Esta frase se dijo en una de las congregaciones del sínodo, pero mucha gente la pasó por alto o por lo menos esa ha sido mi sensación. Me parece una de las claves en los pasos a dar en la pastoral matrimonial y una de las mayores causas de su fracaso actual.
Muchas personas se casan por la Iglesia sin una noción clara de lo que ello significa y luego pasa lo que pasa. La atención pastoral es muy importante para las personas divorciadas y la Iglesia debe acogerlas como madre que es, pero igual o mayor atención requieren aquellas parejas que se disponen a recibir este importante sacramento.
Los cursillos prematrimoniales son la mayoría de las veces un mero trámite en el que se dicen cuatro cosas y que dura en muchos casos un día en la parroquia de turno. Oigan que casarse es muy serio. La preparación a la Comunión suele ser de dos años de catequesis, por ahí anda la Confirmación y si hablamos ya del Sacramento del Orden sacerdotal son varios años, ¿por qué tan poca preparación para el matrimonio?
Sería una noticia maravillosa que se tomarán medidas reales y no se quedara en una simple frase en un documento sinodal. No me cabe duda en que se tomarán «sin miedo a que eventualmente disminuya el número de bodas celebradas en la Iglesia».
Totalmente de acuerdo. Casarse es probablemente la decisión más seria de una persona en toda su vida y no puede ser tomada sin saber lo que uno está haciendo