Arcángel. Sagrario, oración y silencio. Todo creyente, cristiano y católico, sabe o debería saber de la importancia, diría que necesidad, de descubrir, apreciar y finalmente valorar, estas tres palabras que encabezan el artículo. El Sagrario, es el tabernáculo donde esta Dios: “Orar es mirarle y dejarse Ver” El Señor, presente en la Eucaristía, queda reservado en el Sagrario, así lo manifiesta nuestra fe, y sobre todo así El lo ha querido, para estar siempre cerca de aquellos que le buscan y recibir a cuantos están necesitados de sus consoladora Presencia. Siendo este el lugar más importante de la Iglesia, es razonable que no sólo se distinga, sino incluso sea objeto de especial cuidado y amoroso trato por parte de quienes tienen responsabilidad en el templo. “Orar es aceptar y desear ser conocido por Dios” La oración es dialogo necesario en el camino de fe. No podemos crecer sin oración, o mejor dicho, sólo en y por la oración vamos conociendo al Dios que necesitamos y perseguimos. Sólo por la oración podemos descubrir, no ya lo que Dios quiere de nosotros… “Pero Dios no necesita tus servicios.. el único servicio que espera de ti, es la atención y la presencia. Quiere que estés en pié ante El” “Dios ante cuyo Rostro yo estoy en pié” Elías (1 Re 17,1) …sino aquello que Dios hace en nosotros: “Este es el que ama a sus hermanos, él que ora mucho por su pueblo y por la ciudad Santa”. Jeremías el Profeta de Dios (12 Mac 15, 14) “Orar es perder gratuitamente tu tiempo ante El” Silencio, sólo El, sólo tú, sin sonidos, sin palabras, sin nada que pretenda guiar lo que esta más allá de nuestra pobreza cómo hombres, en la soledad del alma. El silencio interior es un don de Dios, recibido no ganado, pero necesita de nuestra intención y colaboración. Hoy, cuando todo lo que nos envuelve es la prisa y los ruidos, es necesario pararse, paciente y conscientemente, para esperar sumiso la llegada de esa brisa suave que el profeta narró como un susurro. (1 Re 19, 12-13) “Orar es hacer consciente este dialogo existencial entre Dios y tú, y entre Dios y los hombres” Tomar consciencia supone dejar de buscarse a sí mismo, permitir que la Luz nos ilumine, y saber que aquello que no conocemos no lo podemos dar; que aquello que se nos ha dado no lo podemos ocultar; hasta llegar a decir con San Juan de la Cruz: Para venir a lo que no gustas, has de ir por donde no gustas; para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes: para venir a lo que no posees, has de ir por donde no posees; para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres. Subida al Monte Carmelo. Sagrario, oración y silencio, tres gracias que nos permiten responder a ese Corazón de Jesús, que nos dice: “Comparte mis penas, mis tristezas, mis horas de soledad, hazme compañía. Ámame por tantas almas que me dejan sólo y me desprecian” Y entonces: ¿Crees que sucede algo sin que Yo lo permita? Todo está dispuesto por Mi para el bien de todas y cada una de las almas. Por muy oscura que te parezca esta hora, mi poder está sobre todo y mi Obra resplandecerá. Ayúdame a descubrir mi Corazón a los hombres. “Pide…pide…no te canses. No temas ser inoportuna, porque la oración es la llave que abre todas las puertas”
A mi nuevo párroco, por José

| 01 octubre, 2014