Ni “juanpablista”, ni “benedicsista’

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Todos los lectores de este Blog conocen mi apoyo público a la JMJ. Uno de de ustedes ha enviado a la dirección de correo electrónico de esta página una misiva sugiriendo que defina más, claramente, lo que hace unos días, aquí mismo, describía cómo la extrema izquierda eclesial y la extrema derecha eclesial está vomitando contra la celebración en Madrid de la Jornada Mundial de la Juventud.

A la extrema izquierda eclesial le repatea el “gasto y el lujo” de estas fechas. A la extrema derecha eclesial le disgusta que este acontecimiento lo creara el Beato Juan Pablo II, a quien lo tienen atravesado en el gaznate incomprensiblemente.

A mí me gusta ver el sufrimiento de los dos extremos términos eclesiales ante la JMJ, porque nunca he militado en ningún ismo, y esto me ha dado una gran libertad y alegría de espíritu cristiana con la pienso llegar al final de mi vida.

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Desde niño fui educado en el amor a Dios sobre todas las cosas, en el respeto a la Iglesia y sus ministros, en la creencia firme en el Credo, en la práctica sacramental y de la Moral Católica, y en el seguimiento de la persona del Maestro Jesús, Camino, Verdad y Vida para alcanzar la eterna bienaventuranza.

Siempre, me aconsejaron huir de los extremismos. Nunca he sido “juanveintresista”, ni “pablista”, ni “juanpablista” I, ni II , ni “benedicsista”. Esto en lo referente a los Papas que he conocido. En lo relativo a los obispos diocesanos nunca he sido “isto o ista” de nadie. Siempre he respetado al Papa del momento y al obispo del lugar, para mí son los sucesores de Pedro y de los apóstoles. Se llamen como sean y hagan lo que hagan.

Con San Ignacio de Antioquía aprendí que siempre debo estar en comunión con el obispo y el Papa, porque de lo contrario, “estaría dando culto al diablo”. Con San Agustín conocí que “Roma locuta, causa finita”. Podría alargar las citas, pero no deseo cansar. Por lo tanto, soy de Cristo y su Iglesia, que siempre ha sido esquema de equilibrio entre cualquier extremo.

Con San Pablo, no soy ni de Apolo, ni de Cefas, sino de Cristo y su Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, quien sitúa a las personas, Papas u obispos, para dirigir la nave universal o la Iglesia particular.

Ahora bien, a la hora de defender a la Iglesia Católica del momento lo hago con la claridad y la caridad que aprendí leyendo a San Francisco de Sales, patrón de los periodistas y padre de la dulzura y la contundencia en la escritura publicada.

Por lo tanto, cuando llega un acontecimiento como la JMJ me siento con la plena libertad de señalar a los dos extremos eclesiales, la izquierda y la derecha, como unos seres humanos llenos de fobias impropias del cristianismo, que les hace vivir una amargura psicológica que los cristianos de a pie notan en ellos, aunque tengan su claque que les aplaude y les vitorea.

Una diferencia sí encuentro entre la extrema izquierda eclesial y la extrema derecha eclesial: la primera es valiente y maneja bien la propaganda. La segunda es cobarde e infantil esperando que otros les hagan el trabajo.

Espero que mi comunicante haya quedado satisfecho. Animo a todos los lectores a que perdonen a los dos ladrones extremos colocados a ambos lados de la Cruz de Cristo, lo mismo que Él hizo, y yo hago antes de firmar este artículo.

Tomás de la Torre Lendínez

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Lean, si les apetece:

Demos un ejemplo de civismo al mundo

Blog del padre Tomás

http://tomas-de.blogspot.com/2011/08/demos-un-ejemplo-de-civismo-al-mundo.html

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