Sin cruces ni internet, pero sí puños y rosas

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Me invitan a comer un grupo de amigos. Son de todas las edades. Acuden matrimonios y personas solteras. Son los seguidores de una nueva cofradía en torno a una imagen mariana, que han comprado en la zona de recreo donde viven en las cercanías de la ciudad donde hablan de levantar un templo. Somos quince a la mesa. En los postres y el café surge la permanente conversación: la política local, la regional y la nacional.

Nadie comparte la dictadura relativista del partido socialista, ni la blandura de una oposición medio muerta. Uno de los presentes es catedrático emérito de Filosofía del Derecho. En su opinión los socialistas saben lo que quieren, aunque ayer dijeron que sí a la retirada de los crucifijos de todos los colegios de España y hoy que solamente los de carácter público; aunque ayer dijeron que iban a cerrar el grifo de Internet a quienes les pareciera que descargaban películas o música, y hoy han dicho que nunca se quitará a nadie el uso de la red, salvo con justa sentencia judicial.

Esto lo harán de modo claro y contundente: los crucifijos irán fueran de las aulas en colegios público y privados concertados. Y la red de Internet será amordazada de forma contundente.

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El socialismo español está y tiene un programa de darle la vuelta al mapa político de la nación española. El socialismo español está y tiene un programa de arrinconar la religión católica a las catacumbas de las iglesias. Y lo está haciendo de modo claro desde el año 1982, aunque desde 2004 lo está haciendo más descaradamente. El catedrático jubilado acaba citando cómo el partido socialista se ha ganado a su molino a la FERE en el asunto de la asignatura de la educación para la ciudadanía y ha engañado a los dueños de los centros religiosos concertados y a los padres que tienen sus hijos matriculados.

El remate del programa de anulación de los valores humanos en la sociedad española la tiene el partido socialista en la actual ley del aborto, donde el único y gran valor de la vida de los seres concebidos vale menos que el pito del sereno.

Mientras, nuestro amigo, empedernido lector y observador de la realidad, nos advierte de la blandenguería de una oposición si rumbo, sin líder, y sin programa. La fragmentación de la oposición es palpable dentro de ellos mismos. La coordinación en el interior de la oposición está moviéndose al compás que marca el partido socialista y sus terminales mediáticas. Y, con esta situación, la permanencia de los socialistas en el poder está asegurada para mucho tiempo.

A esta situación se debe añadir la gravísima crisis económica que nos hunde a diario, mientras otros países de la zona euro parecen emerger de la postración económica, mientras nosotros tendremos que esperar más tiempo, nadie sabe hasta cuando.

La propaganda está manejada por los socialistas de modo admirable. Las ideas luminosas, como ahora de la economía sostenible, las ponen en circulación y al poseer todas las televisiones y radios a su favor la gente se cree que detrás de tanta palabrería hueca surgirá un milagro que nos sacará del marasmo económico en el que estamos.

Los participantes en la sobremesa lanzan preguntas a nuestro catedrático amigo. Él contesta con sencillez y afirma que se está produciendo un divorcio entre la ciudadanía y los políticos de todos los partidos debido a la corrupción, tema de portada en todos los medios informativos cada día que amanece. Nuestro informante pronostica que debe despertar la oposición con un congreso extraordinario, y los cristianos debemos sacudir nuestras conciencias y salir de nuestra cómoda posición para gritar fuerte que así no vamos por buen camino, pues nos puede llevar a la bancarrota, a la quiebra económica y a una revolución social y cívica que hoy está medio sostenida por los diversos subsidios económicos mientras haya de donde sacar.

Para no llevarnos un hondo sabor amargo de esta situación en la larga sobremesa, me permito citar que los cristianos, con nuestros pastores a la cabeza, debemos plantear la esperanza y la ilusión de que solamente con Cristo y su mensaje de salvación seguiremos adelante y que nuestra misión está en sembrar esta inquietud en la esfera en la que cada uno nos movemos. Y, nunca olvidar la oración al Señor por esta oscura hora de la historia de España, para que podamos ver la luz al final del túnel cuanto antes mejor para todos.

Tomás de la Torre Lendínez

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