«Los liberales de Cádiz hemos vuelto para gobernar España», dixit Alberto Rivera.
Aunque este señor sea un catalán con raíces andaluzas no conoce de Cádiz y sus Cortes y su Constitución ni por el forro. Aquellos liberales lo eran de veras, de cuna, de cultura e hijos de la Ilustración.
Los seguidores del riverismo no saben quienes son. Hasta hoy eran socialdemócratas y laicistas. Ahora liberales y aconfesionales. Pero es que donde apoyan a tal o cual partido lo hacen sin saber lo que desean hoy o mañana para comer.
Vamos a ver, si ahora que son liberales se mojan en los gobiernos que apoyan con votos, pero no sin meterse en el agua y demostrar que saben nadar con aguas de todo tipo: calmadas, enfurecidas, bravas, tumultuosas. De lo contrario seguirán siendo malos imitadores de aquel llamado emperador del Paralelo, Alejandro Lerroux.
La Constitución de Cádiz empieza nombrando a Dios. En la Constitución del 78 ni se le nombra, y Ciudadanos en su programa (el nuevo y el antiguo), otro tanto.
Además, en su nuevo programa piden una Ley sobre la Gestación Subrogada, otra Ley sobre Identidad de Género, otra norma sobre Muerte Digna, y no nombran la Ley actual del Aborto, por lo que parece que están contentos con ella. Los liberales de Cádiz ni por casualidad habrían perpetrado semejantes dislates.