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Teología y cañas, con Juan Manuel de Prada

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La parroquia de Santa Elena de Madrid ha comenzado un ciclo de charlas tituladas: Teología y cañas.

La misa es a las 19,30 y luego acuden a un bareto cercano, donde ante una fresquita caña de cerveza se dialoga con un ponente. Es bueno observar que cada asistente se paga su consumición.

El primer invitado es Juan Manuel de Prada, quien interviene mañana 31 de enero.

El tema central será la película Silencio, de la que Juan Manuel ha escrito y publicado un artículo muy interesante en el periódico vaticano.

En este mismo medio informativo, Juan Manuel de Prada publica otro artículo, hoy, 30 de enero, titulado: L’ARTE E I CATTOLICI, que he leído y comparto totalmente con su autor.

Quien desee leer este artículo lo puede encontrar en el siguiente enlace:

http://www.osservatoreromano.va/it/news/larte-e-i-cattolici

Comentarios
1 comentarios en “Teología y cañas, con Juan Manuel de Prada
  1. Pues querido páter no sé cómo puede suscribir sus palabras. Las del artículo de PRada, quiero decir. Los católicos tenemos derecho a que los artistas nos dejen tranquilos. Los artistas y su arte. Sobre todo los católicos y alrededores. Que peleen en el mercado del que viven y que dejen de hacer de nosotros rehenes de sus historias para no dormir y de su mercadotecnia. Nuestra belleza está en los santos. Y la máxima belleza es la de Dios, encarnado en Cristo, también doliente, sí. Y no porque nos toque un pie lo que hagan merecemos que nos tachen de herejes (jansenistas, puritanos, iconoclastas), fariseos y blasfemos. Pero quiénes se han creído que son. Ya está bien, hombre. Un palo mal labrado ha bastado a los santos para concebir en él a Dios y toda esta gente poniéndose refitolera por una película que ha costado un collón de mico para que los que no tienen qué hacer en occidente se cuelguen un rato. Santa Teresa los ponía a todos a limpiar suelos y verían qué claro lo ven todo después. Jung lo solía hacer también con las doñas malcriadas. Mano de santo. Que eso es lo que falta en la iglesia, limpiar suelos. Ya verían qué pronto se acababa el malestar psicológico de estas clases que hacen de curas vicarios (que es legión, como el demonio que nos acosa). Y de teólogos de bar, por lo que veo (aunque en su artículo no falta algún desliz panteísta, una tontería sobre el jansenismo –propia de Menéndez Pelayo, que ya le criticó un buen amigo suyo fraile-, y un olvido de la diferencia entre el daño y la pena que tanto critica en el modernismo que sería para que se lo hicieran mirar en el osservatore). Basta con habilidad juntando palabras humanas (aunque no signifiquen nada o sólo lo que el autor quiera decir, como el que le da a blasfemia para faltar) para poder pontificar de lo divino. Dicho sea con todo el afecto personal por PRada.

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