Siempre la Z

|

Es la última letra del alfabeto castellano, tiene miedo por ser el furgón de cola, desea adelantarse al resto de la fila, algunas veces lo alcanza, otras fracasa. Pobre Z. Tengo un familiar que tiene una Z tras el número de documento nacional de indentidad. Cuando se lo piden que lo diga de memoria tras soltar la ristra de números, responde: -La letra es la Z del zipote de Archidona. Aquel zipote que hizo tan famoso Camilo José Cela, premio Nobel, jugando con la Z en el pueblo malagueño de Archidona, donde si preguntas por el zipote ya sabes donde te pueden mandar. Zipotes de…crean manada de vez en cuando, máxime si metes la Z en alguna red social, actuales corralas vecinales cantadas y contadas por los hermanos Álvarez Quintero, quienes se reían de los zipotes señoritos andaluces impotentes a declararse a una amazona andaluza en su cara y bebían los vientos por ella en el silencio del excusado mientras refocilaban su cuerpo con el manubrio a toda velocidad. Zipotes de…suben al podio de la fama efímera firmando en alguna red social contra tales o cuales desmanes históricos o del capítulo de sucesos, creyéndose catedráticos de bigote engominado y retorcido, y monóculo en el ojo izquierdo que ahora se lleva más que la colonia pachuli. Zipotes de…que han cambiado la historia reescribiéndola a su gusto, sembrando unos odios ancestrales, enterrados tras la paz del silencio de los corderos de una Constitución cuya llave desean encontrar aunque sea en el fondo del mar cantando y dando el matarile a quienes se opongan por el camino de modo civilizado. Zipotes de…que ahora están ebrios de orgullo creyendo que el odio, la venganza, el desquite, el ardor estomacal con el que piensan les dará la razón con el hígado grueso al lado, apoyando a los intestinos, a elaborar el bolo excremental que defecarán en unas letrinas con menos de 140 caracteres donde si aparece la Z les entra más gusto que una buena buena panzada de cocaína esnifada por una nariz atrompetada de la que chorrean dos velas verdes como las hojas de una higuera sin brevas, y más tarde sin higos, es decir esteril. Pobre Z con lo tranquila que está en el fondo del salón de las buenas letras del alfabeto español. Ella piensa que no desea que nadie la saque a pasear por las redes sociales, donde siempre la confunden con la tonta del bote. Y la Z cuando está sola, es tan feliz como el resto de letras de nuestro rico alfabeto, con el que construimos las palabras, que nunca deben ser balas contra nadie, sino risas y choteos como éste que firmo ahora mismo. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
0 comentarios en “Siempre la Z
  1. ¡No nombre la zeta de Zapatero,ni la z de Zapata,que ya tenemos bastante con Carmena,con Carmona y la coleta de Iglesias!.
    Un abrazo,don Tomás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *