«Ahora bien, España lo que necesita como el porcentaje de abstenciones demuestra es un partido que, frente a progres de derechas e izquierdas, restaure los principios de justicia social y bien común. Pero esto el sistema no lo permitirá.» Así termina su artículo publicado hoy en ABC, mi amigo y maestro Juan Manuel de Prada, bajo el título: Majadas y rediles. Conociendo al autor, interpreto que se refiere a la necesidad de crear un gran partido católico en España, o una agrupación electoral compuesta por gentes buscadoras de la justicia social y el bien común, cuyo faro sea la Doctrina Social de la Iglesia. Conociendo al autor, él es consciente que el sistema no permitirá esto, ni tampoco la propia Iglesia Católica, ni sus obispos y demás ministros, quienes sestean bajo la sombra del árbol del postconcilio vaticano que mandó a los partidos católicos al desván histórico, y llamó a los católicos a que se metieran en partidos y sindicatos como uno más para que la penuria intelectual y el color del vil metal los encandilara como los salvajes quedaban atontados ante los espejitos de los exploradores de la selva virgen africana. En otro sitio, donde los partidos católicos están proscritos es en el magisterio de los papas de los últimos años, desde que la democracia cristiana italiana, por ejemplo, hiciera aguas en el pantano de la corrupción tras los primeros años posteriores a la II Guerra Mundial. Pues si, ni obispos, curas, papas, están por la labor de encauzar el voto católico de alguna forma coherente para los tiempos de zozobra actual, ¿qué solución habría en este cruce peligroso de la historia en España y Europa?. No queda más solución que esperar que maduren los frutos para recogerlos del árbol, porque comer un fruto verde supone cólicos diárreicos por el trasero y para las mentes insomnios larguísimos. Refugiarse en la abstención es, lo dije el sábado pasado, es para cobardones, comodones e indecidos. ¿Sirven los medios de comunicación en manos de la Iglesia en España para levantar un voto católico responsable, y una educación cívica en los valores de la Doctrina Social de la Iglesia?. Con total claridad: NO, y perdón por dar el grito con mayúsculas. La conclusión puede ser desoladora para los amigos lectores: Si los pastores no levantan a las ovejas del rebaño de Cristo hacia un voto responsablemente católico; si los propios medios tampoco valen para esa gran misión educativa: ¿Qué nos queda? Invocar al Espíritu Santo, ahora que estamos en la Pascua de Pentecostés, para que nos marque el camino por donde salir de esta maraña de indolencias, perezas, vacíos y estulticias, para que las ovejas del rebaño eclesial salgan de la abstención, y el Espiritu suscite vocaciones laicales católicas capaces de arrastrar al voto católico hacia la recuperación de los grandes valores de la Tradición Española donde estamos situados muchos más de los que nos creemos. Necesitamos comenzar, ¿dónde y cuando quedamos? Tomás de la Torre Lendínez
Necesitamos comenzar: ¿dónde y cuando quedamos?
| 25 mayo, 2015
Estoy deseando ver ese «partido cristiano» y esperar lo que tardan en tirarse los trastos unos a otros.
Aún recuerdo en las primeras eleccionas (y es que yo ya tengo mis años) como los dmocristianos de Gil Robles hijo y los otros se ponían verdes los unos a los otros para decidir cual de los dos representaba al verdadero espíritu cristiano en la política.
No se comieron ni un colín,. Sacaron menos votos que Gundisalvo en Colliguilla.
Dense cuenta de una vez. En «estepais» el franquismo ha hecho más daño a la Iglesia y a la posibilidad de que una opción cristiana gobierne algún día del que reconocerán ustedes nunca y ese daño, hace que nunca podrá gobernar aquí un partido de inspiración cristiana.
A los de VOX, que han sido voceados por activa y por pasiva les han votado su suegra y el perro y aún han tenido más votos de los que yo pensaba.
Desengáñense España no es un país católico (gracias a Dios), es un país laico donde los católicos tenemos mucho trabajo que hacer, convenciendo en lugar de venciendo (y que me perdone Unamuno por un cita tan vil)
Estimado blogero:
Si se hiciera lo que aquí propone (que la Iglesia promoviera un partido político), entonces lo más probable es que hiciera el ridículo más espantoso (señor De la Torre, los cálculos más optimistas dicen que el 10 por ciento de la población, incluido niños y extranjeros sin derecho de voto, va a Misa los domingos. De ellos, ¿cuántos harían caso a la recomendación/mandato imperativo de la Iglesia?) y estaría a merced abierta de los demás partidos, que la atacarían por todas partes. Y la Iglesia no podría quejarse: para eso se ha metido en la arena política. Así que adiós a la Mezquita Catedral de Córdoba, y a la de Burgos, y a la de Compostela, y a la parroquia de su pueblo. Y otras muchas consecuencias negativas: aborto libre, eutanasia, etc.
Lo que hay que hacer es transformar la sociedad, que los valores cristianos impregnen la sociedad. Mientras eso no ocurra, ese supuesto partido no valdría de nada. Y si eso ocurre, no harán falta partidos políticos católicos: cualquier partido defendería los valores cristianos, simplemente por cálculo electoral.
Eso sin entrar a considerar la traición al Magisterio de la Iglesia que supone meter a la Iglesia en política.