Obispos en vísperas de jubilación

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Nunca es fácil ser obispo. Ya lo dice San Pablo en la carta que dirige a Timoteo. Con la decisión del Concilio Vaticano II de jubilar a los obispos a los 75 años se creó una figura muy singular: los obispos que están al borde de esa edad y están deseando irse. Tal situación crea en las diócesis, en que aún gobiernan, un ambiente de desgobierno, desgana, desbarajuste, desdibujo, desilución, desesperanza, desierto y desastre. Los propios protagonistas tratan de tapar que no se les note su hartura y pesadez de la mitra, pero no todos saben nadar y guardar la ropa, y las prisas por irse son más claras que la luz de las doce del medio día en pleno mes de junio. Las navajas relucen en las noches con luna llena. Los ajustes de cuentas y las facturas sin pagar se sacan de los cajones donde estuvieron durmiendo hasta el momento oportuno. La inacción es la nota distintiva de esos meses, que pueden ser años. Las jubilaciones deberían ser automáticas. Llegada la fecha, se cierra el libro. Pero las incertidumbres están produciendo pesadas cargas, ansiedades innecesarias, bullas inexplicables, abandonos de responsabilidades, y casos de teatrillo pueblerino entre aficionados, miembros de una peña de verdaderos individuos apuntados a asuntos de improvisación, porque otros han olvidado ya su papel. Situaciones de pena y lástima que los fieles observan en el silencio respetuoso, pero que desearían que en la Iglesia hubiera más rapidez en jubilar a quien está más quemado que el palo del churrero. Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
0 comentarios en “Obispos en vísperas de jubilación
  1. Si ser un buen párroco es dificilillo a veces, mucho más ejercer el ministerio episcopal, y qué decir del sucesor de Pedro…

    En todo hay aciertos y desaciertos.

    Pero si de intolerantes vamos, aquí está el testimonio de un reciente manifiesto, firmado por 500 sacerdotes ingleses (si, quinientos) en el que piden mantener integra la doctrina y la pastoral de la Iglesia en los temas de matrimonio, sexualidad y homosexualidad.

    También ellos son intolerantes como el Cardenal Burke, porque conocemos, apreciamos y valoramos el tesoro que la Iglesia ha recibido.

    Y que conste que en nuestro trabajo pastoral somos , o tratamos de ser, miserircordiosos, acogedores y comprensivos, como deben serlo todos los discípulos del Señor, así que los lobos a caperucita, y las ovejas a sus rediles.

    http://blogs.spectator.co.uk/coffeehouse/2015/03/cardinal-nichols-attempts-to-silence-faithful-priests-this-will-backfire/

    Vale la pena leer el manifiesto. Los sacerdotes ingleses conocen muy bien las maniobras que utiliza el lobby gay y el impacto destructor que ha tenido su asalto a la Iglesia anglicana.

    Señor Rascayú, nos quedamos con el Cardenal Burke, porque con él nos quedamos en la Iglesia Católica.

  2. Hay un problema, pero yo me pregunto si las Visitas «ad limina» no seria el caso para arreglar esto -dimisiones y nombramientos.

    Y me pregunto también, si es una buena medida de gobierno destituir a personas que están en la plenitud de sus fuerzas, que son sumamente competentes, que hacen muy bien su trabajo y se muestran dispuestos a seguir haciéndolo.

    ¿Verdad que no? Bueno, pues este es el buen ejemplo que nos ha dado el Papa Bergoglio con la destitución del Cardenal Burke.

  3. Creo que habla sabiendo lo que dice usted,don Tomás. Seres humanos al fin y al cabo pero el gobierno de la Iglesia debe ser siempre lo más firme y pacífico posible. El Vaticano ha de regular con claridad el tema de dejar el palio.
    Un abrazo,don Tomás.

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