¡Qué barato es ofender a los católicos y al Papa¡

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Cuán barato sale ofender a los católicos atacando a su cabeza: el Papa Benedicto XVI. En el cristianismo como tenemos que perdonar todo, sin usar la venganza nunca, pues, tras darnos en una mejilla debemos poner la otra, como el Maestro nos dijo.

En la campaña ya retirada de Benetton se les ha ido las pinzas mentales de una manera fulgurante y ofensiva al equipo de publicistas de la firma de moda. Dar esa imagen de ofensa pública al cristianismo y al islamismo es de horteras, además, de no conocer que el islám sí utiliza la venganza de forma física y violenta.

Todo lo que acaba de ocurrir con la publicidad en La Noria, es para que tomen nota de cómo se puede hundir un programa de telebasura, y, ahora, la firma comercial, protagonista desde ayer de los primeros minutos de todos los informativos televisivos, es para que espabilen y no tomen al público por una masa de tontos.

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Tengo un amigo que vive de hacer publicidad. Al comentar este suceso echa las muelas por su boca atacando a los privilegiados ejecutivos publicistas de una firma tan importante como Benetton. Él ha estado en la casa central de esta empresa.

Ha asistido a cursillos de puesta al día en sus métodos de trabajo; ha convivido con ellos bastantes horas; ha tenido acceso a la política empresarial. Mi amigo es cristiano practicante. Siempre ha observado la vaciedad moral y espiritual entre la que viven los creadores de publicidad.

Estos ejecutivos, según mi amigo, buscan dar la nota, pegar un grito en la pared que haga sordos a todos los que miren el anuncio en papel, o con imagen y sonido. No les importa otra cosa.

La crisis económica actual, me informa, ha entrado de lleno en el mercado de la creación publicitaria. Ha mandado al paro laboral a mucha gente. No han tenido más feliz idea que tomar las religiones y hacer mofa y befa de ellas, bajo un aparente mensaje donde no exista el odio. Y la han liado gorda.

No han medido bien su campaña publicitaria, que vale un riñón y parte del otro crearla, montarla y ponerla en circulación. Ese dinero se ha ido por el mollejón. No lo recuperarán nunca.

Le apostillo a mi interlocutor que ahora midan y cuenten, también, el dinero que perderán en las carentes ventas ante un tiempo tan consumista en el que nos encontramos abocados a los días navideños. Me da la plena razón.

Acaba afirmando que el resto de publicitarios no son iguales que los de esa firma comercial. Él en nombre propio y de su empresa pide perdón al Papa y a todos los cristianos. Le doy las gracias y cuelgo el teléfono.

Y sigo pensando: ¡Qué barato es ofender a los católicos y al Papa¡

Tomás de la Torre Lendínez

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