Cristianismo y elecciones presidenciales en Chile

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Os podrá extrañar que un bloguero chileno no haya dicho nada sobre las elecciones en Chile, a pesar de todos los puntos doctrinales que se han jugado en mi patria en los últimos años.

 

He escrito una diatriba aquí, por si les interesa.

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Pero el resumen es que hay un solo candidato que represente todos los principios morales y espirituales que forman parte de la doctrina cristiana: José Antonio Kast. Por eso ha sido apoyado por los grupos evangélicos más apegados a la literalidad de la Sagrada Escritura.

 

La mayoría de los protestantes y de los católicos, en cambio, están divididos y confundidos. Incluso hay cristianos conservadores que tienen miedo de votar por Kast porque, como marca poco en las encuestas, tienen miedo de que impida la elección del “mal menor” (Sebastián Piñera, que ya en su gobierno le dio una mano al lobby LGBTI, agrandó el Estado y persiguió a los militares ancianos). Otros cristianos, también católicos, son ya de suyo socialistas o liberales, y prefieren votar por abortistas y promotores del homosexualismo que por un señor felizmente casado y padre de 9 hijos, valiente en defender la verdad y la justicia.

 

Pero los que más desconciertan son los que vivían diciendo que no tenían un candidato de sus ideas y que se veían obligados a votar por el mal menor. Ahora que tenemos candidato, igual hay que votar por el mal menor, en lugar de votar por el bien posible.

 

La guía de los Obispos es, como suele ser, irrelevante. Ayer me decía un amigo, un joven universitario, que ya ni siquiera lee los mensajes episcopales: no aportan luces acerca de nada. Un cierto paliativo vino de un grupo “por la vida y la familia”, que publicó una lista de candidatos al Congreso que estarían por la buena causa. Pero, claro, sobre la presidencial nada dijo.

 

Yo no sé qué hacer. A veces me dan ganas de iniciar una organización política que llene el vacío dejado en el ámbito público por el repliegue de la Iglesia. Ya demasiadas veces nos encontramos con que los católicos supuestamente bien formados y bien informados traicionan los principios de la fe y la moral, uno por aquí y otro por allá, quizás porque hay un salto, un vacío, entre la mera enseñanza abstracta de los principios (y la formación para la piedad íntima y familiar), que deja todo lo demás a la libertad de las conciencias, y la aplicación concreta de esos principios.

 

En cualquier caso, Chile recorre el mismo camino que recorrió España. Solamente que vamos más rápido.

 

En esta coyuntura, la única esperanza es que Kast dé una sorpresa al estilo Trump y pase a la segunda vuelta. Yo lo ayudo en su campaña. Hoy mismo estuve en un acto de cierre de campaña, con cientos de adherentes entusiastas. No sé si será suficiente.

 

Finalmente, el cálculo que hemos hecho es que si solamente 1/5 de los evangélicos activos (800.000) y de los católicos activos (1 millón) vota por convicciones religiosas y morales por sobre miedos y conveniencias económicas, más un sector de familias de militares (300.000), siempre que vayan a votar más del 50% de los votantes posibles, Kast pasa a la segunda vuelta con poco más del 20% de los votos.

 

Pero se ve difícil, porque hasta ahora ha primado el escepticismo: no ir a votar.

 

Lo otro que pasará será formar un movimiento político liderado por Kast, tras esta primera aventura.

 

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