Transparencia, sí, pero total y concreta

En medio de la corrupción generalizada de la sociedad española en los últimos años, nació el rescate de una palabra bonita, porque tiene connotaciones filoteológicas, pero peligrosa por el contenido que cada cual desee darle. Se trata del término: transparencia. Quien entre en la catedral de Toledo y no se alegre con el famoso Transparente, no tiene alma inclinada a saborear las buenas obras de arte, que costaron mucho esfuerzo y dinero a la Iglesia del siglo XVIII. Hablando de dinero, la Iglesia que milita en España, ha presentado hoy un ambicioso plan de transparencia en sus recaudaciones y sus daciones de cuentas claras, porque pedir transparencia solamente para recibir, pero sin aportar ninguna transparencia en los gastos es mentir al personal descaradamente. El ambicioso plan monetario transparente comienza a hacer aguas desde su publicación, porque es una oferta libre solamente a quien lo desee, a quien ame la transparencia, pero no se obliga a todos a entrar por el mismo aro. ¿Por qué no se incluyen todas las diócesis en ese proyecto tan transparente? ¿Por qué no se incluyen todas las congregaciones religiosas en ese proyecto tan transparente? ¿Por qué no se incluyen todas las parroquias, monasterios, abadías…..en ese proyecto tan transparente? ¿Por qué no se incluyen todos los colegios católicos en ese proyecto tan transparente? ¿Por qué no se incluyen empresas donde la Iglesia es accionista mayoritaria: Cope y 13 Tv? ¿Por qué no se incluyen los datos de los contratos de las estrellas del micro en deportes y el resto de programas? ¿Por qué no se incluyen los movimientos apostólicos actuales en ese proyecto tan transparente? Si deseamos un plan de transparencia que sea total y completo. Lo demás es explotar fuegos de artificio. En la transparencia, la Iglesia en España se juega mucho, a la hora de recibir el dinero de los católicos. Pero se juega mucho más a la hora de la transparencia en la rendición de cuentas. Tomás de la Torre Lendínez