Nepotismo y «dedazo» en la Iglesia de hoy

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Largos siglos engendraron en el interior de la Iglesia Católica dos fenómenos que nunca han desaparecido del todo, aunque en ciertos momentos como el río Guadiana hayan casi desaparecido bajo tierra, para luego volver a salir a la luz del sol que más calienta. El primero de esos asuntos es el nepotismo, consistente en que los familiares de cardenales, obispos y clérigos nacían colocados a dedo en lugares de postín con poder y gloria, con fulgores relucientes y bolsas de monedas apetitosas. El segundo, era la acumulación de cargos eclesiásticos en una sola mano de un cardenal, obispo y clérigo, quienes no acudían a los lugares de sus muchos cargos, carguillos y carguetes nunca, nada más que para poner el cazo y sumar las rentas correspondientes suministradas con los diezmos generados por el cargo que nunca ejercieron de modo real y personal. La recogida de esas abundantes monedas las hacían administradores enviados con plenos poderes. Tales situaciones irregulares, injustas, escandalosas y antievagélicas, fueron cortadas de raíz, o eso pretendieron los obispos reunidos en el Concilio de Trento, de donde salió legislado un entramado de normas prohibiendo el nepotismo y la yuxtaposición de cargos en la misma persona. ¿Se curaron ambas enfermedades dentro de la Iglesia Católica? No del todo. Algo sí. Con menos descaro, con trampillas fariseas, con subterfugios de aplicaciones suaves de las normas tridentinas, se hicieron menos llamativos los malos ejemplos de nepotismo y de suma de cargos eclesiásticos en las mismas manos muertas, pero vivas para trincar las rentas de las prebendas correspondientes. De esa forma se llegó a las puertas del Vaticano II, donde con el Código de Derecho Canónico de 1917, y el actual de 1983, medio se cumplía el ideal de la desaparición nepotista y la acumulativa. Sin embargo, los laicos que hoy están en misiones eclesiales dentro de las curias diocesanas, dentro de los entramados parroquiales remunerados, dentro de las estructuras oficinescas de los episcopados nacionales, se da mucho el «dedazo» sobre personas amigas, familiares, conocidas y clientelares, de un «padrino» que ha recreado aquellos dedazos del nepotismo y de la acción conjunta de cargos. Quien desee conocer esta realidad histórica de ayer y de hoy, encarnada en una persona real y viva, solamente debe hacer clic sobre el enlace correspondiente y sacar sus propias conclusiones: http://www.periodistadigital.com/religion/vida-religiosa/2015/03/16/isidro-catela-director-genente-de-la-fundacion-v-centenario-de-santa-teresa.shtml Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios
0 comentarios en “Nepotismo y «dedazo» en la Iglesia de hoy
  1. Yo lo he interpretado como una especie de compensación o premio de consolación por los servicios prestados. Por lo que he visto, a los obispos les cuesta confiar en alguien. Pero cuando ese alguien logra esa confianza, es difícil de arrancar. A veces, incluso, terminan por tener casi carta blanca, se les controla poco, o nada, y vienen los problemas. Yo pensaba que éste era el caso de Isidro Catela y que por eso le han compensado de alguna manera después de despedirle de la oficina de comunicación de la CEE.

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