El domingo pasado, según demuestra la foto adjunta, hubo en Roma una gran manifestación de personas a favor de la familia natural, organizada por Kiko Arguello, que ahora está parado en Madrid en estos acontecimientos, tiene tiempo para demostrarlo en la Ciudad Eterna. Bien, todo fue un éxito, menos en un asunto esencial: El secretario general de los obispos italianos, monseñor Galantino, que debe ser muy galante, no apoyó la manifestación, aduciendo que los católicos no deben manifestarse contra nadie ni contra nada, porque para algo somos personas de diálogo y razonamientos. Kiko se la ha montado en firme y han salido a relucir dos visiones de la realidad eclesial: La protesta pura y dura y el silencio de los corderos. Del pulso entre Kiko y Galantino puede salir cualquier asunto, pero mejor es que se calmen las aguas del Tíber, y no arrastren ningún lastre contra la propia Iglesia Católica. Haya paz, pero ambos tienen razón: diálogo y protesta, en la Iglesia de hoy, ante gobiernos doctrinarios e impositores, son necesarios el diálogo y la protesta serena, como ocurrió el domingo. Una cosa final: monseñor Galantino debe conocer mejor a Kiko que tiene la cabeza dura como buen español. Tomás de la Torre Lendínez
Pulso entre Kiko y monseñor Galantino
| 23 junio, 2015
«No es cosa de Kiko Arguello», totalmente cierto Caracol, lo se de primerísima linea, fue invitado a participar y de ahí su presencia, nada mas y nada menos, que conste para todos .
Pues Monseñor Galantino se olvida de las palabras de Cristo: «No he venido a traer paz, sino guerra porque desde ahora estará el padre contra los hijos, los hijos contra el padre…» El pacifismo en la Iglesia no tiene cabida porque es una guerra contra el mal en uno y en el mundo, porque éste, el mundo, no quiere recibir y seguir el bien. Y el Señor ya probó -con su sabiduría divina- todos los métodos aunque conocía el resultado: «A quien compararé esta generación, se parecen a los niños sentados en la plaza… porque vino Juan y dijero…vino el Hijo del Hombre y dijeron». Que la Iglesia promueve la paz y se esfuerza en el diálogo, claro que sí pero sabiendo que el éxito es relativo y que no todos, la mayoría, no se adhieren a ella «…porque sus obras eran malas». Se trata de predicar a pesar de, Galantino, no de ser un obispo timorato y acomodaticio, con eso no se convence a nadie y la gracia de Dios no actúa, basta con repasar la historia de la Iglesia y de los Santos. Menos teología barata humanista porque, sencillamente, no es verdadera teología. Y perdóneme blogger, el «haya paz» como deseo está muy bien, pero como abandono de justicia y verdad no es válido, sólo significan falta cómoda de querer luchar y querer no tener problemas, que a nadie le gustan. Y que ambos tienen razón, pues tampoco, a Galantino se le ve el plumero.
Mal por un obispo timorato y buenista,es decir,blando con los duros y duro con los sencillos.
Un abrazo,don Tomás.
Yo no estoy de acuerdo con el Obispo Galantino, pero ¿acaso estas manifestaciones sirven para algo?
Tomás, con espíritu de diusión apostólica de testigos creibles,
traslado esta página de Jo L. Restán:
EL FUTURO DE LA FAMILIA ESTAN EN LAS
MANOS DE LOS OBISPOS Y DE LOS ESPOSOS CRISTIANOS
Carlo Caffarra, uno de esos grandes obispos que encarnan toda una época,
espera su próximo relevo al frente de la archidiócesis de Bolonia.
Pero no es la cercanía al retiro lo que le impulsa a hablar claro, porque esa mezcla de valentía y libertad que la tradición denomina “parresía” ha sido siempre una nota característica de su biografía.
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En una entrevista concedida a la revista italiana Tempi, el cardenal Caffarra se refiere a la reciente votación en el Parlamento Europeo que recomienda a todos los estados de la Unión adoptar legislaciones que reconozcan el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como poner en marcha políticas educativas marcadas por la “perspectiva de género”.
“Europa se está muriendo, dice el cardenal, y tal vez ni siquiera tiene ganas de vivir”. Y añade que a lo largo de la historia no ha habido civilización que haya sobrevivido al ensalzamiento de la homosexualidad.
Caffarra, que fue el primer presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, aclara que no se refiere a la práctica de la homosexualidad, habitual en muchas culturas antiguas, sino precisamente a su “ensalzamiento”, reflejado en la presión organizada por muchas instituciones políticas, económicas y sociales.
El cardenal explica que “el gran edificio que es la creación
se rige sobre dos columnas:
la relación hombre-mujer (la pareja) y el trabajo humano”.
Y ve en marcha un desafío a ese designio original,
que no duda en calificar de “diabólico”.
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En la entrevista confiesa que se ha preguntado si esa intención de desfigurar y destruir la creación tiene tanta fuerza como para vencer finalmente.
Él mismo nos ofrece esta respuesta: “no, yo pienso que hay una fuerza más poderosa que es el acto redentor de Cristo, Redemptor Hominis Christus, Cristo redentor de los hombres”.
Pero quizás lo más sugerente que he encontrado en esta reflexión lúcida (que no pocos tildarán de pesimista) ha sido la identificación de los sujetos que pueden (y deben) ser protagonistas de la tarea de custodiar la visión originaria de lo humano, impidiendo el oscurecimiento de los corazones. Y el cardenal señala a los obispos y a los esposos cristianos.
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Los obispos deben ser protagonistas de esta lucha “porque existen para esto, han recibido una consagración cuyo fin es este. Y cita una frase realmente sugestiva: “desde hace dos mil años el obispo constituye, en Europa, uno de los ganglios vitales, no sólo de la vida eterna, sino de la civilización” (G. De Luca).
Advierte que los pastores tienen una gran responsabilidad por haber permitido la irrelevancia cultural de los católicos en la sociedad,
y señala como tarea urgente, pero a largo plazo, “un proceso educativo que exigirá paciencia, compromiso, tiempo”. Por cierto, advierte también que la lucha “será cada vez más ardua”.
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A continuación señala que es indispensable el testimonio de los esposos, “porque el discurso racional viene después de la percepción de una belleza, de un bien que tú ves ante tus ojos, el matrimonio cristiano”.
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Y aquí se abre una perspectiva esencial en la reflexión de Caffarra: “el corazón humano es aliado del Evangelio, porque ha sido creado en correspondencia con Cristo”. Tanto que, reconoce, “si perdemos este aliado no veo más caminos”.
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Pero el aliado está, indefectiblemente,
pese a todas las dificultades culturales y frente a todos los poderes de la tierra.
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No puede haber barco sin piloto,
ejercito sin general,
orquesta sin director,
rebaño sin pastor
ni diócesis sin obispo comprometido públicamente
con la familia.
Me ha entristecido mucho esta noticia, no es momento para que nos dividamos los católicos y todos aquellos que consideren abominable la ideología de género, y más abominable aun, si cabe, que quieran inculcarla a nuestros hijos.
Lo de que no sirve de nada no es verdad, en Italia no se aprobó una ley de este tipo en 2007 por la manifestación que entonces hubo. Es cierto que en España no ha sido igual, pero nos sirve mucho a los que vamos contemplar que no somos bichos raros por decir cosas como “varón y hembra los creó”, “el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”.
El demonio intenta dividirnos en un tema importantísimo, la ideología de género es un mal en sí mismo y el maligno ha engañado a muchísimas personas presentándolo como un bien. Las consecuencias de todo esto las vemos y seguiremos viendo: muchas personas totalmente destrozadas en su cuerpo y en su alma.
Recemos para que los católicos podamos soportar lo que está por venir, por mantenernos unidos en este tipo de temas.
Tomás, Usted tiene la sabiduría de la sensatez, de la experiencia
y del «sensus fidei». Que sea por mucho tiempo.
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Otros, no tan sabios ni dotados como tú,
pero en plena sintonía contigo
y en sincera comunión en Cristo,
haciendo uso de esa parresía de los hijos de Dios,
«et in divina institutione formati,
audemus dicere»:
– Que la manifestación de Roma es el «paradigma»
del pensamiento y deseo de la inmensa mayoría
de las familias naturales comunes del mundo entero,
y sobre todo, por supuesto, de las familias católicas.
…
No es cosa de Kiko Argüello. Aunque no fueron
cielinos, focolarinos, cvx, etc., etc. (por discrepancias
de organización, o coyunturales) las familias cristianas,
ortodoxas, evangélics, etc. del mundo entero
se resisten a que les manipulen
lo que es la familia natural.
Estamos hablando no de un millon, que es bastante, sino de muchos
millones más.
…..
Entonces, obispos del mundo, padres sinodales,
por qué ignorarles?
¿Es que hay una forma más clara de hablar?
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Refiriéndome a la comunidad intraeclesial,
hay un punto en que todavía iría más lejos.
…
A los «galantinos» hay que rechazarles de plano , total y definitivamente.
No caer en la trampa de entrar en un «diálogo» imposible.
Porque sobre los diez mandamientos
y sobre el Catecismo de la Iglesia Católica
no hay nada que dialogar.
Solo tratar de cumplirlos con la ayuda de Dios.