La historia de la sacristanería andante ha dado personajes locales recogidos en coplas, leyendas, reportajes, documentales, películas, novelas…ahora entran en Internet con una «teología» de gramática parda. Es el primer sacristán «teólogo» que conozco. Faltaba en mi colección privada.
Es el sacristán del pueblo de Onda, en la provincia de Castellón, quien para defender a la absurda conducta de su párroco, ataca al obispo afirmando que debe irse de la sede episcopal por bendecir aeropuertos sin aviones.
La razón «teológica y canónica» del sacristán para barrer a un obispo de su diócesis es de una gran talla intelectual y propia para estar como consejero «teológico» de la corte pontificia futura.
El «teólogo» sacristán ha evacuado sus cavilaciones «teológicas» al diario Levante, donde le han dado un minuto de gloria para que soltara la soplapollez más grande que hubiera pensado un sacristán de infantería.
Siempre me quedo, en el campo de la sacristanería, con el que conocí en mi niñez: hombre de tradición familiar de sacristanes, en cuarta generación, quien tenía el oficio aprendido desde el vientre materno. La educación y el respeto a la Iglesia y sus ministros era su lema. Y máxime al obispo de la diócesis, que bendijo una estación de autobuses sin ningún autobús. Llegaron después.
Tomás de la Torre Lendínez
La Iglesia Católica es una barca que hace agua por todas partes. Tras dos pontificados en que se atisbaban luces anunciadoras del final del invierno postconciliar, la realidad es que hoy día están las cosas peor que en la peor época de Pablo VI. Solamente en el «non prevalerunt» cabe fundar la esperanza, y en la oración para que se acabe el tiempo de prueba.
Es que se confunde la caridad, pero un poco de culpa también tiene la iglesia, exagerando la caridad, se llama caridad a todo. Pero yo me pregunto si yo veo a una persona querida mía comiendo bollos de chocolate a dos carrillos y con 20 de tensión ¿cuál es la caridad? D. Tomás la iglesia ha tomado el camino de decir pobre hombre que siga comiento, que no se disguste voy corriendo a la panadería a comprarle un par de bollos más, porque eso es lo cristiano y lo caritativo.
Este osado sacristán es una imagen de la dramática situación que vive la Iglesia Católica Romana. Ésta ha dejado de ser el faro de la verdad y en su interior luchan banderías más fundadas en opciones humanas que en la Revelación. Urge restaurar la Iglesia Católica Romana afirmando sin ambages la Fe frente a un mundo descreído y uno fieles que se sienten como ovejas sin pastor. Dicen que con Bergoglio la Iglesia vive una primavera, yo sólo creo que está sumida en el lío y en un durísimo invierno .