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El día de tu santo

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De un tiempo a esta parte, vengo valorando o conmemorando con más intensidad emocional el día de mi santo que el de mi cumpleaños, aunque he de reconocer que éste último nunca lo he vivido con especial ilusión. Esto no es debido tan sólo a que el día del aniversario de mi salida del vientre materno me horripile por el hecho de cumplir años –desde los 19 no lo llevo muy bien- sino por otros motivos añadidos.

 

El día de tu santo recuerdas que aquella palabra que te identifica, tu nombre, lo que te otorga la identidad, se lo debes a otra persona que te precedió y llegó a la meta con mayúsculas. Celebras la entrada en el cielo de aquél por el que tú hoy te llamas como te llamas. Tu nombre es el que es porque el que lo portó antes que tú está hoy en el cielo. Te recuerda que tú estás llamado a lo mismo. No sé a ustedes, pero a mí me parece mayor motivo de celebración que el mero paso de los años, que también hay que celebrarlo, claro que sí.

 

Es verdad que esto de lo que hablo ha variado mucho en los últimos años debido a los nombres que ahora se han puesto de moda, de los que no hace falta poner ejemplos. Ellos no tendrán la dicha de celebrar su onomástica, pero por otra parte, podrán soñar con ser los primeros en ser canonizados con tal nombre.

 

Hoy celebro, y conmigo toda la Iglesia, que un pobre pecador, padre de 15 hijos, Rey de Castilla y de León, conquistador de Sevilla y Córdoba, volvió a la casa del Padre el 30 de mayo de 1252, tras una bellísima muerte –os recomiendo que busquéis información sobre ella. Hoy, 30 de mayo de 2017, yo me llamo Fernando debido a la santidad del que me precedió, Fernando III de Castilla, y esto me recuerda el camino que estoy llamado a recorrer. ¡Felicidades a todos los Fernandos!

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1 comentarios en “El día de tu santo

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