Seguramente sería para tapar el fracaso de la película 8 apellidos vascos, en los Goyas del cine español, que solamente ha alcanzado dos estatuillas, el Diario Vasco ha recogido una entrevista al obispo emérito de San Sebastián, monseñor Uriarte, quien se ha lucido como siempre cuando habla del terrorismo etarra. Este obispo se siente a gusto sentado sobre el filo de la navaja barbera que es no condenar nunca a los asesinos de ETA, sino tratarlos con mano de seda, aunque hoy da un pasito hacia la comprensión de los desmanes cometidos por los etarras contra sus victimas. Monseñor Uriarte debería bajarse de su ambiguedad, porque no se le puede poner una vela al dios vasco racista, y otra al diablo etarra sangriento y asesino. Un obispo jubilado hace cinco años debe pensar ya que le queda poco tiempo de lucha en el ring de la vida. Es mejor ponerse en paz con Dios que seguir mareando una perdiz que huele a pólvora quemada por el mundo terrorista etarra. Sobre los asesinos etarras dice que deben «»reconocer y reparar en lo posible el daño y el mal causados con su actividad terrorista, que ha violado muy grave y frecuentemente derechos humanos intangibles». Oiga, monseñor, ¿solamente eso «reconocer» y «reparar» derechos humanos, o el mayor de los derechos que es la vida de personas humanas inocentes servidoras de la sociedad? En su ambivalencia, afirma el obispo: «En su momento y en la manera adecuada, sería justo, razonable y ejemplar que también el Estado deplorara los abusos cometidos contra derechos humanos inviolables en su legítima lucha contra ETA». Oiga, monseñor, ¿qué debe hacer el Estado, ponerle nombres a las calles de los «patriotas» vascos, meterlos en las instituciones democráticas, pagarles indeninzaciones millonarias….? Esto ya lo han hecho y con creces, tanto los socialistas y los populares en el poder. En la entrevista vomitiva vuelve de nuevo monseñor Uriarte a gritar más en favor de ETA así: «No parece razonable, ni bueno para el asentamiento de la paz que se mantengan en vigor aquellas medidas excepcionales» en materia penitenciaria para los presos de ETA cuando hoy es «convicción prácticamente común que el cese definitivo de la violencia de ETA no tiene marcha atrás». Oiga, monseñor, ¿qué pide usted que sus familiares que son abogados de ETA se vayan al paro, cuando no tengan que defender a los asesinos que viven en las cárceles mejor que el director de cada una de ellas? Oiga, monseñor, ¿de los trescientos asesinatos cometidos por los etarras que están sin descubrir a sus autores, por que no les invita a los abogados que presten gratis sus conocimientos para que se aclaren los culpables y cumplan las penas contempladas en la ley?. Para acabar, monseñor, le sugiero algo que usted no ha hecho nunca: ¿No le parecería, que celebrara alguna misa en sufragio del alma de los asesinados por la ETA?. Esto sé que es pedirle mucho, porque entonces tendría que bajarse de su navaja barbera, y eso le cuesta mucho trabajo: peder su ambiguedad. Tomás de la Torre Lendínez
Monseñor Uriarte en la navaja barbera

| 08 febrero, 2015
¡Bravo, Mosén Tomás!
Cuánto daño han hecho a la Iglesia tanto monseñor Uriarte como monseñor Setien.
Incluso, Monseñor Blázquez, tras un tiempo, empezó a habñar de equipara a víctimas y asesinos.
Inaudito.
Una cosa es el perdón, que nos lo manda Cristo. Para eso, si embargo, exige el arrepentimiento del ofensor y la voluntad de no volver a incurrir en esa conducta por la que pide el perdón.
No se ha producido esto, salvo en contadísimas ocasiones, por los terroristas. Jamás por los obispos y sacerdotes que los han «entendido» «justificado» o «qpoyado», facilitándoles la infraestructura de la Iglesia Católica en Vascongadas para huir de la Justicia, como fue el caso de un Arcipreste de Irún, al que yo califiqué, parodiando al autor del Libro de Buen Amor, como Arcipreste de ETA.
Gracias por mantener esa postura digna de un capellán palmari.
¿Debemos respeto y consideración y obediencia a nuestros pastores? ¿Qué pasa cuando hay pastores como estos? Y si dejamos el terrorismo, y contemplamos otras actuaciones, ¿qué me dice usted cuando nuestros pastores son acreedores de que las ovejas escapen del redil? ¿Acaso no son estos pastores los que hacen que vivamos la esquizofrenia de querer seguir a Cristo pero no en esta iglesia? ¿Son conscientes los pastores de cuantas ovejas buscan a su dueño lejos de sus pastores? Soy de Jaén. Y aquí en Jaén experimento una iglesia que habla del amor, pero no vive el amor.
Perdone que no exprese lo que me parece este señor,don Tomás. Lo hago en deferencia a usted pero,tanto él como Setién se definen por dos palabras que comienzan por h y por p.
Un abrazo.