Sin «herrerismo» y sin «cintorismo»

Nadie mejor para no hablar de sí mismo que los periodistas figuras en su papel, sean de la mano derecha, como de la izquierda. El de la mano derecha se ha marchado hoy, dejando a todos con la boca abierta, sin aclarar nada sobre su futuro, sin desmentir ni afirmar, sin despejar ni rematar el balón hasta el fondo de la portería. Ya veremos, dicen todos los invidentes. El herrerismo ha terminado por ahora….hasta que salte el protagonista y hable. Seguramente en su contrato esté la nueva condición del silencio, como antesala del notición: o entra en Cope, o toma un año sabático en cumplimiento de los quince años de su posible muerte a manos de una bomba metida en una caja de puros por los asesinos etarras. Todo es posible. Toca esperar un tiempo. A quien han limpiado de Cuatro, sin querer irse, es un tal Cintora, que aspiraba a ministro de información en el primer gobierno de la tercera república por llegar, cuando España se vuelva más loca de lo que ya está y suban a la presidencia del gobierno unos advenedizos, amigos del susodicho. Según la empresa de Cuatro, al citado antes lo tienen congelado para darle otros proyectos. También, como en el caso anterior: ya veremos lo que ocurre. Toca esperar un tiempo. La conclusión de ambas desapariciones es muy clara: Las dos tienen la misma firma: el peperismo gobernante. En el primer caso para legitimar la fidelidad ideológica con el comunicador correspondiente. En el segundo caso para quitar de las mañanas televisivas a una mosca cansina siempre dando cancha a unos desconocidos, que hoy están, mediante las urnas, en el parlamento europeo y en el andaluz. El peperismo siempre gana: premia una voluntad adicta; y larga a una voluntad rebelde, tapando la boca del agraciado con la mudez. Tomás de la Torre Lendínez