En la última década, la televisión ha sufrido una revolución tecnológica que no sólo ha cambiado los contenidos que se emiten, sino la forma en que se consumen. Del mismo modo que ha venido ocurriendo con todos los grandes medios a lo largo de la historia, los más agoreros presagiaron la muerte de la televisión al menos tal y como lo conocemos. Pero superados los primeros pronósticos, tal vez se trate de una simple metamorfosis. La mayoría de las personas siguen viendo la televisión en el televisor. La revolución digital está por venir, pero aún hay mucho que hacer. Así ocurre en España, donde el consumo mayoritario de televisión sigue siendo en casa, en el aparato receptor y en directo, y su medición se realiza a través de audímetros colocados en 4.625 hogares por Kantar Media, que representan los gustos de unas 10.000 personas. Gustos que conforman la muestra que se extrapola a los casi 45 millones de personas que viven en nuestro país por aplicación estadística. La excepción, como era de suponer, son los jóvenes de entre 16 y 24 años, entre quienes el consumo de vídeo bajo demanda y la reproducción de contenidos en YouTube es mucho mayor. La gente elige no elegir. Para conseguir que el espectador pruebe contenidos nuevos necesita garantías de que será algo que merezca la pena. En esta decisión influyen las campañas publicitarias pero, sobre todo, el boca a oreja. Con todo, la medición de audiencias en este medio cambiante sigue siendo el verdadero reto. A pesar del creciente número de herramientas disponibles, las grandes compañías internacionales andan buscando la fórmula mágica que integre sistemas analógicos y digitales. Es posible que internet, las redes sociales, la telefonía móvil y la opción de acceder a los contenidos desde múltiples dispositivos haya fortalecido la industria televisiva. Ahora queda por ver cómo se ordena este caótico maremágnum de posibilidades. Tomás de la Torre Lendínez
Televisión y nuevas tecnologías: interacción y convivencia

| 06 febrero, 2015
Los medios en red, la televisión, la radio, los periódicos, todo esto ofrece una cantidad de posibilidades estupendas para hacer el bien…si están bien utilizados.
Por eso, como católicos hemos de apostar porque sean luz y palabra de Dios, aunque eso suponga quedar mal ante el mundo.
Un abrazo, don Tomás,¡ desde un ordenador que hace aguas!. (Precisa de un formateado o de un cambio).