La transmisión de la fe en la familia

|

Una noche más dejo mi opinión sobre el tema del chat, donde estará Bruno Moreno. La familia es el núcleo básico de la sociedad. Desde la Sagrada Familia de Nazaret, todas las familias han deseado parecerse a José, María y Jesús.

En la Iglesia primitiva el concepto de familia se adapta a las circunstancias cambiantes de la cultura griega y romana. La conversión de los pueblos bárbaros tendrá siempre como modelo a la familia de Nazaret. En la Edad Media, la familia llega a conseguir una constitución más canónica y legal, que recoge el antiguo derecho romano y lo introduce en el nuevo derecho canónico eclesial. Con la llegada del concilio tridentino la legislación sobre el matrimonio y la familia es normalizada sobre unos cánones esenciales: la unidad, la unicidad, la fidelidad, y la procreación de hijos.

La transmisión de la fe en este concepto de familia cristiana y canónica es fundamental. En el núcleo familiar se forjarán los grandes valores evangélicos y se transmitirá la fe con el primer catecismo nacido del Concilio de Trento. La familia irá a la impartición de doctrina en los domingos por la tarde. La obligación de impartir esa catequesis correspondía al párroco según el concilio tridentino.

<

Con la Revolución francesa el concepto de familia cristiana transmisora de la fe cristiana comienza a partirse en trozos. El divorcio, la lenta implantación del aborto en las legislaciones, la progresiva introducción de unos discutidos conceptos de familia y matrimonio, nos llevarán hasta nuestros días, en los que la familia nuclear tiene su asiento casi absoluto.

El nivel de la natalidad baja. Las adopciones aumentan. El matrimonio perderá su concepción tradicional: padre, madre e hijos. El núcleo de transmisión de la fe queda muy reducido. Los padres cristianos que hoy transmiten la fe cristiana son relativamente pocos. Lo hacen con ‘vistas a la recepción del sacramento de la Primera Comunión’, que se convierte en una fiesta de regalos y nada más.

Con todo existen unas experiencias, en parroquias y comunidades cristianas, en las que la familia es la primera catequista de sus propios hijos, produciendose compromisos muy serios de familias capaces de marcharse a tierras de misión.

Claramente la familia cristiana sigue siendo el mejor lugar donde se pueda transmitir la fe cristiana. Los padres son insustituibles en esta obligación. Y así debe seguir.

Tomás de la Torre Lendínez

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *