Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 29
Llevamos años jugando con el lenguaje de una manera torticera, buscando archivar en el terrado mental como trastos viejos palabras sagradas como: padre, madre, hijos, médicos, enfermos, maestros, alumnos…Tal operación de aniquilación está en las manos de ciertos sectores políticos ansiosos de anular la cultura judeo-cristiana, recibida desde Grecia y Roma, gracias a la evangelización que la Iglesia naciente realizó en la cuenca del Mediterráneo.
Las traducciones de estos términos lingüísticos son erráticas y ridículas: Padre y madre, se cambia por progenitor A, o progenitor B; guardador 1 o guardador 2. Los hijos se transmutan en: descendencia o criaturas. Lo médicos ahora son: solucionadores de la salud, trabajadores sanitarios. Los enfermos son: usuarios de la sanidad, ocupantes de la cama 1 de la habitación X. Los maestros son: obreros de la docencia, titulares de la tiza. Los alumnos son llamados: asistentes a las aulas y matriculados en la asignatura…
Para los católicos actuales estos cambiazos en el lenguaje nacen en la ideología de género, que por desgracia, es una de las invasiones peores que estamos sufriendo y soportando, ya que estos malabarismos de la lengua están metiéndose en la legislación social de una manera sutil y efectiva produciendo la llamada dictadura del pensamiento único y de los políticamente correcto. Quien ose salirse del marco es reo de destierro producido por la policía del lenguaje.
El divino maestro Jesús de Nazaret siempre llamó a los padres como tal, a los hijos igual, a los médicos y a los enfermos lo mismo, a los maestros y los alumnos de la misma forma, y la Iglesia Católica tomó de las fuentes evangélicas su manera de hablar que pasó a la cultura occidental cristiana existente en toda Europa. Más tarde, en la acción misionera en el continente americano, los colonizadores trasladaron las costumbres y las palabras esenciales a los rincones conquistados, asumidos rápidamente por los nuevos pueblos, que formaron parte del imperio español, donde no se ponía el sol nunca, cuando Magallanes demostró que la tierra era redonda al acometer la primera vuelta al mundo en barco, que consumó Juan Sebastián Elcano.
La anulación de las palabras tradicionales está suponiendo una guerra sorda que hasta el momento estamos perdiendo los católicos españoles, ya que ninguno de los legisladores cristianos se opone de modo declarado, con razones convincentes, a tales desmanes criados en mentes de una ideología completamente nociva para el sentido común y para las raíces de la cultura católica apoyada en la antigua sapiencia nacida en el pueblo judío, griego y romano.
Un miembro de la Real Academia de la Lengua se ha opuesto, en varios momentos, mediante las redes sociales a tales atropellos lingüísticos, siendo apaleado en público por la policía de las palabras políticamente correctas, que son sutiles y activos para arrinconar a una sola persona al destierro y ponerlo entre la espada y la pared, sin el reglamento de la esgrima, del que tanto conoce el escritor Arturo Pérez-Reverte.
Como en la parábola evangélica del padre que tenía dos hijos, y el menor le pidió la parte de la herencia, que le correspondía, quien se marchó y se la fundió con comidas, bebidas y demás inmoralidades, y al quedarse sin un céntimo, se puso a guardar gorrinos, comiéndose las algarrobas de los mismos. Arrepentido de sus malos pasos, acudió a su padre, quien le perdonó todo, y le organizó una fiesta por su vuelta. Esta misma conversión esperamos muchos que se produzca en los protagonistas de la manipulación de la lengua. En esa esperanza vivimos.
——————————————————————————-
Invito a leer gratis:
Ensayo sobre la España actual
Enlace: