‘Cuanto hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis’

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Don Ramón, sacerdote y también enfermo, con el autor de este blog

Es muy esperanzador ver que entre tanto egoísmo e indiferencia -pienso en los países occidentales- surgen personas generosas que dedican algunos días al año a los más desfavorecidos, a los enfermos, a los pobres. Algunas de esas personas aprovechan -¿Por qué no?- para ‘matar dos pájaros de un tiro’ y conocer mundo: nuevas culturas, razas, países exóticos… Así no sólo me mueve el amor al pobre -la misericordia- sino que entran en juego otros factores completamente respetables; sino para qué irse a la India, el Congo o Perú necesitándose la misma ayuda a 7 pasos de tu vecindario.

En ‘La Casa de la Misericordia’ de Alcuéscar, en Extremadura, no juegan esos factores. No es la India, no hay negritos con los que subir fotos a Facebook, no es un sitio exótico… Hasta el nombre del pueblo suena mal, no es muy glamuroso. No hay nada del sitio que pueda animarte a ir si el fin no es el encontrate con el pobre. Descubrir a Cristo en el pobre.

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Los ‘Esclavos’

‘La Casa de la Misericordia’ está dirigida por los Esclavos de María y de los Pobres, una Congregación religiosa relativamente joven, formada por sacerdotes que se dedican en cuerpo y alma a los más desfavorecidos. Enfermos que llegan a su casa por diversas razones, desde familias que no pueden cuidarles por falta de recursos hasta personas que son abandonadas por ser consideradas una carga.

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El testimonio arrasa, el ejemplo de estos santos anónimos -ocultos a los ojos del mundo- es escandaloso, ¡cómo les cuidan! Puedo decir sin ningún género de dudas que he conocido a verdaderos santos entre esas paredes. Una gracia de la que no he de olvidarme y que a su vez no ha de caer en saco roto. Yo he estado con ellos unos días, pero ellos están con esos pobres día tras día hasta que Dios les llame. Toda su vida ¡Los santos existen! ¡Hoy también!

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El hermano Obed con dos enfermos de la Casa

Yendo con el ánimo de ayudar a los enfermos vas cayendo en la cuenta de que son ellos lo que te ayudan a ti. Vas con el objetivo de aliviar su sufrimiento, su soledad, viendo a Cristo en ellos -presente en ellos- y en cambio son ellos los que a ti te alivian, los que te curan. Es una paradoja que no deja de sorprenderme, por mucho que ya la haya vivido en varias ocasiones. El enfermo cura al sano, y le hace ver que él es el enfermo. Cristo habla a través de sus criaturas predilectas.

No puedo dejar de alabar a estas ‘máquinas’ de la misericordia que son los Esclavos, que a la par que viven entregados a los enfermos viven también abandonados en las manos del Padre. La providencia divina no son solo palabras para ellos, la viven. No te hacen la más mínima indirecta para que les des algo de dinero. Te dan comida, agua, vestido y no piden nada a cambio; quien quiera donar es libre de hacerlo. Por eso desde aquí pido que si alguien que me lea quiere aportar algo a los necesitados, no dude en ayudar a esta buena gente.

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El hermano Cleofás, de Tanzania, lavando los platos con mi primo Javier

Una de las lecciones que aprendí en estos maravillosos días en ‘La Casa de la Misericordia’ es que yo soy el pobre. Ellos descubren tu pobreza, te quitan la careta de la superficialidad, la vanidad, el orgullo y la autosuficiencia para que te mires como eres, como Dios te ve: pobre. En esta casa se despejan los fuegos artificiales que rodean la percepción de tu vida, y te ves mísero, ves tu pobreza. Y ahí viene la clave: ves que eres pobre, ves que Dios quiere tu pobreza y acabas amando tu pobreza.

De hecho, así es Dios. Siendo rico se hizo pobre. Por tanto la pobreza es un lugar privilegiado para encontrarse con Él. Ya lo dijo San Pablo: ‘Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos’.

Información sobre los Escalvos de María y de los Pobres y sobre la ‘Casa de la Misericordia’ aquí

Comentarios
0 comentarios en “‘Cuanto hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis’
  1. Bonita experiencia.
    No muy lejos, también en Extremadura (Nuñomoral – Las Hurdes) , está el Cottolengo de las Servidoras de Jesús que hacen una labor muy parecida y con un espíritu similar.
    Viven «como los lirios del campo», de la absoluta confianza en la Divina providencia, dedicando su vida a los enfermos más pobres.
    Ellas y ellos, no son sesudos/as teologos/as sino que son signos y portadores del amor de Dios a los hombres.
    Rezemos por ellos (y si podemos, una ayudita no les viene mal)

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