Cuando veo y hablo con los padres de un alumno deduzco cómo será el hijo. Cuando me presentan a un cura observo cómo es el obispo a cuya diócesis pertenece. Cuando acudo a una comunidad contemplativa, la madre abadesa es el reflejo de sus hijas.
Cuando he leído el comunicado de las superiora general de las Hermanas de la Misericordia de las Américas me he quedado mudo, pensativo y he terminado rezando por esta congregación, en la cual una de las religiosas ha sido sancionada por la Congregación de la Doctrina de la Fe.
Esta religiosa, con más de cincuenta años de profesora en una universidad americana, ha publicado un libro con unos pensamientos totalmente en contra de la moral católica enseñada y mantenida por la Iglesia desde siempre.
La nota firmada por la superiora general no tiene desperdicio. Encuentro los siguientes puntos:
4.- A lo largo del escrito de la superiora general no aparece nunca las palabras: Dios, Cristo, Iglesia Católica, Magisterio de la Iglesia…….Habla nada más de su hija desobediente como si la congregación fuera un club de fans de las criadoras de la berenjena yanqui que está muy buena en la mala cocina norteamericana.
Por eso, la fotografía que está más arriba presenta a un grupo de aburridas “solteronas” vestidas sin ningún distintivo religioso. Esto no atrae a nuevas vocaciones y sospecho que cuando éstas vayan desfilando hacia el cementerio la congregación se pierda para siempre por la tragona más cercana de cualquier calle con número, como ocurre en las ciudades de América del Norte.
Si la superiora general tiene el nivel que presenta en su papelucho, la congregación está para ser dinamitada por las personas que la componen. Esto es lo han hecho ya.
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Tomás de la Torre Lendínez