Dentro de la Iglesia Católica siempre se cumple la misma cantilena: quien no va por el mismo carril, quien desea expresar su singularidad, quien tiene unos dones personales distintos a otros, quien no se atiende al círculo cuadrado, sino que desea, sin salirse de la disciplina eclesial, ni rozar el Credo de nuestra fe, cantar su propia copla, todos los miembros del coro tiran piedras al coplero, en este caso coplera: Sor Cristina, la monja italiana que ganó el concurso La Voz en la televisión estatal en la primavera pasada. Sor Cristina ha grabado un disco que saldrá el 11 de noviembre, donde comienza interpretando una canción titulada Like a Virgin, de Madonna. Las críticas les han llovido de todas partes. A los primeros que no ha gustado la decisión de sor Cristina de cantar la canción de Madonna, ha sido a la agencia SIR, que pertenece a la Conferencia Episcopal italiana y que dedicó a la joven monja ursulina una nota por lo que calificaba de «operación comercial osada y oportunista». También se ha ocupado de la elección de Like a Virgin el semanal católico Famiglia Cristiana, uno de los que tienen mayor tirada en Italia, que en un artículo firmado por el director del coro de la Catedral de Milán, Claudio Burgio, observa: «Esperemos que no le llegue el divismo». Estos críticos desearían que la monja grabara un disco con canciones piadosas, que están más trilladas que el trigo en la era veraniega. Sor Cristina desea que su mensaje como religiosa cantarina llegue a gente que no pisa los templos, a los que pegaron un portazo y se fueron, a toda persona de buena voluntad que existen más de las que nos creemos. Mientras, en España, tenemos a una tal Forcades que hace política sin máscara por la independencia de Cataluñá; y a otra tal Caram, que hace otro tanto pero con acento sureño américano. Nadie les para los pies, ni obispos, ni superiores, ni hermanas iguales….nadie: éstas como son de izquierdas tienen licencia para pasarse toda la legilación eclesial por el forro de sus tocas monjiles. Y así, ¿hasta cuando,con este fariseísmo, que es el cáncer de la Iglesia Católica?. Recomendación Ruego que lean la nueva novela y el ensayo. Novela: Blancas y negras Ensayo: Ensayo sobre la obediencia en la Iglesia http://marianojv.esy.es//novela.html Tomás de la Torre Lendínez
Sor Cristina a los pies de los caballos farisáicos

| 23 octubre, 2014
Excelente nota!! Una vez más se ve el deseo de imponer un pensamiento uniforme y la envidia de los dones ajenos, cosas que nuestro gran papa Francisco nos está haciendo caer muy en cuenta para que cada uno vigile su propio corazón.
Nunca veo bien los juicios hechos a priori sobre nadie. Prefiero que las personas se equivoquen solas y cuando pidan consejo darlo para ayudarles.
Este papel lo aplico com sor Cristina una monja bien formada y guiada sabiamente por su congregacion.
Esta monja me cae muy, por su madurez y compañia que tiene de sus propias monjas. La forcades y la caram estan solas como cabras locas, aplaudidas solamente por el rojerio que se aprovecha de sus habitos para engañar a incautos.
Sor Cristina canta estupendamente pero no es ñona.¡Ánimo,hermana,siga por ese buen camino y regale su voz!.
Un abrazo,pater.
Este asunto de la monja lo zanjo un tribuno echandola a los leones la pasada primavera.
Cualquier defensa de ella esta condenada por ese tribuno. Asi que sobran todos los debates. Tribuno locuto, causa finita. Esta monja ya arde en las llamas infernales.
Si hubiera media docena de monjas como esta la Iglesia seria otra y la nueva evangelizacion seria una realidad palpable. Si las condenas estan antes que los apoyos, entonces estamos y seguimos discutiendo sobre el sexo de los angeles.
De acuerdo con lo de la Forcades y lo de la Caram (despropósitos de Monjas).
Pero lo de Sor Cristina, Dios quiera, sea diferente a lo de Sor Sonrisa…
El problema está en que brilla ella, pero no Cristo. Y, parafraseando a San Juan Bautista, conviene que «Yo» disminuya, para que Él crezca. Lo cual debería aplicarse, claro está, en toda la vida cristiana y, con mayor empeño, en la vida monástica.